Campamento a La Ciudad Vacacional Los Caracas, Década del año 70

Campamento a La Ciudad Vacacional Los Caracas, Década del año 70




Voy a tratar de recordar una hermosa época: la de mi niñez. En el Bloque 2 de La Silsa en la parroquia 23 de Enero, en la ciudad de Caracas, dónde me crié, la comunidad estaba muy bien organizada, de la  siguiente manera, La Cooperativa Atlántico 70, el Centro de Madre, Los señores mayores en su cancha de bolas criollas, el I.L.C.A. “Instituto Luisa Cáceres Arismendi” en su cancha de voleibol, otros grupo en la cancha de baloncesto.



 El Bloque 2 de la Silsa

Hasta que llegaron las vacaciones escolares de ese año, uno de mis hermanos mayores; Carlos Edén Sira Pérez, junto con otros vecinos formaron un centro excursionista, que lo llamaron: C.E.C.E.  (Centro Excursionista, Comunidad Educativa) con su Lema; “No Hay Juventud Desordenada, Sólo Hay Juventud Mal Orientada”. La Señora: Olga conocida por todos como: Olguita, y un señor que le decíamos, Curraco, otros que no recuerdo sus nombres, ya que para ese entonces, se les llamaba a los dirigentes como; Los Consejeros y Guías.

         Un día mi hermano; Carlos Sira, habló con mi mamá : Rosa Eudocia Pérez Perdigón, para sacarnos el permiso, para ir a un campamento, no recuerdo si había que pagar algo, o cancelar los gastos  de transporte, apenas llega a mi memoria, que mi hermano: Carlos Sira fue quién nos arregló, los morrales y bolsos, junto con mis 7 hermanos y mi mamá: Rosa Pérez, nos organizaron toda la ropa y la comida que llevaríamos, los que iríamos al campamento vacacional, serían los 3 hermanos menores de edad; Hernán José Sira Pérez, Aimara Josefina Sira Pérez, y Marisela Del Valle Sira Pérez.
         Quiero mencionar que la gran mayoría de los habitantes del Bloque 2 y del Bloque 1 de la Silsa, éramos una población de padres y madre, algunos trabajadores y muchas madres de profesión del Hogar, o Ama de casa, ósea de escasos recursos económicos, les comento esto, porque apenas nos dieron algún dinero, mi hermano mayor: Carlos Sira, era quien nos los administraría.
         No recuerdo ni el año, ni el mes que fuimos al campamento vacacional de Los Caracas, sacando cuenta me imagino que fue en el año 1975, por el mes de agosto, que era la época de vacaciones escolares. Así que llegó el día más esperado por todos los vecinos.
Teníamos por costumbre salir a primera hora a las excursiones, para salir a temprano del Bloque 2 de la Silsa, nos levantamos a eso de las 5 de la mañana en la casa, para prepararnos y alistarnos para salir, mi hermano mayor: Carlos Sira y mis dos Hermanas y mi persona, cómo todos nos conocíamos, íbamos de piso en piso, por los pasillos del Bloque 2, llamando a los vecinos que iban al campamento, le tocábamos las puertas y tocábamos un pito, varias veces para que se despertaran, el punto de encuentro seria en el estacionamiento del Bloque 2 de la Silsa, todos nos fuimos agrupando con nuestros bolsos y morrales, con sus respectivas colchonetas, cobijas, hasta almohadas llevamos ese día, ya la logística estaba también lista, Las Carpas, la comida, los utensilios para cocinar, Las ollas y todo lo necesario para el campamento. Ese día tuvimos que esperar que llegara el autobús, y a los que se quedaron dormidos.

Cómo éramos muchos el centro de excursionista, contrató un autobús, que nos llevaría a la Guaira, para trasladarnos hasta La Ciudad  Vacacional Los Caracas, nos montamos todos en el transporte, todos muy emocionados, nos despedimos de nuestros familiares, cuando salimos del Bloque 2 de la Silsa, íbamos todos felices y contentos, cantando la canción de campamento, una de ella era la siguiente:

         A las seis de la mañana,
         Cuando va a salir el sol,
         Levantamos la Bandera y
         Nos vamos de excursión…”

          Recuerdo que fue un viaje muy largo, porque realizamos muchas paradas, para recoger a un grupo del Bloque 1, y a otro grupo.
En mi caso no conocía a la Ciudad Vacacional Los Caracas, para ese entonces sólo conocía al Pueblo de Naiguatá, recuerdo que el comité de Madre, del Bloque 2 de la Silsa, nos llevaron a una excursión, a disfrutar de un día de Playa, en el Balneario de Naiguatá, desde el pueblo de Naiguatá a la Ciudad Vacacional Los Caracas, íbamos por la carretera de la costa, muy contentos, todos los niños, cantando y aplaudiendo, silbando, un gran bochinche, dentro del autobús, le cantábamos canciones a conductor del autobús:

El Señor Conductor, no se ríe, no se ríe, no se ríe,  
Para Ser Conductor de Primera,
Ten cuidado con la acera.
Para ser Conductor de Segunda,
Ten Cuidado con las curvas.
Para hacer Conductor de Tercera,
Acelera, Acelera….

Otro grito que le realizábamos al chófer era la siguiente canción:

“Tenemos Un Chófer,
Que es una Maravilla,
Frena con Los Pies,
Y Maneja con la Barriga…”  

         Cuando llegamos a la Ciudad Vacacional Los Caracas, todos nos bajamos del autobús, justo en la entrada, asombrados por las hermosas instalaciones, veíamos la Playa y el río de Los Caracas, en ese entonces ya estaba embaulado el río, ya existía el puente de concreto.

El director del Centro de Excursionistas el Señor: Curraco, junto con los Consejeros y Guías, coordinaban en la oficina de la administración, para gestionar el permiso necesario, como habían muchos niños, nos permitieron colocar el campamento, justo en la entrada de Los Caracas, en la zona boscosa, en la parte de arriba del cauce del Río, a unos siete metros de altura más o menos.


Todos los niños queríamos bañarnos en el río, bajar y meternos, pero primero había que montar el campamento, recuerdo que comenzamos por limpiar la zona, recogimos las piedras y basura, limpiaron el monte, para montar las 4 carpas, una de ellas la más grande, eran para las Niñas y damas, entre ellas las Guías y Consejeras, la otra mediana seria, para los niños, la otra carpa para los Varones y hombres los Consejeros y Guías, desde ese día comenzó la gran aventura.


Ese día nos permitieron ir al río, bajamos por un caminito, para disfrutar de nuestro primer baño en el río de Los Caracas, llega a mi mente el recuerdo de que entramos todos corriendo y muy felices, para refrescarnos del largo viaje, todos gritábamos y disfrutábamos el baño, recuerdo que estaba explorando por la orilla del río, pesqué o atrapé un pez, que estaba nadando de lado, como si estuviera golpeado, lo dejé ir río abajo, era grande, pasamos una tarde maravillosa en el río, luego subimos al campamento, por un caminito, para comer y arreglarnos para pasar nuestra primera noche en el campamento, también recuerdo que mi hermano tenía una lámpara de marca: Coleman de dos bombillas, a gasolina blanca, para alumbrar todo el campamento, algunos teníamos linternas tipo bolígrafos, una de mano de dos tacos y otros con pilas cuadradas grande, típico de los campamentos.
 Inmediatamente nos clasificaron por edad y sexo, comenzamos a organizarnos, hicimos un circulo, donde el director de Centro de Excursionistas el Señor: Curraco, nos dio la más cordial bienvenida, dándonos las reglas y orientación y las sugerencias en general, nos fuimos presentando uno a uno, luego nos clasificaron por patrullas, al caer la noche, nos invitaron a pasar a las carpas, para que organizáramos nuestras colchonetas, o lo que se tenía para dormir, recuerdo que a mi papá, le regalaron una alfombra, tipo persa con flecos, que siempre la llevábamos a los campamentos, esa era la alfombra, que se utilizaba siempre en los actos culturales, para las premiaciones de las reinas, pero también le servía a mis hermanas de soporte para sus colchonetas, luego nos mandaron a acostar a dormir a todos los niños, mi hermano: Carlos Sira, durmió en la carpa de los Varones, recuerdo que mi hermano tenía una cama portátil , tipo catre militar,  colocaba la cama en la entrada de la carpa, ósea que yo dormía a su lado, así fue nuestro primer día de campamento, todos cansados y muy emocionados en la carpa, para muchos era la primera vez que dormía en una carpa, también era la primera vez que dormían fuera de sus casas, recuerdo que todo quedó a oscura, cuando apagaron la lámpara Coleman, se escuchaba el ruido que hace el río de Los Caracas, los sapos y grillos.
  
         Segundo día del Campamento Vacacional 1975

Los Guías y Consejeros nos despertaron muy temprano, para llamarnos a Reunión, todos salíamos de las carpas con cara de sueño,  encandilados por la claridad del día, no nos permitían ir al baño, ni a cepillarse los dientes.
Nos reunían a todos, el señor: Curraco, nos daba los buenos días, nos comunicaba cual sería el itinerario, nos animaba y comenzábamos a hacer ejercicios, para calentar el cuerpo, con otra canción de Campamento, que recuerdo que era algo así:

Este es el Baile, del Calentamiento,
Todos los Bailan en el campamento,
Muchachos al ataque,
Con Una Mano….Bis

Con las dos Manos, Con Un Pie, Con el Otro Pie, con una pierna, con la otra pierna, con la cabeza y culminábamos con todo el cuerpo. Quedábamos todos cansado, al finalizar el calentamiento nos permitían ir a la Pila de Agua, donde habían varios chorros, donde nos cepillábamos los dientes y nos lavamos la cara, luego realizábamos la limpieza general del campamento, dando tiempo, para ir a desayunar, a veces se tardaban mucho en hacer la comida, nos tocaban el pito, para ir a desayunar, hacíamos nuestra correspondiente fila, para que nos sirvieran nuestra comida, cada quien con su plato, cubierto y vaso, a más de uno se le caí al piso la comida.
Después de comer, descasábamos un rato hacíamos actividades de canto, o cualquier activad típica de campamentos, más tarde nos llevaron por primera vez a la playa, nos llevaron en fila caminando por toda la ciudad Vacacional Los Caracas, donde disfrutamos un mundo nuestra primera vez, era muy emocionante, recordando para ese entonces que me gustaba una muchacha del Bloque 1 de la Silsa, creo que se llamaba o le decían: La Yetza, así que la acompañaba y echábamos mucha broma, siempre juntos a todos lados, fue así que conocí por primera vez, a la Playa de Los Caracas, al famoso Pescado Rojo, montado en unas rocas, en esa época que la conocí, el agua del mar nos llegaba por el cuello, era profundo para ese entonces.
Fotografía tomada del grupo de Facebook Amigos de la Ciudad Vacacional Los Caracas

Prácticamente pasábamos todo el día en la playa, después nos llevaban al río de Los Caracas, ya a eso de las 4 de la tarde, subíamos al campamento, todos muerto de hambre, ya las Madres Colaboradoras y Guías, tenían la comida lista, así que cada quien, buscaba su plato, cubierto y su vaso, para que le sirvieran la comida, hacíamos una larga fila, con la advertencia de los Concejeros, “A quien se le caiga, la comida al piso, no se le serviría más”, porque siempre, habían muchos vivos, que querían repetir, iban con el teatro, de que se le había caído el plato, o que se lo tumbaron, era un curso de supervivencia, así que salíamos con nuestros platos, con mucha cautela, cuidando que no se nos cayera el alimento, nos sentábamos en los bancos o en la orilla del muro del río a comer.
Realizábamos muchas actividades de campamento, crear gritos de guerra, elecciones de la reina, trabajo comunitario, hasta que llegaba el final de la tarde, hacíamos fogatas para combatir la plaga y cantar las canciones de campamento.

“Ahora que estamos sentado,
Ahora que estamos sentado,
Vamos a contar mentira tralala,
Vamos a contar mentira.
Por el Mar, corre la Liebre
Por el Mar, Corre La liebre
Por el Monte, La Sardina Tralala
Por el Monte La Sardina.”

Así pasaban las horas en el campamento, donde pasábamos el rato y compartíamos, fueron pasando los días en el Campamento Vacacional, cuando nos daban “Tiempo Libre”, mi patrulla nos íbamos a la orilla del río, yo me montaba en los arboles de almendrón, para bajar el fruto, el más maduro, los que estaban amarillito, también en el piso estaban los secos, buscábamos unas piedras plana, y otra redonda, como los monos, nos poníamos a golpear los almendrones secos, para sacarle, la almendra o la semilla, las colocábamos en un pote de vidrio, recuerdo que ese día Peleé con un vecino, porque resulta, que me monté en árbol de almendrón, agarraba varios almendrones, se los tiraba, cuando me bajé del árbol, no me dejaron ninguno para mí, me molesté mucho, el muchacho se me cuadro para pelear, así que me le fui pa ´encima, nos dimos unos buenos golpes, a parte, me quité una espinita o molestia ese día con él, porque a él también le gustaba, la misma muchacha, que a mí, los Consejeros llegaron nos separaron, nos castigaron, nos amarraron juntos a un árbol, después nos amarraron de mano, óseas que para donde él iba, yo tenía que ir o viceversa, en la noche nos llevaron a la orilla de la playa, para darnos un escarmiento, nos hicieron cargar dos piedras en la mano, para que nos metiéramos al mar, en mi caso me molesté con los Consejeros, porqué era peligroso, el mar estaba muy fuerte, le gritaba que ya estaba bien, que ya había entendido, nos obligaron a entrar al mar, con las dos piedras en la mano, las solté, me les escapé a los Consejeros, me fui nadando hasta la desembocadura del río de los Caracas, subí por todo el cauce, regresé a la carpa sigilosamente, me acosté a dormir.
Otro días más en nuestro campamento Vacacional, nos llevaron a bañarnos río arriba, donde había un pozo grande, con un parque infantil, con muchas matas de bambú, llegan a mi mente este recuerdo, subíamos caminando, en fila por la carretera, pasamos un día maravilloso, recuerdo también que realizaron un sancocho.

Cuando bajamos de ese pozo al campamento, que estaba justo en la entrada de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, llegamos todos muy cansados, esa noche nos quedamos dormido muy temprano y rápido, caímos como un tronco, en las colchonetas.

Otro días más en nuestro Campamento Vacacional 1975, después de realizar nuestras actividades de calentamiento, nuestro aseó personal, cepillarnos los dientes y lavarnos la cara, nos sirvieron el desayuno, más tarde nos dieron otras vez,  “Tiempo Libre” de esparcimiento.
 Cómo éramos unos muertos de hambres, nos fuimos a buscar; Uva de Playa, en todas las matas, después nos fuimos a buscar almendrón, ese día se fueron con nosotros varias muchachas, encontramos una mina de almendrón, me imagino que alguien limpio la zona, las apilaron para quemarlas, así que fui a buscar dos piedras; una plana y la otra redonda, como unos mono o aborígenes sentados, comenzamos sacarle la semilla, le dábamos de comer a las muchachas, al rato nos quedamos sorprendido, al ver a unas de las muchachas, que se estaba poniendo muy roja, el color de su piel, se le estaba hinchando la cara, le dio alergia la semilla del almendrón, dimos la señal de alarma, inmediatamente llegaron los Consejeros y Guías, la trasladaron de urgencia al puesto de socorro, que existía en la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por supuesto nos dieron un tremendo regaño, nos dieron un tremenda reprimenda, nos prohibieron que volvieras a comer, la semilla del almendrón, por lo peligrosa que era, pasamos tremendo susto, a la muchacha la tuvieron hospitalizada, mientras le colocaban el tratamiento para la alergia, todo estos recuerdos llegan a mi mente.


Otro día Más de playa y río en nuestro Campamento Vacacional 1975, recuerdo claramente, que cuando salí de la carpa, que estaba al muy cerca borde del muro de protección, vi al Río de Los Caracas, turbio de color marrón, ese día nos llevaron a la playa, llegamos en la tarde con mucha hambre, las Madres Colaboradoras y Guías, estaban cocinando una pasta en la cocina improvisada, en una de las esquinas  de una casa, un niño jugando en la acera, que quedaba en la parte de arriba, su mamá la Señora: Olguita, le dijo: Que se bajara, que se iba a caer; Cuando de repente, escuchamos un grito aterrador, junto con un sonido estruendoso, el niño se cayó, justo en la olla de espaguetis, por mala suerte para el niño, que al caer, entró de nalgas a la olla hirviendo de los espaguetis, a la mamá no le dio chance, ni tiempo de evitar el accidente, lo llevaron de inmediato al puesto de Socorro de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, muchos niños se asustaron, llorando algunos, otros muy tristes por lo sucedido a: Arturo, otros estaban llorando del hambre, al ver los espaguetis por el suelo, esa tarde-noche tuvimos que esperar, a que volvieran a montar la olla, en el quemador, para volver a hacer la pasta, ese día comimos muy tarde, comimos y nos fuimos a dormir, muy preocupado por nuestro amigo Arturo.

Recuerdan que les comenté que el Río de los Caracas, se veía turbio y de color marrón en la mañana, mientras estábamos durmiendo comenzó a llover, yo estaba muy preocupado, asustado porque se estaba metiendo el agua por los lados de la carpa, le avisé a mi hermano: Carlos Sira, nos dio la recomendación que retiráramos los bolsos de la pared de la carpa, también que tapáramos con tierra por donde se estaba metiendo el agua, nos dijeron que nos quedáramos tranquilo, que la lluvia era pasajera, nos quedamos dormido, todos los varones y Consejeros y Guías, cuando alguien llamó a mi hermano: Carlos Sira, muy discretamente, los escuchaba  hablar, se veían las gotas de las lluvias muy fuerte, cuando las alumbraban con las linternas de los otros Guías y Consejeros, se escuchaban muchos pasos de personas adultas, alrededor de nuestra carpa, por ser la que estaba de primera en el campamento, cuando de repente, se dio la alarma, de que él Río de Los Caracas, estaba crecido, ya había sobrepasado los 7 metros de altura, ósea que el agua sobrepasó por encima del puente de concreto, ya el agua estaba anegando las carpas, en la oscuridad y con la lluvia, nos fueron desalojando; uno a uno, primero a los niños, después a la carpa de las Damas, sacaron a las niñas, éramos trasladado, a unos de los pasillos de las oficinas de administración del INCRET, cuando vimos llegar, una ola del río de Los Caracas, que se llevó las 4 carpas, y todo lo que había en ella, fue una noche muy trágica, muchos nervios y gritos de todos, aún recuerdo que dormimos tirados en el piso, otros niños lloraban por sus pérdidas de  sus pertenencias, yo estaba preocupado por mis hermanas: Aimara Sira y Marisela Sira, pero mi hermano: Carlos Sira, me dijo que estaban bien, que estaban durmiendo en un salón, creo que nos quedamos todos dormidos.
Al día siguiente, cuando amaneció, cuando salió el Sol, el ambiente era desolador, donde anteriormente habían árboles y arbustos, típico de esa zona, (Caña brava o bambucillo), ahora lo que habían eran; puras piedras, troncos y barro, todo la zona donde estaba el campamento estaba anegada, algunos niños, ni se enteraron de lo que había ocurrido, por estar dormidos, los sacaron de las carpas en medio de la noche, todos estábamos dispersos por los pasillos y salones, nos reunieron a todos, para realizar un censo de todo el grupo, gracias a Dios, estábamos todos los niños, cuando caminamos a  donde estaba el campamento, comenzamos a encontrar las pertenecías, regadas en el piso, me imagino que cuando estaban sacando los bolsos y morrales de las carpas, se le cayeron a los rescatistas, comenzamos a recoger: las Cholas, las toallas, las cobijas, algunos bolsos lleno de barro, zapatos, las colchonetas, las carpas que estaban bajo barro, alguna de ellas.
Era algo increíble, anteriormente desde el Campamento, no se veían el mar, después de la crecida del Río de Los Caracas, podíamos ver a la orilla del mar y la playa, porque la crecida se llevó todos los arbustos, caminamos por toda la playa para ir a buscar las pertenencias, íbamos recogiendo todos lo que encontrábamos, lleno de pantano y algunas cosas pisadas por las piedras, entre ellas la alfombra de nosotros, mientras que las Madres Colaboradoras y Guías, lavaban en la pila de agua, con sus cuatro chorros, las cobijas, sabanas y ropa, fue un día muy largo, donde cada quien colaboraba con lo que podía.
Los Consejeros y Guías lograron armar las carpas nuevamente, recuerdo que no podíamos salir de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, porque no había paso hacia la Guaira, nos tocó volver a armar todo el campamento, Gracias a Dios, que a pesar de todo fuimos muy afortunado, de que no nos pasó nada grave, ni ninguna tragedia, en la tarde los niños lloraban por sus pertenencias, pero era muy cómico, cuando alguien encontraba sus pertenencias, en otra persona, que las traía puesta, muy cortes se las devolvían, fue una experiencia de hermandad, porque muchos no encontraron sus pertenecías, así que no tocaba ayudar, al que no había encontrado sus cosas, ósea que prácticamente quedamos dignificados, a lo largo del campamento, se veía muchas cuerdas, donde guindamos las sabanas y cobijas y las colchonetas, que se  habían mojado con la lluvia, gracias a Dios, que el Sol, ese día estuvo muy caliente.
Poco a poco todos fuimos recuperando las pertenecías, ya después los Consejeros y Guías, nos decían; “Lo Que Se Perdió, Se Perdió” ya en la tarde vimos que el cauce del río de Los Caracas, que estaba disminuyendo y bajando su nivel alto, nos informaron que él problema  había sido, que había llovido mucho en la cabecera del río.
Nos llegó la noche, cada grupo, se fue acomodando en sus carpas, esta vez los Consejeros y Guías, tomaron más previsiones, realizaron guardias nocturnas, ya había dejado de llover, todo volvió a la normalidad.
Debido a que habíamos perdidos nuestras pertenencias y la comida, el gobierno y la administración de INCRET, nos dieron la ayuda, mientras abrían el paso para La Guaira, no iban a dar el almuerzo en uno de los comedores, en la mañana desayunábamos en el campamento, nos llevaban a la playa, a eso de las 3 de la tarde, nos tocaba ir caminando hasta el comedor del Instituto Nacional de Nutrición (I.N.N.), que funcionaba en la Ciudad Vacacional de Los Caracas, para los empleados y funcionarios públicos, se podrán imaginar la alegría de los niños, cuando fuimos por primera vez al comedor, teníamos muchos tiempo, sin comer comida completa, íbamos entrando uno a uno, tomábamos una bandeja de metal, las que tienen muchas divisiones, nos dieron los cubiertos y un vaso, fuimos pasando por unos rieles, donde nos iban sirviendo la comida, nos dieron; Sopa, seco, postre y jugo, todos comimos de un sabroso, fueron unas comidas que nos salvaron la vida, eran muy ricas y sabrosas, después de comer, nos llevaban al frente del mar a reposar la comida.
En la Capital de Caracas, se supo la noticia, que hubo  una crecida de los ríos de la Guaira,  las madres y Padres de los niños en el bloque  2 y 1 estaban muy preocupados, recuerden que para esa época, no existían los celulares, muy pocos teléfonos públicos, aparte de eso no había comunicación, pero recuerdo que avisaron al Bloque 2 y 1 de la Silsa, que estábamos bien.
Después de varios días, abrieron el paso hacia la Guaira, ya el tráfico de vehículos comenzó a verse por las calles de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, el día sábado vimos llegar a mi hermano mayor a: Enrique Cira y sus amigos los JOCIER, (son un grupo de amigos del Bloque 2 de la Silsa, que son: Jesús López, Oscar, Caos, Igor José Lugo Madrid, Enrique Cira, Rafa) en sus carros: Los Volkswagen tipo Escarabajo, cuando llegaron al campamento, fue muy bonito, era cómo si hubiésemos visto a unos Ángeles llegar, eran en ese momento nuestros: Súper Héroes Salvadores, nos abrazamos todos los hermanos, mis dos hermanas Aimara Sira y Marisela Sira y yo, Hernán Sira:  le decíamos papá a nuestro hermano mayor, se podrán imaginar la sensación de ver llegar a tu Hermano-Papá, irte a rescatarte, fue un momento inolvidable, ese día nos llevaron comidas, agua potable y chuchería para los niños, ellos fueron a ver cómo estábamos, mi hermano: Carlos Sira, le contó a mi hermano: Enrique Cira y a los JOCIER, lo sucedido, con la crecida del río, pasaron todo el sábado con nosotros, el domingo en la mañana, ya al mediodía, mi hermano mayor: Enrique Cira y sus amigos los JOCIER, se despidieron de todo el grupo y de nosotros, se llevaron a una vecina a: Mercedes López, hermana menor de: Jesús López y de Luis López, alias: Cara de Caballo, nos quedamos muy triste cuando se fueron, también triste cuando nuestra amiga: Mercedes se fue, él porque, su familia tenía una bodega en el Bloque 2 de la Silsa, ella siempre tenía chuchería y galletas, a veces nos compartía y a veces no, pero a veces, alguien se metía a las carpas de las Damas, le quitaba algunas chucherías, cosas de muchachos.
Pasamos otra semana más, en nuestro Campamento Vacacional, no recuerdo si por problemas en la vía, creo que no podían pasar los autobuses, seguimos disfrutando de la playa y el río que poco a poco fue aclarando su agua.

Lo que si recuerdo muy bien y con mucho agrado, eran las visitas a la Piscina de Los Caracas, la disfrutamos muchas veces, hasta el cansancio, por ser muy profunda, era muy peligrosa para los niños, así que los salvavidas eran muy estrictos, a los menores de edad, no se le permitía bañarse en la piscina de adulto, así que nos tocaba bañarnos en la piscina de niños, pero siempre me les escondía a los salvavidas, me escapaba nadando, para la piscina de adulto, recuerdo también, que en la piscina habían varios animales del Mar, uno de ellos era; un Pulpo con sus Tentáculos, el agua nos llegaba a la rodillas, en una ocasión un niño metió la cabeza, entre los tentáculos del Pulpo, se quedó atrapado por el cuello, no podía salirse, gracias a Dios me di cuenta, le avisé a unos de los Guías, lo fueron a sacar, no podían sacar, yo le dije que el truco era, subirlo hasta arriba, para librarle la cabeza, lo lograron sacar, el niño estaba llorando, muy asustado, también disfrutamos de un bote dentro de la piscina de los niños, cosas que apenas recuerdo.
Foto Cortesía del Grupo de Facebook Maiquetía y su pasado, crédito de la foto de Luisin Viera Ramallo


Foto Cortesía del Grupo de Facebook Maiquetía y su pasado, crédito de la foto de Luisin Viera Ramallo

Era una gran fiesta cada vez que nos llevaban a la piscina, no fueron muchas, porque nos quedaba muy lejos del campamento, aparte cobraban la entrada, no todos teníamos para pagar la entrada.


Desde la piscina nos íbamos caminando por toda la playa, disfrutábamos un rato de  un buen baño, luego pasábamos al río de Los Caracas, siempre íbamos en fila, cantando, aplaudiendo, silbando echando mucha bromas, chistes y burlas, al caer la tarde nos llevaban al campamento, a comer y prepararnos a dormir.

Nos llegó el último día, se tenía por costumbre, realizar una fogata para despedirnos del Campamento Vacacional 1975.
Ese día nos llevaron a recoger leña seca, a la orilla de la playa, cada patrulla debía de realizar un acto folclórico o una obra de teatro, o una canción, así que nos preparamos para la fiesta de despedida.
Ya todo estaba listo, él Señor: Curraco junto con los Consejeros y Guías, nos dirigieron sus palabras de despedidas, una a unas las patrullas fueron presentándose, sus actos folclóricos, sus obras de teatro, o canciones, justo alrededor de la fogata, recuerdo que siempre cantábamos la canción del: CHA, CHA, CHA.


Cha Cha Cha cha , como leva el tren
Cha cha cha cómo lleva el visor
Que se pare ese carro, que me quiero apear
En la próxima estación fium fium
Si tu robas con descaro, o robas con disimulo
Te mandamos al Infierno, con una patada en el
CHA CHA CHA
EL día que yo nací, nacieron las amapolas,
Por esos las enfermeras, me echaron talco en las
Cha Cha Cha
A las tres de la tarde, cuando mataron a Lola,
El hombre que la mató, lo Guindaron por las
CHA CHA CHA 

 Al finalizar los actos, nos pidieron que hiciéramos un circulo alrededor de la fogata, que con los brazos entrecruzados, nos tomáramos de las manos, hicimos un gran circulo, para cantar la canción de la Despedida, ya muchos niños y niñas y más de uno, estaban llorando por la despedida, un instante inolvidable, para todos los que disfrutamos del Campamento Vacacional 1975, cuando iniciamos nuestra aventura, no nos conocíamos, pero ahora todos éramos hermanos, una gran hermandad.


Así que entre lágrimas, comenzamos a cantar la Canción de la Despedida:

“No es más que un hasta luego,
No es más que un breve Adiós,
Muy Pronto Junto al Fuego,
Nos Reunirá el Señor…

Luego murmullamos la canción, después la silbábamos, luego nos pidieron que nos despidiéramos con un fuerte abrazo, aquí fue donde aproveché de abrazar fuertemente a la muchacha que me gustaba a: La Yetza, fue muy bonita la despedida, pero todos muy triste porque sabíamos que no nos volveríamos a ver, alguno si, otros no, poco a poco nos fuimos retirando, cada patrulla se iban a sus carpas, ya era muy tarde.
Al día siguiente recogimos el campamento, dejamos todos más limpio de lo que estaba, todos cabizbajo, muy triste y con mucha nostalgia, por la despedida, con mucho llanto nos despedimos de nuestro hermoso río de Los Caracas, de nuestra playa, de nuestro campamento, todo quedó desolado, montamos todos los morrales, bolsos y colchonetas al autobús, todos muy callados y tristes, se sentía la nostalgia en todos.

Recuerdo que ni cantábamos por el camino, muchos venían durmiendo, otros sollozaban de tanto llanto, fue un viaje en silencio, ya no teníamos la alegría para cantar, subimos por la autopista.




Al llegar al Bloque 2 de la Silsa, nos estaban esperando en el estacionamiento todas las madres, padres  y familiares, fue muy bonito el recibimiento, cuando el autobús entró al estacionamiento, tocando la cornetas, ya estábamos más animados y cantábamos, gritábamos y aplaudíamos, cuando comenzamos a bajar del autobús, fueron bajando primeros los niño menores, cada quien abrazaba a su mamá y familiares, imagínense la alegría para cada niño, y para cada madre, fuimos descendiendo, cada uno de los excursionista con su bolso y morral, íbamos bajando del autobús, mientras tanto comenzamos a despedirnos, cada uno se despedía de su Guías y Consejeros, y las Madres Colaboradoras, que nos apoyaron en hacernos las comidas, agradeciéndole con besos y abrazos, nos reunieron para darnos la despedida formal de nuestro Primer Campamento Vacacional Los Caracas en el año 1975, iban entregando a cada niño con su pertenecías, o las que les quedaron, recuerdo ver a muchos llorar, hasta yo, que soy muy llorón, nos fuimos retirando del estacionamiento, para ir cada quien a sus casas, me despedí de mis amigos y amigas, subí a mi casa, a darme un buen baño, comer y dormir en mi cama.
Así fue nuestro Campamento Vacacional Los Caracas en el año 1975, lamentablemente no quedaron registros fotográficos de este campamento, los que habían quedaron en manos del Director del Centro de Excursionista, a veces hablo con nuestra gran amiga y vecina la Señora: Olguita, recordamos estos tiempos felices, fue nuestro primer campamento, después vinieron muchos más, los de Machurucuto I y Machurucuto II, pero esa es otra historia, es otro capítulo de mi vida.
Es por eso, que quiero dejar este escrito, para jamás olvidar este hermoso campamento vacacional 1975, donde sufrimos mucho, donde pasamos mucho trabajo, donde pasamos mucha hambre, donde pasamos muchas necesidades, donde pasamos muchos sustos, donde sufrimos mucho, donde compartimos y donde convivimos, pero también, donde Disfrutamos mucho, donde aprendimos mucho, donde gozamos mucho, donde comimos cómo unos ricos, donde disfrutamos de muchos paseos, donde conocimos los mejores pozos del Río de Los Caracas, donde conocimos las mejores playas del La Ciudad Vacacional de Los Caracas, donde nos bañamos en la piscina más grande del mundo, para un niño y de paso era de agua de mar, donde dormíamos arrullados por el sonido de nuestro amado río de Los Caracas, Donde conocí mi primer amor, Donde hicimos grandes amigos, este campamento nos dejó a todos gratos recuerdos inolvidables,
Por: Hernán José Sira Pérez


AGRADECIMIENTO


Agradecerle a la Administración de La Ciudad Vacacional de Los Caracas, al I.N.C.R.E.T., al I.N.N., a los Guardias Nacionales, a todos los funcionarios públicos para ese entonces, (Vigilantes, Médicos, Enfermeros, Policías, a los empleados de Los Caracas), por permitirnos pasar este maravilloso Campamento Vacacional.
Agradecerles: Por cuidarnos, Por protegernos, Por salvarnos, Por curarnos, Por alimentarnos, Por recrearnos, Por custodiarnos, Por todas las cosas maravillosas que vivimos.
Agradecerle a los: JOCIER, por ser nuestros Ángeles Salvadores, se les recuerda Siempre con mucho cariño.  

 Anexos

En esta foto se detalla, el caminito que utilizábamos para subir al campamento, hasta allá arriba creció el Río de Los Caracas, a nuestro campamento, año 2015




Llegando a la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán José Sira Pérez, año 2015


La Desembocadura del río de Los Caracas de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán José Sira Pérez, año 2015



Abajo del puente de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán Sira, año 2015
El puente y el río de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán Sira, año 2015
El pozo y las bases del puente, Llegando al río de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán Sira, año 2015
Justo al final de ese camino, montamos el campamento, en la ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán José Sira Pérez, año 2015
La ribera del río de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán Sira, año 2015
La vegetación típica del río de Los Caracas, por Hernán Sira,  en el año 2015
Los linderos del pozo de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán Sira, 2015
Así estaba el pozo de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán Sira, año 2015
El Hermoso pozo debajo del puente de concreto de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán José Sira Pérez, año 2015
Llegando al final de la Ciclo Vía de La Guaira, Los Caracas, por Hernán Sira, 2015
Unas de las cosas que hacíamos en el Río de Los Caracas, era pescar el Camarón.


Fuentes de las Fotografías, obtenidas en La Internet, de muchos grupos amantes de la Ciudad Vacacional de Los Caracas.



Foto actual de mi Familia: Los Sira Pérez, mi mamá: Rosa Eudocia Pérez Perdigón, con sus 8 hijos, en la parte de atrás, estamos los varones,  de izquierda a derecha: Víctor Enrique Cira Pérez, Carlos Edén Sira Pérez, Roberto Antonio Sira Pérez y mi persona, él menor de los varones: Hernán José Sira Pérez, en la parte del frente de izquierda a derecha, Rosa Elena Sira Pérez, “Cheli” Aimara Josefina Sira Pérez, Stella De la Coromoto Sira Pérez, la menor de las hembras: Marisela del Valle Sira Pérez. En el Bloque 2 de La Silsa, en la populosa Parroquia del 23 de Enero, en el año 2010.     


Los JOCIER en la actualidad, (Son el grupo de amigos del Bloque 2 de la Silsa, sus integrantes son: Jesús López, Oscar, Caos, Enrique Cira, Rafa), lamentablemente en esta foto falta un integrante mi padrino: Igor José Lugo Madrid, (Q.E.P.D.)

Comentarios

Leí cada palabra..y cada párrafo traía a mi mente recuerdos a montones..para ese tiempo de tu campamento 1975, tenía yo 4 años y vivía en el bloque 4 del botuco, por ser hijo de un trabajador de allí llamado Justo Lucena el cual era pintor, laboraba en la cabina de cine con su papá(mi abuelo)y además pertenecía al sindicato de los trabajadores..viví toda mi infancia en esa hermosa ciudad y fue una época idílica..

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