Domingo de Entrenamiento Largo
Domingo de Entrenamiento Largo
Domingo 10 de noviembre del 2019, tenía previsto
realizar un Largo, como le decimos los corredores, es un entrenamiento de
muchos kilómetros, este fin de semana no había ninguna carrera, así que me
levanté a eso de las 6 de la mañana, equipé mi cinturón de hidratación, con
papelón y sal, 1 pote de agua, mi celular con sus audífonos, mi cédula de
identidad, las llaves y mis tarjetas de débitos, me despedí de mi esposa: Zaida
Elizabeth Angulo, le dije que nos veríamos al medio día, me echó sus
bendiciones, al salir de mi casa a eso de las 7 de la mañana, bajé por el
Callejón Lugo, al salir a la avenida San Martín, vi al Cerro El Ávila, con
todos su picos despejados, cómo tenía previsto realizar un entrenamiento largo,
comencé a trotar por toda la avenida San Martin, hasta que llegué a la Plaza
O'Leary, por aquí vi a un grupo de ciclistas, que se reúnen todos los domingos
en esta plaza, para realizar sus rutas, tomé la ciclo vía del centro de
Caracas, pasé por el CNE, la Plaza Diego Ibarra, hasta que llegué a la Hoyada,
cómo los domingos cierran la avenida Bolívar, la vía que viene del este de
Caracas, así que aproveché que la avenida estaba disponible para los
corredores, la corrí por todo los largo y ancho de esta avenida, pasé por El
Parque Carabobo, por el Museo de los Niños, Parque Central, giré a mano
izquierda para subir hasta la estación del metro de Bellas Arte, subí por la
avenida, le pasé por un lado al Banco Provincial, crucé la avenida Andrés
Bello, por debajo del elevado, tomé la isla central de la caminerias, vi al
Hospital de Niño, la Electricidad de Caracas, aquí me dirigí a un cajero de mi
banco, a ver si había efectivo, lamentándolo mucho no tenía dinero el cajero.
Pasé por la Comandancia de la Armada, cómo siempre sus
soldados montando guardias, llegué al edificio de Hospital de Clínica Caracas,
crucé la avenida para ir en busca de San Bernardino, pasé por las clínicas de
ese sector, hasta que llegué, al pequeño bulevar de San Bernardino, pasé justo
a un lado del Hotel El Ávila, para subir a la última calle de San Bernardino,
donde está la entrada del Parque Waraira Repano, al comenzar a subir tengo por
costumbre persignarme tres veces, en el famoso kilómetro 0, tomé el tiempo las
7:32 a.m. comencé a subir a un trote suave, por la carretera, a los personas
que me encontraba las saludaba con mis buenos días, fui subiendo escuchando
música, ya por aquí venían descendiendo personas, qué suben hasta el corta
fuego, en lo plano aprovechaba para correr en punta de pies, pasé por un lado
del primer mirador, por aquí alcancé a un grupo numeroso de excursionistas, vi
que en ese grupo iba una amiga corredora de montaña, cuando los pasé, los
saludé a todos con mis buenos días, saludé a mi amiga corredora, con un gran
abrazo y un besos, ya teníamos tiempo sin vernos, me preguntó que cuantos
kilómetros iba hacer hoy, me dijo: que seguro tus 42 kilómetros, me reí, le
dije: vamos a ver amiga, me despedí del grupo, seguí subiendo por la carretera,
qué está bien identificado en el piso la cantidad de metros que se va
recorriendo, cómo uno se la conoce casi de memoria en el kilómetro 1200, se
llega a la intersección del Corta Fuego, con la subida a la Cruz del Ávila, al
llegar a la intersección, tomé la carretera que me lleva directamente a la Cruz
del Ávila, fui ascendiendo por la carretera, agilizando mis pasos en las
subidas, le pasé por un lado a la batea del camión accidentado, me detuve un
instante para admirar la hermosa vista de Parque Central, que ya las tenía por
debajo de mí, es un tramo duro de muchas subidas, con algunos planos de
carretera de tierra, una serpiente, curva tras curva, fui subiendo hasta que
llegué a la pica que me llevaría directamente a la Cruz del Ávila, lo único
malo de este caminito, es que lo tiene de baño público, al llegar a la Cruz del
Ávila, saludé a un visitante, que estaba disfrutando de la hermosa vista, lo
saludé conversamos una rato, estaba muy emocionado, por haber llegado a la
cruz, le pregunté que si iba a subir, me dijo: que no, que hasta aquí estaba
bien, lo vi muy cansado y muy sudado, cómo estaba escuchando música con su
teléfono, le dije: que si quería le tomaría una foto, para que se la llevara de
recuerdo, se emocionó mucho, programó el teléfono para que tomará las foto en:
Modo Ráfaga, me dijo: que iba a ser una parada de mano, para que le tomara las
fotos, él hizo varios intentos de Parada de mano en un Banco, de las fotos qué
le tomé, quedó una muy buena, porque sale parado de mano en el banco, al fondo
la Cruz del Ávila y la ciudad de Caracas, imagínense la alegría del joven,
cuando se vio en la foto, me agradeció con un choque de puño, me dijo: que es
la mejor foto que le han realizado, me reí, me despedí del joven, se quedó
disfrutando de su cumbre, Porque cada Quién tiene su Cumbre, tomé nuevamente la
carretera de tierra, para seguir el camino, por aquí me encontré a una familia
completa, paseando sus perros, ya venían de bajada, al llegar al cruce del
Teleférico, vi que estaba funcionando, pero sin pasajeros a esa hora, por aquí
pasé a un excursionistas que también iba al Pico el Ávila, cuando alcé mi mirada
veo que estaba mi buen amigo: el Guarda Parque: Miguel Zerpa, enchaquetado con
su uniforme, lo saludé: Mi amigo Miguel Zerpa, usted como que tiene frío, me
dijo: que no, pero al saludarlo con un apretón de mano, las tenía como de
Nevera, muy fría, me comentó: que ya estaba bajando la temperatura, pero no
tanta a comparación la del año pasado, hablamos un buen rato de la situación
del país, le comenté del problema que hubo en el Parque Miranda, en el día de
ayer 09 de noviembre del 2019, me explicó: que el escuchó el problema por su
radio, cómo los bomberos solicitaban apoyo para trasladar a los heridos,
mientras estábamos conversando, vi que venía bajando un amigo–corredor, lo
saludé, conversamos un rato, hablando de los costoso de la carreras: Una de ella
la de Santa Teresa, me dijo: que el habló con los organizadores; que le cobre
por separado, los que quieran escuchar el concierto, él amigo me preguntó que
si no había visto a: Noris, le dije que no que tenía tiempo sin verla en el
cerro, se despidió de nosotros, mientras tanto yo hice lo mismo, me despedí del
Guarda Parque, le informé que iba a subir al Teleférico, que bajaría por los
Venados, que nos veríamos más tarde, subí hasta el puesto de Guarda Parque de
Papelón, derechito al chorro de agua, donde tomé agua, equipé mi único pote de
agua, siempre subo los tres potecitos, pero como cuando corro, se me están
cayendo, subí uno sólo, así que tuve que administrar muy bien el agua, pero
casi no tomo mucha agua cuando corro, ahora me tocaría enfrenta La Pica
conocida por todos los corredores cómo: LA PARED, está vez estaba muy limpia de
escombros, por lo menos estaba seca, así que la fui subiendo en un trote suave
en punta de pies, como nos las conocemos de memoria, cuando cambia el tipo de
cemento en la carretera, es un indicativo que se está llegando a la carretera
de tierra, para pasar por las instalaciones de la Antenas de Mecedores, luego
se toma la carretera de cemento, tengo cómo preferencia tomarla del lado
derecho, porque son de un cuadrado de 50X50 centímetros, le dejaron un murito a
todos los cuadrado de cementos, que me sirven de apoyo, logré llegar a la
Antena Principal, por aquí pasé nuevamente al excursionistas, lo animé a que se
viniera conmigo trotando, me dijo; que le diera, que él llevaba su paso, le
sugerí que aprovechara los planos y las bajadas, así que entré al bosque, para
pasar el primer chinchorro de la pica, una bajada de una alfombra de hojas
secas, para luego correr un plano, hasta que se comienza a ascender por la
larga pica, en zigzags, en solitario, fui ascendiendo hasta que llegué a los
pequeños monolitos, a un paso acelerado fui ascendiendo, la pica te va diciendo
por donde vas, al cambiar el tipo de vegetación, ya el camino se torna más
suave, hasta que se llega al segundo chichorro, un plano lleno de una alfombra
de hojas secas, pero hay que estar muy pendiente y concentrado en él camino,
porque siempre hay una raíz, que lo sorprende a uno, ahora me tocaría una
bajada, para afrontar un plano de la pica, por aquí hay un árbol caído, que
siempre lo salto, para luego enfrentar una fuerte subida, cada vez que paso por
aquí me acuerdo de mi amigo: La Iguana, que en una carrera nocturna, no llevó
linterna, pidiendo ayuda al que pasara, ese día lo ayudé alumbrándole el
camino, luego terminé de subir esta fuerte pica, por aquí me encontré a otro
corredor, que ya venía bajando lo saludé, al llegar al pequeño Mirador del Pico
El Ávila, ya la ciudad de Caracas no se veía, estaba bajando la neblina del
pico Occidental, me comí un poco de sal, entré nuevamente al bosque, para subir
por el angosto camino, grande árboles se va uno encontrando en la pica, luego
voy pasando justo al lado de los árboles, con mucha cautela, porque las hojas y
el camino estaba cómo siempre muy húmedo, cuando alcé mi vista vi a un señor
mayor, cómo quien dice: Mayor que yo, cómo unos 70 años, lo logré alcanzar
llegando a las caminerias del Teleférico, muy amable me cedió el paso, pero le
dije: que no, que él era quien tendría el privilegio de llegar primero a la cumbre
del Pico EL Ávila, le dije que siguiera, caminamos los últimos 10 metros del
camino plano, para luego subir unos pequeños escalones, para llegar al Hotel
Humboldt, lo felicité por su cumbre, cuando salimos a las caminerias del
Teleférico, nos encontramos con una vista hermosa hacia la Guaira, un mar
sereno, de un azul claro, que se junta con el cielo, no se le veía ni el
principio, ni fin al mar, wow wow wow, dije, valió la pena el esfuerzo de subir
hasta aquí, como leí en un libro “Desarrolle el Líder que está en Usted” de Jon
C. Maxwell, “El Que Le Guste Celeste, Que le Cueste”, pues si me encantó esta
bello regalo que me di hoy, me monté en el otro muro, para ver a la ciudad de
Caracas, que ese instante se despejó, así que fui muy bendecido al tener las
dos hermosas vista desde la camineria del teleférico, me despedí del señor y
del otro corredor, por aquí me comí un trozo de papelón, bajé por las
caminerias del teleférico, apenas estaban llegando los vendedores de los
kioscos, estaban limpiando, equipándose de agua potable, cuando pasé por el
área de los binoculares, tuve que detenerme, porque la vista era muy bella,
pude ver como a tres barcos en alta mar, en ese momento despegó un avión, el
pueblo de Galipán, hermoso, como siempre con sus siembras típicas de la zona,
admiré un rato el Picacho de Galipán, que estaba despejado, intente de llamar a
casa, para avisarle a mi esposa que ya había coronado el Pico El Ávila, pero no
me pude comunicar con ella, en este instante era tempano, no sabía qué hacer, si
seguir a Galipán, para ir a visitar la casa de una amiga, La Señora Ana de la
Montaña, cómo le encantaba que le dijeran, o ir al Picacho, el problema era,
que no tenía la logística suficiente para seguir hasta allá, así que preferí
bajar a los Venados, pasé por las instalaciones del Teleférico de Caracas, vi
que ya estaba llegando los visitantes, bajé en busca de la carretera, para ir a
la Fila del Ávila, me detuve un instante para ver los trabajos de construcción
del nuevo teleférico, que va hacia la Guaira, abrieron un hueco enorme, donde
sembraron muchas columnas, vi muchas con muchas cabillas de un calibre de una
pulgada, ya por aquí estaba los jeep listos, para atender al público, los
saludé con mis buenos días, comencé a bajar trotando por la carretera, por aquí
vi a unas muchachos Galipaneros, los saludé, logré llegar al puesto de Guarda
Parque del Pico EL Ávila, siempre bajo hasta el Mirador, para apreciar a la
ciudad de Caracas, pero ya se volvió a nublar, así que tomé la decisión de
agarrar la Pica de los Pinabetes, me volteé mi gorra, para ver mejor el camino,
a un trote suave, fui descendiendo por la pica, que estaba muy resbaladiza con
mucho monte, que estaba mojado, fui bajando hasta que llegué a intercesión la
Y, por un camino te lleva a la carretera de Galipán y la otra al puesto de
Guarda Parque del Pico el Ávila, ahora vendría la zona más dificultosa de la
pica, porque es una bajada, donde no había donde apoyarse, hay que ir
seleccionado las raíces y escalones, para no caerse, listo prueba superada.
Pasé por donde están los dos grandes árboles, que
nacieron o los sembraron juntos, son muy altos, le calculo unos 30 metros de
altura, cada vez que paso por aquí, me detengo, los abrazo, le agradezco su
protección, ellos nos sirven de paraguas cuando caen las lluvias en la montaña,
seguí descendiendo, por aquí vi a dos señores subiendo, los saludé con mis
buenos días, bajando me encontré un árbol gigante que estaba atravesado en el
camino, se ve que recientemente se cayó, me dio un sentimiento al verlo caído,
aprovechando que estaba en solitario, para cruzar el camino tendría que pasar
por encima de su tronco, me detuve un rato; lo abracé, si lo abracé, hasta lo
besé, me despedí de él árbol, agradeciéndole tantas cosas, desde que era un
niño, he subido por esta pica, le decía: Bueno señor árbol, usted cumplió la
ley de la Vida, Nació, Creció, se Reprodujo, ahora Murió, mil gracias por
cuidar de los Caraqueños, por tu amparo, cuantas veces, me he metido bajo su
sombra cuando llueve, o nos sirve de parasol en la época de sequía, es uno de
los bosque más hermosos del Cerro, por sus árboles milenarios y muy altos,
hasta le canté aquel himno al árbol, que aprendí en mi escuela “La República
del Ecuador”, me despedí del árbol, seguí descendiendo, pasé por el sector de
la Palmas, cómo siempre aplaudo para animarme a mí mismo, y gritó las Palmas,
casi que inmediatamente llegué al viejo y deteriorado tanque de agua, que es un
indicativo que estas llegando a los predio del Centro Recreativo los Venados,
al llegar a la entrada de la Pica conocida por los excursionistas como la Pata
de Gallina, quisiera que por un instante se imaginen cómo es una Pata de
Gallina, tres dedos largos y una corta verdad, es así esta entrada de la pica:
tres caminos principales: uno que sube a la Pica de Los Pinabetes, la otra vía
va hacia Los Venados y la otra vía hacia Zamurera, y la corta es una pica, que
corta el camino, para bajar a los Venados, por aquí aún estaba el letrero de
una flecha, que nos indicaba la ruta del Campeonato Sudamericano 2019, decidí
tomar la carretera que va hacia Zamurera, fui trotando a un paso suave,
subiendo esta carretera, hasta que llegué a la bajada, que siempre la realizó
con mucha cautela, ya que es un patín, de los resbaladiza que es, llegué a la
otra Y, y el viejo tanque de agua, si se toma el camino a mano derecha, te
lleva derechito al Campo Deportivo del Centro Recreacional Los Venados, si se
toma la carretera, nos llevaría a la otra intersección, por aquí me encontré a
otro excursionista, los saludé con mis buenos días, casi que inmediatamente,
después de una curva se llega a la otra intersección, otra Y, si tomas el
camino a mano derecha bajando, vas derechito a Zamurera, si sigues derecho
tomas el camino de un bosque muy hermoso, que me llevaría nuevamente al Puesto
de Guarda Parque de Papelón, son unos cuantos kilómetros, de subidas, bajadas
muchos planos, algunos cruces de piedras, arboles caídos, se pasa justo por la
parte de debajo de las guayas del Teleférico, hay una vista espectacular, que te
obliga a detenerte, para admirar a la Ciudad de Caracas, los Teleféricos
subiendo, a la Cruz del Ávila, se detalla claramente todo lo que subí, seguí él
camino, para luego pasar por el pequeño puente de la quebrada, vi que le estaba
bajando agua, es un chinchorro esta pica, de subidas, para luego tomar lo plano
y algunas bajadas, pasé por otro árbol caído, que tiene muchos años ya, se
comienza a ver en el piso las tuberías de agua, que van hacia el puesto de
Guarda Parque de Papelón, vi un tubo de agua roto, por esta zona siempre hay
pantano, así que pasé con mucha cautela, para no caerme, casi que
inmediatamente salí del bosque, para llegar nuevamente al chorro del Puesto de
Guarda Parque de Papelón, vi una gran cantidad de excursionistas descansando, desayunado,
llegué derechito al chorro, me quité mis lentes y mi gorra, para lavarme la
cara y los brazos, luego saqué mi pote de agua, para llenarlo y tomar agua, ya
que el chorro está muy bajo, así que prefiero llenar mi pote de agua, tomé
bastante, me despedí de los excursionistas, agarré el camino que va para
Chacaíto o Lomas de Cuño, quería bajar por la pica de Lomas del Cuño, que era
la misma ruta del Campeonato Sudamericano 2019, por aquí alcancé a otros
corredor, lo pasé lo saludé, seguí por el hermoso camino, un bosque muy bello,
llegué a la otra intersección la otra Y, si se toma el camino que baja, se va
hacia el Puesto de Guarda Parque de Lomas del Cuño, las antenas, si se sigue
derecho, la pica te lleva al Puesto de Guarda Parque de Chacaíto, así que giré
a mano derecha, para comenzar a descender por el camino, rodeados por muchas
matas de Café, a esta pica la llamamos: LOS CAFETOS, otro chinchorro, bajadas y
una subida, para comenzar a descender por un camino en zigzag, curva tras
curva, por aquí vi muchas familias subiendo, una dama que iba bajando, al rato
llegué a una zona plana, donde hay muchos árboles frutales grandes, que lo que
provoca, es subir con una hamaca, guindarla y pasar un domingo diferente en
esta zona, seguí descendiendo por la pica, en zigzag hasta que logré llegar al
puesto de Guarda Parque de Lomas del Cuño, apreciando la hermosa vista hacia
Caracas, con mucha cautela, pero a un paso veloz, fui descendiendo, por aquí
fui pasando a personas que iban subiendo y otros bajando, hasta que salí del
camino de tierra, para bajar la empinada carretera de las antenas, hasta que
llegué al Corta Fuego, ahora me tocaría recorrer, el largo camino hacia San
Bernardino, que creo que son cómo unos 4 kilómetros, aproveché de comerme un
trozo de papelón, luego de recorrer el largo corta fuego, logré llegar al final
de la carretera de tierra, para tomar la carretera de cemento, para bajar a San
Bernardino, por aquí vi que venía subiendo mi gran amigo: Ávila Extremo, lo
saludé un gran abrazo, le informé que ya había subido al pico El Ávila, que
venía ya de bajada, nos despedimos, fui bajando en zigzag por las curvas de la
carretera, a las personas que venía subiendo los saludaba, a un señor mayor le
recomendé, que subiera despacio, que le faltaban 100 metros, es muy bueno el
señalamiento, que colocaron en la carretera, vas detallando lo que te falta
para llegar al famoso Kilómetro 0, al cabo de un rato descendí las grandes
bajadas, para pasar por la parte de debajo de la autopista de la Cota Mil, ya aquí
estaban los vendedores de helados y desayunos, saludé a todos, pasé por la toma
de agua, que estaba cayendo un poco de agua, muchas personas subiendo, a pasear
sus perros, listo llegué nuevamente al Kilómetro 0 prueba superada, volví a
tomar mi tiempo final: 10:45 a.m., salí a la avenida de San Bernardino, bajé
trotando por el pequeño bulevar, para dirigirme hacia la zona de las clínicas
de la zona, por aquí en una casa, un señor tenía una manguera, equipando unos
potes de agua, cómo no tenía agua, le pedí el favor que me regalara una poca,
muy amable me dijo: que si, equipé mi pote de agua, tomé varias veces, sacié mi
sed, le agradecí, seguí bajando por San Bernardino, hasta que llegué
nuevamente, al Hospital de Clínicas Caracas, pasé por un lado de la Comandancia
de la Armada, La electricidad de Caracas, El Hospital de Niños, El Elevado de
la Andrés Bello, el Banco Provincial, La estación del Metro Bellas Artes, volví
a tomar la ciclo vía, para cruzar la avenida Bolívar, que a esa hora, aún
estaba cerrada para los corredores, bajé hasta la estación del Metro de Parque
Central, mientras esperaba el tren, realicé alguno ejercicios de estiramientos,
gracias a Dios, el metro llegó muy rápido, fue un viaje muy ligero, hasta la
estación de metro de Artigas, para luego caminar, hasta el Callejón Lugo,
llegué a mi casa, a las 12 del mediodía, donde me estaba esperando mi esposa:
Zaida Elizabeth Angulo, me di un buen baño, mi esposa me sirvió mi desayuno, a
descansar, ver un rato televisión, así fue mi entrenamiento largo de hoy, unas
3 horas en mi recorrido de un entrenamiento Largo.
Por Hernán José Sira Pérez Hernan Sira #HernaSira #RetosInfo
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