Campamento a La Ciudad Vacacional Los Caracas, Década del año 70
Campamento a La Ciudad Vacacional Los
Caracas, Década del año 70
Voy a tratar de recordar una hermosa época: la de mi
niñez. En el Bloque 2 de La Silsa en la parroquia 23 de Enero, en la ciudad de
Caracas, dónde me crié, la comunidad estaba muy bien organizada, de la siguiente manera, La Cooperativa Atlántico
70, el Centro de Madre, Los señores mayores en su cancha de bolas criollas, el
I.L.C.A. “Instituto Luisa Cáceres Arismendi” en su cancha de voleibol, otros grupo
en la cancha de baloncesto.
Hasta que llegaron las vacaciones escolares de ese
año, uno de mis hermanos mayores; Carlos Edén Sira Pérez, junto con
otros vecinos formaron un centro excursionista, que lo llamaron: C.E.C.E. (Centro Excursionista, Comunidad Educativa)
con su Lema; “No Hay Juventud Desordenada, Sólo Hay Juventud Mal Orientada”. La
Señora: Olga conocida por todos como:
Olguita,
y un señor que le decíamos, Curraco,
otros que no recuerdo sus nombres, ya que para ese entonces, se les llamaba a
los dirigentes como; Los Consejeros y Guías.
Un día
mi hermano; Carlos Sira, habló con
mi mamá : Rosa Eudocia Pérez Perdigón,
para sacarnos el permiso, para ir a un campamento, no recuerdo si había que
pagar algo, o cancelar los gastos de
transporte, apenas llega a mi memoria, que mi hermano: Carlos Sira fue quién nos arregló, los morrales y bolsos, junto con
mis 7 hermanos y mi mamá: Rosa Pérez, nos organizaron toda la
ropa y la comida que llevaríamos, los que iríamos al campamento vacacional, serían
los 3 hermanos menores de edad; Hernán José Sira Pérez, Aimara Josefina Sira
Pérez, y Marisela Del Valle Sira Pérez.
Quiero
mencionar que la gran mayoría de los habitantes del Bloque 2 y del Bloque 1 de
la Silsa, éramos una población de padres y madre, algunos trabajadores y muchas
madres de profesión del Hogar, o Ama de casa, ósea de escasos recursos
económicos, les comento esto, porque apenas nos dieron algún dinero, mi hermano
mayor: Carlos Sira, era quien nos los
administraría.
No
recuerdo ni el año, ni el mes que fuimos al campamento vacacional de Los
Caracas, sacando cuenta me imagino que fue en el año 1975, por el mes de
agosto, que era la época de vacaciones escolares. Así que llegó el día más
esperado por todos los vecinos.
Teníamos por costumbre salir a primera hora a las
excursiones, para salir a temprano del Bloque 2 de la Silsa, nos levantamos a
eso de las 5 de la mañana en la casa, para prepararnos y alistarnos para salir,
mi hermano mayor: Carlos Sira y mis
dos Hermanas y mi persona, cómo todos nos conocíamos, íbamos de piso en piso,
por los pasillos del Bloque 2, llamando a los vecinos que iban al campamento,
le tocábamos las puertas y tocábamos un pito, varias veces para que se
despertaran, el punto de encuentro seria en el estacionamiento del Bloque 2 de
la Silsa, todos nos fuimos agrupando con nuestros bolsos y morrales, con sus
respectivas colchonetas, cobijas, hasta almohadas llevamos ese día, ya la
logística estaba también lista, Las Carpas, la comida, los utensilios para
cocinar, Las ollas y todo lo necesario para el campamento. Ese día tuvimos que
esperar que llegara el autobús, y a los que se quedaron dormidos.
Cómo
éramos muchos el centro de excursionista, contrató un autobús, que nos llevaría
a la Guaira, para trasladarnos hasta La Ciudad
Vacacional Los Caracas, nos montamos todos en el transporte, todos muy
emocionados, nos despedimos de nuestros familiares, cuando salimos del Bloque 2
de la Silsa, íbamos todos felices y contentos, cantando la canción de
campamento, una de ella era la siguiente:
“A las seis de la mañana,
Cuando va a salir el sol,
Levantamos la Bandera y
Nos vamos de excursión…”
Recuerdo
que fue un viaje muy largo, porque realizamos muchas paradas, para recoger a un
grupo del Bloque 1, y a otro grupo.
En mi caso no conocía a la Ciudad Vacacional Los Caracas,
para ese entonces sólo conocía al Pueblo de Naiguatá, recuerdo que el comité de
Madre, del Bloque 2 de la Silsa, nos llevaron a una excursión, a disfrutar de
un día de Playa, en el Balneario de Naiguatá, desde el pueblo de Naiguatá a la
Ciudad Vacacional Los Caracas, íbamos por la carretera de la costa, muy
contentos, todos los niños, cantando y aplaudiendo, silbando, un gran
bochinche, dentro del autobús, le cantábamos canciones a conductor del autobús:
El
Señor Conductor, no se ríe, no se ríe, no se ríe,
Para
Ser Conductor de Primera,
Ten
cuidado con la acera.
Para
ser Conductor de Segunda,
Ten
Cuidado con las curvas.
Para
hacer Conductor de Tercera,
Acelera,
Acelera….
Otro grito que le realizábamos al chófer era la
siguiente canción:
“Tenemos
Un Chófer,
Que es
una Maravilla,
Frena
con Los Pies,
Y
Maneja con la Barriga…”
Cuando llegamos
a la Ciudad Vacacional Los Caracas, todos nos bajamos del autobús, justo en la
entrada, asombrados por las hermosas instalaciones, veíamos la Playa y el río
de Los Caracas, en ese entonces ya estaba embaulado el río, ya existía el
puente de concreto.
El director del Centro de Excursionistas el Señor: Curraco, junto con los Consejeros y Guías,
coordinaban en la oficina de la administración, para gestionar el permiso
necesario, como habían muchos niños, nos permitieron colocar el campamento,
justo en la entrada de Los Caracas, en la zona boscosa, en la parte de arriba
del cauce del Río, a unos siete metros de altura más o menos.
Todos los niños queríamos bañarnos en el río, bajar y
meternos, pero primero había que montar el campamento, recuerdo que comenzamos
por limpiar la zona, recogimos las piedras y basura, limpiaron el monte, para
montar las 4 carpas, una de ellas la más grande, eran para las Niñas y damas,
entre ellas las Guías y Consejeras, la otra mediana seria, para los niños, la
otra carpa para los Varones y hombres los Consejeros y Guías, desde ese día
comenzó la gran aventura.
Ese día nos permitieron ir al río, bajamos por un
caminito, para disfrutar de nuestro primer baño en el río de Los Caracas, llega
a mi mente el recuerdo de que entramos todos corriendo y muy felices, para refrescarnos
del largo viaje, todos gritábamos y disfrutábamos el baño, recuerdo que estaba
explorando por la orilla del río, pesqué o atrapé un pez, que estaba nadando de
lado, como si estuviera golpeado, lo dejé ir río abajo, era grande, pasamos una
tarde maravillosa en el río, luego subimos al campamento, por un caminito, para
comer y arreglarnos para pasar nuestra primera noche en el campamento, también
recuerdo que mi hermano tenía una lámpara de marca: Coleman de dos bombillas, a
gasolina blanca, para alumbrar todo el campamento, algunos teníamos linternas
tipo bolígrafos, una de mano de dos tacos y otros con pilas cuadradas grande,
típico de los campamentos.
Inmediatamente
nos clasificaron por edad y sexo, comenzamos a organizarnos, hicimos un
circulo, donde el director de Centro de Excursionistas el Señor: Curraco,
nos dio la más cordial bienvenida, dándonos las reglas y orientación y las
sugerencias en general, nos fuimos presentando uno a uno, luego nos
clasificaron por patrullas, al caer la noche, nos invitaron a pasar a las
carpas, para que organizáramos nuestras colchonetas, o lo que se tenía para
dormir, recuerdo que a mi papá, le regalaron una alfombra, tipo persa con
flecos, que siempre la llevábamos a los campamentos, esa era la alfombra, que
se utilizaba siempre en los actos culturales, para las premiaciones de las
reinas, pero también le servía a mis hermanas de soporte para sus colchonetas, luego
nos mandaron a acostar a dormir a todos los niños, mi hermano: Carlos
Sira, durmió en la carpa de los Varones, recuerdo que mi hermano tenía
una cama portátil , tipo catre militar,
colocaba la cama en la entrada de la carpa, ósea que yo dormía a su lado,
así fue nuestro primer día de campamento, todos cansados y muy emocionados en
la carpa, para muchos era la primera vez que dormía en una carpa, también era
la primera vez que dormían fuera de sus casas, recuerdo que todo quedó a oscura,
cuando apagaron la lámpara Coleman, se escuchaba el ruido que hace el río de Los
Caracas, los sapos y grillos.
Segundo
día del Campamento Vacacional 1975
Los Guías y Consejeros nos despertaron muy temprano,
para llamarnos a Reunión, todos salíamos de las carpas con cara de sueño, encandilados por la claridad del día, no nos
permitían ir al baño, ni a cepillarse los dientes.
Nos reunían a todos, el señor: Curraco, nos daba los buenos días, nos comunicaba cual sería el
itinerario, nos animaba y comenzábamos a hacer ejercicios, para calentar el
cuerpo, con otra canción de Campamento, que recuerdo que era algo así:
Este es el Baile, del Calentamiento,
Todos los Bailan en el campamento,
Muchachos al ataque,
Con Una Mano….Bis
Con las dos Manos, Con Un Pie, Con el Otro Pie, con
una pierna, con la otra pierna, con la cabeza y culminábamos con todo el
cuerpo. Quedábamos todos cansado, al finalizar el calentamiento nos permitían
ir a la Pila de Agua, donde habían varios chorros, donde nos cepillábamos los
dientes y nos lavamos la cara, luego realizábamos la limpieza general del
campamento, dando tiempo, para ir a desayunar, a veces se tardaban mucho en
hacer la comida, nos tocaban el pito, para ir a desayunar, hacíamos nuestra
correspondiente fila, para que nos sirvieran nuestra comida, cada quien con su
plato, cubierto y vaso, a más de uno se le caí al piso la comida.
Después de comer, descasábamos un rato hacíamos
actividades de canto, o cualquier activad típica de campamentos, más tarde nos
llevaron por primera vez a la playa, nos llevaron en fila caminando por toda la
ciudad Vacacional Los Caracas, donde disfrutamos un mundo nuestra primera vez,
era muy emocionante, recordando para ese entonces que me gustaba una muchacha
del Bloque 1 de la Silsa, creo que se llamaba o le decían: La Yetza, así que la
acompañaba y echábamos mucha broma, siempre juntos a todos lados, fue así que
conocí por primera vez, a la Playa de Los Caracas, al famoso Pescado Rojo,
montado en unas rocas, en esa época que la conocí, el agua del mar nos llegaba
por el cuello, era profundo para ese entonces.
Fotografía tomada del grupo de Facebook Amigos de la Ciudad Vacacional
Los Caracas
Prácticamente pasábamos todo el día en la playa,
después nos llevaban al río de Los Caracas, ya a eso de las 4 de la tarde,
subíamos al campamento, todos muerto de hambre, ya las Madres Colaboradoras y Guías,
tenían la comida lista, así que cada quien, buscaba su plato, cubierto y su
vaso, para que le sirvieran la comida, hacíamos una larga fila, con la
advertencia de los Concejeros, “A quien se le caiga, la comida al piso, no
se le serviría más”, porque siempre, habían muchos vivos, que querían
repetir, iban con el teatro, de que se le había caído el plato, o que se lo
tumbaron, era un curso de supervivencia, así que salíamos con nuestros platos,
con mucha cautela, cuidando que no se nos cayera el alimento, nos sentábamos en
los bancos o en la orilla del muro del río a comer.
Realizábamos muchas actividades de campamento, crear
gritos de guerra, elecciones de la reina, trabajo comunitario, hasta que
llegaba el final de la tarde, hacíamos fogatas para combatir la plaga y cantar
las canciones de campamento.
“Ahora que estamos sentado,
Ahora que estamos sentado,
Vamos a contar mentira tralala,
Vamos a contar mentira.
Por el Mar, corre la Liebre
Por el Mar, Corre La liebre
Por el Monte, La Sardina Tralala
Por el Monte La Sardina.”
Así pasaban las horas en el campamento, donde
pasábamos el rato y compartíamos, fueron pasando los días en el Campamento Vacacional,
cuando nos daban “Tiempo Libre”, mi patrulla nos íbamos a la orilla del río, yo
me montaba en los arboles de almendrón, para bajar el fruto, el más maduro, los
que estaban amarillito, también en el piso estaban los secos, buscábamos unas
piedras plana, y otra redonda, como los monos, nos poníamos a golpear los
almendrones secos, para sacarle, la almendra o la semilla, las colocábamos en un
pote de vidrio, recuerdo que ese día Peleé con un vecino, porque resulta, que
me monté en árbol de almendrón, agarraba varios almendrones, se los tiraba,
cuando me bajé del árbol, no me dejaron ninguno para mí, me molesté mucho, el
muchacho se me cuadro para pelear, así que me le fui pa ´encima, nos dimos unos
buenos golpes, a parte, me quité una espinita o molestia ese día con él, porque
a él también le gustaba, la misma muchacha, que a mí, los Consejeros llegaron
nos separaron, nos castigaron, nos amarraron juntos a un árbol, después nos
amarraron de mano, óseas que para donde él iba, yo tenía que ir o viceversa, en
la noche nos llevaron a la orilla de la playa, para darnos un escarmiento, nos
hicieron cargar dos piedras en la mano, para que nos metiéramos al mar, en mi
caso me molesté con los Consejeros, porqué era peligroso, el mar estaba muy
fuerte, le gritaba que ya estaba bien, que ya había entendido, nos obligaron a
entrar al mar, con las dos piedras en la mano, las solté, me les escapé a los Consejeros,
me fui nadando hasta la desembocadura del río de los Caracas, subí por todo el
cauce, regresé a la carpa sigilosamente, me acosté a dormir.
Otro días más en nuestro campamento Vacacional, nos
llevaron a bañarnos río arriba, donde había un pozo grande, con un parque
infantil, con muchas matas de bambú, llegan a mi mente este recuerdo, subíamos caminando,
en fila por la carretera, pasamos un día maravilloso, recuerdo también que
realizaron un sancocho.
Cuando bajamos de ese pozo al campamento, que estaba
justo en la entrada de la Ciudad Vacacional de Los Caracas, llegamos todos muy cansados,
esa noche nos quedamos dormido muy temprano y rápido, caímos como un tronco, en
las colchonetas.
Otro días más en nuestro Campamento Vacacional 1975,
después de realizar nuestras actividades de calentamiento, nuestro aseó personal,
cepillarnos los dientes y lavarnos la cara, nos sirvieron el desayuno, más
tarde nos dieron otras vez, “Tiempo
Libre” de esparcimiento.
Cómo éramos
unos muertos de hambres, nos fuimos a buscar; Uva de Playa, en todas las matas,
después nos fuimos a buscar almendrón, ese día se fueron con nosotros varias
muchachas, encontramos una mina de almendrón, me imagino que alguien limpio la
zona, las apilaron para quemarlas, así que fui a buscar dos piedras; una plana
y la otra redonda, como unos mono o aborígenes sentados, comenzamos sacarle la
semilla, le dábamos de comer a las muchachas, al rato nos quedamos sorprendido,
al ver a unas de las muchachas, que se estaba poniendo muy roja, el color de su
piel, se le estaba hinchando la cara, le dio alergia la semilla del almendrón,
dimos la señal de alarma, inmediatamente llegaron los Consejeros y Guías, la
trasladaron de urgencia al puesto de socorro, que existía en la Ciudad
Vacacional de Los Caracas, por supuesto nos dieron un tremendo regaño, nos
dieron un tremenda reprimenda, nos prohibieron que volvieras a comer, la
semilla del almendrón, por lo peligrosa que era, pasamos tremendo susto, a la
muchacha la tuvieron hospitalizada, mientras le colocaban el tratamiento para
la alergia, todo estos recuerdos llegan a mi mente.
Otro día Más de playa y río en nuestro Campamento
Vacacional 1975, recuerdo claramente, que cuando salí de la carpa, que estaba
al muy cerca borde del muro de protección, vi al Río de Los Caracas, turbio de
color marrón, ese día nos llevaron a la playa, llegamos en la tarde con mucha
hambre, las Madres Colaboradoras y Guías, estaban cocinando una pasta en la
cocina improvisada, en una de las esquinas
de una casa, un niño jugando en la acera, que quedaba en la parte de
arriba, su mamá la Señora: Olguita,
le dijo: Que se bajara, que se iba a caer; Cuando de repente, escuchamos un
grito aterrador, junto con un sonido estruendoso, el niño se cayó, justo en la olla
de espaguetis, por mala suerte para el niño, que al caer, entró de nalgas a la
olla hirviendo de los espaguetis, a la mamá no le dio chance, ni tiempo de
evitar el accidente, lo llevaron de inmediato al puesto de Socorro de la Ciudad
Vacacional de Los Caracas, muchos niños se asustaron, llorando algunos, otros muy
tristes por lo sucedido a: Arturo, otros estaban llorando del hambre, al ver
los espaguetis por el suelo, esa tarde-noche tuvimos que esperar, a que
volvieran a montar la olla, en el quemador, para volver a hacer la pasta, ese
día comimos muy tarde, comimos y nos fuimos a dormir, muy preocupado por
nuestro amigo Arturo.
Recuerdan que les comenté que el Río de los Caracas,
se veía turbio y de color marrón en la mañana, mientras estábamos durmiendo
comenzó a llover, yo estaba muy preocupado, asustado porque se estaba metiendo
el agua por los lados de la carpa, le avisé a mi hermano: Carlos Sira, nos dio la recomendación que retiráramos los bolsos de
la pared de la carpa, también que tapáramos con tierra por donde se estaba
metiendo el agua, nos dijeron que nos quedáramos tranquilo, que la lluvia era
pasajera, nos quedamos dormido, todos los varones y Consejeros y Guías, cuando
alguien llamó a mi hermano: Carlos Sira,
muy discretamente, los escuchaba hablar,
se veían las gotas de las lluvias muy fuerte, cuando las alumbraban con las
linternas de los otros Guías y Consejeros, se escuchaban muchos pasos de
personas adultas, alrededor de nuestra carpa, por ser la que estaba de primera
en el campamento, cuando de repente, se dio la alarma, de que él Río de Los Caracas,
estaba crecido, ya había sobrepasado los 7 metros de altura, ósea que el agua
sobrepasó por encima del puente de concreto, ya el agua estaba anegando las
carpas, en la oscuridad y con la lluvia, nos fueron desalojando; uno a uno,
primero a los niños, después a la carpa de las Damas, sacaron a las niñas,
éramos trasladado, a unos de los pasillos de las oficinas de administración del
INCRET, cuando vimos llegar, una ola del río de Los Caracas, que se llevó las 4
carpas, y todo lo que había en ella, fue una noche muy trágica, muchos nervios
y gritos de todos, aún recuerdo que dormimos tirados en el piso, otros niños
lloraban por sus pérdidas de sus
pertenencias, yo estaba preocupado por mis hermanas: Aimara Sira y Marisela Sira,
pero mi hermano: Carlos Sira, me dijo que estaban bien, que estaban durmiendo en
un salón, creo que nos quedamos todos dormidos.
Al día siguiente, cuando amaneció, cuando salió el Sol,
el ambiente era desolador, donde anteriormente habían árboles y arbustos,
típico de esa zona, (Caña brava o bambucillo), ahora lo que habían eran; puras
piedras, troncos y barro, todo la zona donde estaba el campamento estaba anegada,
algunos niños, ni se enteraron de lo que había ocurrido, por estar dormidos,
los sacaron de las carpas en medio de la noche, todos estábamos dispersos por
los pasillos y salones, nos reunieron a todos, para realizar un censo de todo
el grupo, gracias a Dios, estábamos todos los niños, cuando caminamos a donde estaba el campamento, comenzamos a encontrar
las pertenecías, regadas en el piso, me imagino que cuando estaban sacando los
bolsos y morrales de las carpas, se le cayeron a los rescatistas, comenzamos a
recoger: las Cholas, las toallas, las cobijas, algunos bolsos lleno de barro,
zapatos, las colchonetas, las carpas que estaban bajo barro, alguna de ellas.
Era algo increíble, anteriormente desde el Campamento,
no se veían el mar, después de la crecida del Río de Los Caracas, podíamos ver
a la orilla del mar y la playa, porque la crecida se llevó todos los arbustos,
caminamos por toda la playa para ir a buscar las pertenencias, íbamos
recogiendo todos lo que encontrábamos, lleno de pantano y algunas cosas pisadas
por las piedras, entre ellas la alfombra de nosotros, mientras que las Madres
Colaboradoras y Guías, lavaban en la pila de agua, con sus cuatro chorros, las
cobijas, sabanas y ropa, fue un día muy largo, donde cada quien colaboraba con
lo que podía.
Los Consejeros y Guías lograron armar las carpas
nuevamente, recuerdo que no podíamos salir de la Ciudad Vacacional de Los
Caracas, porque no había paso hacia la Guaira, nos tocó volver a armar todo el
campamento, Gracias a Dios, que a pesar de todo fuimos muy afortunado, de que
no nos pasó nada grave, ni ninguna tragedia, en la tarde los niños lloraban por
sus pertenencias, pero era muy cómico, cuando alguien encontraba sus
pertenencias, en otra persona, que las traía puesta, muy cortes se las devolvían,
fue una experiencia de hermandad, porque muchos no encontraron sus pertenecías,
así que no tocaba ayudar, al que no había encontrado sus cosas, ósea que
prácticamente quedamos dignificados, a lo largo del campamento, se veía muchas
cuerdas, donde guindamos las sabanas y cobijas y las colchonetas, que se habían mojado con la lluvia, gracias a Dios,
que el Sol, ese día estuvo muy caliente.
Poco a poco todos fuimos recuperando las pertenecías,
ya después los Consejeros y Guías, nos decían; “Lo Que Se Perdió, Se Perdió”
ya en la tarde vimos que el cauce del río de Los Caracas, que estaba
disminuyendo y bajando su nivel alto, nos informaron que él problema había sido, que había llovido mucho en la
cabecera del río.
Nos llegó la noche, cada grupo, se fue acomodando en
sus carpas, esta vez los Consejeros y Guías, tomaron más previsiones,
realizaron guardias nocturnas, ya había dejado de llover, todo volvió a la
normalidad.
Debido a que habíamos perdidos nuestras pertenencias y
la comida, el gobierno y la administración de INCRET, nos dieron la ayuda, mientras
abrían el paso para La Guaira, no iban a dar el almuerzo en uno de los
comedores, en la mañana desayunábamos en el campamento, nos llevaban a la
playa, a eso de las 3 de la tarde, nos tocaba ir caminando hasta el comedor del
Instituto Nacional de Nutrición (I.N.N.), que funcionaba en la Ciudad
Vacacional de Los Caracas, para los empleados y funcionarios públicos, se
podrán imaginar la alegría de los niños, cuando fuimos por primera vez al
comedor, teníamos muchos tiempo, sin comer comida completa, íbamos entrando uno
a uno, tomábamos una bandeja de metal, las que tienen muchas divisiones, nos
dieron los cubiertos y un vaso, fuimos pasando por unos rieles, donde nos iban
sirviendo la comida, nos dieron; Sopa, seco, postre y jugo, todos comimos de un
sabroso, fueron unas comidas que nos salvaron la vida, eran muy ricas y
sabrosas, después de comer, nos llevaban al frente del mar a reposar la comida.
En la Capital de Caracas, se supo la noticia, que
hubo una crecida de los ríos de la
Guaira, las madres y Padres de los niños
en el bloque 2 y 1 estaban muy
preocupados, recuerden que para esa época, no existían los celulares, muy pocos
teléfonos públicos, aparte de eso no había comunicación, pero recuerdo que
avisaron al Bloque 2 y 1 de la Silsa, que estábamos bien.
Después de varios días, abrieron el paso hacia la
Guaira, ya el tráfico de vehículos comenzó a verse por las calles de la Ciudad
Vacacional de Los Caracas, el día sábado vimos llegar a mi hermano mayor a: Enrique
Cira y sus amigos los JOCIER,
(son un grupo de amigos del Bloque 2 de la Silsa, que son: Jesús López, Oscar, Caos, Igor
José Lugo Madrid, Enrique Cira, Rafa) en sus carros: Los Volkswagen
tipo Escarabajo, cuando llegaron al
campamento, fue muy bonito, era cómo si hubiésemos visto a unos Ángeles llegar,
eran en ese momento nuestros: Súper Héroes Salvadores, nos abrazamos todos los
hermanos, mis dos hermanas Aimara Sira y Marisela Sira y yo, Hernán
Sira: le decíamos papá a nuestro
hermano mayor, se podrán imaginar la sensación de ver llegar a tu Hermano-Papá,
irte a rescatarte, fue un momento inolvidable, ese día nos llevaron comidas,
agua potable y chuchería para los niños, ellos fueron a ver cómo estábamos, mi
hermano: Carlos Sira, le contó a mi hermano: Enrique Cira y a los JOCIER, lo sucedido, con la crecida del
río, pasaron todo el sábado con nosotros, el domingo en la mañana, ya al
mediodía, mi hermano mayor: Enrique Cira y sus amigos los JOCIER,
se despidieron de todo el grupo y de nosotros, se llevaron a una vecina a: Mercedes
López, hermana menor de: Jesús López y de Luis López, alias: Cara
de Caballo, nos quedamos muy triste cuando se fueron, también triste cuando
nuestra amiga: Mercedes se fue, él porque,
su familia tenía una bodega en el Bloque 2 de la Silsa, ella siempre tenía
chuchería y galletas, a veces nos compartía y a veces no, pero a veces, alguien
se metía a las carpas de las Damas, le quitaba algunas chucherías, cosas de
muchachos.
Pasamos otra semana más, en nuestro Campamento
Vacacional, no recuerdo si por problemas en la vía, creo que no podían pasar
los autobuses, seguimos disfrutando de la playa y el río que poco a poco fue
aclarando su agua.
Lo que si recuerdo muy bien y con mucho agrado, eran
las visitas a la Piscina de Los Caracas, la disfrutamos muchas veces, hasta el
cansancio, por ser muy profunda, era muy peligrosa para los niños, así que los
salvavidas eran muy estrictos, a los menores de edad, no se le permitía bañarse
en la piscina de adulto, así que nos tocaba bañarnos en la piscina de niños,
pero siempre me les escondía a los salvavidas, me escapaba nadando, para la
piscina de adulto, recuerdo también, que en la piscina habían varios animales
del Mar, uno de ellos era; un Pulpo con sus Tentáculos, el agua nos llegaba a
la rodillas, en una ocasión un niño metió la cabeza, entre los tentáculos del
Pulpo, se quedó atrapado por el cuello, no podía salirse, gracias a Dios me di
cuenta, le avisé a unos de los Guías, lo fueron a sacar, no podían sacar, yo le
dije que el truco era, subirlo hasta arriba, para librarle la cabeza, lo
lograron sacar, el niño estaba llorando, muy asustado, también disfrutamos de
un bote dentro de la piscina de los niños, cosas que apenas recuerdo.
Foto Cortesía del Grupo de Facebook Maiquetía y su
pasado, crédito de la foto de Luisin Viera Ramallo
Foto Cortesía del Grupo de Facebook Maiquetía y su
pasado, crédito de la foto de Luisin Viera Ramallo
Era una gran fiesta cada vez que nos llevaban a la
piscina, no fueron muchas, porque nos quedaba muy lejos del campamento, aparte
cobraban la entrada, no todos teníamos para pagar la entrada.
Desde la piscina nos íbamos caminando por toda la
playa, disfrutábamos un rato de un buen
baño, luego pasábamos al río de Los Caracas, siempre íbamos en fila, cantando, aplaudiendo,
silbando echando mucha bromas, chistes y burlas, al caer la tarde nos llevaban
al campamento, a comer y prepararnos a dormir.
Nos llegó el último día, se tenía por costumbre,
realizar una fogata para despedirnos del Campamento Vacacional 1975.
Ese día nos llevaron a recoger leña seca, a la orilla
de la playa, cada patrulla debía de realizar un acto folclórico o una obra de
teatro, o una canción, así que nos preparamos para la fiesta de despedida.
Ya todo estaba listo, él Señor: Curraco junto con los
Consejeros y Guías, nos dirigieron sus palabras de despedidas, una a unas las
patrullas fueron presentándose, sus actos folclóricos, sus obras de teatro, o
canciones, justo alrededor de la fogata, recuerdo que siempre cantábamos la
canción del: CHA, CHA, CHA.
“Cha Cha Cha cha , como leva el tren
Cha cha cha cómo lleva el visor
Que se pare ese carro, que me quiero apear
En la próxima estación fium fium
Si tu robas con descaro, o robas con disimulo
Te mandamos al Infierno, con una patada en el
CHA CHA CHA
EL día que yo nací, nacieron las amapolas,
Por esos las enfermeras, me echaron talco en las
Cha Cha Cha
A las tres de la tarde, cuando mataron a Lola,
El hombre que la mató, lo Guindaron por las
CHA CHA CHA
Al finalizar
los actos, nos pidieron que hiciéramos un circulo alrededor de la fogata, que
con los brazos entrecruzados, nos tomáramos de las manos, hicimos un gran
circulo, para cantar la canción de la Despedida, ya muchos niños y niñas y más
de uno, estaban llorando por la despedida, un instante inolvidable, para todos
los que disfrutamos del Campamento Vacacional 1975, cuando iniciamos nuestra
aventura, no nos conocíamos, pero ahora todos éramos hermanos, una gran
hermandad.
Así que entre lágrimas, comenzamos a cantar la Canción
de la Despedida:
“No es más que un hasta luego,
No es más que un breve Adiós,
Muy Pronto Junto al Fuego,
Nos Reunirá el Señor…
Luego murmullamos la canción, después la silbábamos,
luego nos pidieron que nos despidiéramos con un fuerte abrazo, aquí fue donde
aproveché de abrazar fuertemente a la muchacha que me gustaba a: La
Yetza, fue muy bonita la despedida, pero todos muy triste porque
sabíamos que no nos volveríamos a ver, alguno si, otros no, poco a poco nos fuimos
retirando, cada patrulla se iban a sus carpas, ya era muy tarde.
Al día siguiente recogimos el campamento, dejamos
todos más limpio de lo que estaba, todos cabizbajo, muy triste y con mucha
nostalgia, por la despedida, con mucho llanto nos despedimos de nuestro hermoso
río de Los Caracas, de nuestra playa, de nuestro campamento, todo quedó
desolado, montamos todos los morrales, bolsos y colchonetas al autobús, todos
muy callados y tristes, se sentía la nostalgia en todos.
Recuerdo que ni cantábamos por el camino, muchos venían durmiendo, otros sollozaban de tanto llanto, fue un viaje en silencio, ya no teníamos la alegría para cantar, subimos por la autopista.
Recuerdo que ni cantábamos por el camino, muchos venían durmiendo, otros sollozaban de tanto llanto, fue un viaje en silencio, ya no teníamos la alegría para cantar, subimos por la autopista.
Al llegar al Bloque 2 de la Silsa, nos estaban
esperando en el estacionamiento todas las madres, padres y familiares, fue muy bonito el recibimiento,
cuando el autobús entró al estacionamiento, tocando la cornetas, ya estábamos
más animados y cantábamos, gritábamos y aplaudíamos, cuando comenzamos a bajar
del autobús, fueron bajando primeros los niño menores, cada quien abrazaba a su
mamá y familiares, imagínense la alegría para cada niño, y para cada madre, fuimos
descendiendo, cada uno de los excursionista con su bolso y morral, íbamos
bajando del autobús, mientras tanto comenzamos a despedirnos, cada uno se despedía
de su Guías y Consejeros, y las Madres Colaboradoras, que nos apoyaron en
hacernos las comidas, agradeciéndole con besos y abrazos, nos reunieron para
darnos la despedida formal de nuestro Primer Campamento Vacacional Los Caracas
en el año 1975, iban entregando a cada niño con su pertenecías, o las que les
quedaron, recuerdo ver a muchos llorar, hasta yo, que soy muy llorón, nos
fuimos retirando del estacionamiento, para ir cada quien a sus casas, me
despedí de mis amigos y amigas, subí a mi casa, a darme un buen baño, comer y
dormir en mi cama.
Así fue nuestro Campamento Vacacional Los Caracas en
el año 1975, lamentablemente no quedaron registros fotográficos de este campamento,
los que habían quedaron en manos del Director del Centro de Excursionista, a
veces hablo con nuestra gran amiga y vecina la Señora: Olguita, recordamos estos
tiempos felices, fue nuestro primer campamento, después vinieron muchos más, los
de Machurucuto I y Machurucuto II, pero esa es otra historia, es otro capítulo
de mi vida.
Es por eso, que quiero dejar este escrito, para jamás
olvidar este hermoso campamento vacacional 1975, donde sufrimos mucho, donde
pasamos mucho trabajo, donde pasamos mucha hambre, donde pasamos muchas
necesidades, donde pasamos muchos sustos, donde sufrimos mucho, donde compartimos
y donde convivimos, pero también, donde Disfrutamos mucho, donde aprendimos
mucho, donde gozamos mucho, donde comimos cómo unos ricos, donde disfrutamos de
muchos paseos, donde conocimos los mejores pozos del Río de Los Caracas, donde
conocimos las mejores playas del La Ciudad Vacacional de Los Caracas, donde nos
bañamos en la piscina más grande del mundo, para un niño y de paso era de agua
de mar, donde dormíamos arrullados por el sonido de nuestro amado río de Los
Caracas, Donde conocí mi primer amor, Donde hicimos grandes amigos, este
campamento nos dejó a todos gratos recuerdos inolvidables,
Por: Hernán José Sira Pérez
AGRADECIMIENTO
Los JOCIER en la actualidad,
(Son el grupo de amigos del Bloque 2 de la Silsa, sus integrantes son:
Jesús López, Oscar, Caos, Enrique Cira, Rafa), lamentablemente en esta
foto falta un integrante mi padrino: Igor José Lugo Madrid, (Q.E.P.D.)
AGRADECIMIENTO
Agradecerle a la Administración de
La Ciudad Vacacional de Los Caracas, al I.N.C.R.E.T., al I.N.N., a los Guardias
Nacionales, a todos los funcionarios públicos para ese entonces, (Vigilantes,
Médicos, Enfermeros, Policías, a los empleados de Los Caracas), por permitirnos
pasar este maravilloso Campamento Vacacional.
Agradecerles: Por cuidarnos, Por
protegernos, Por salvarnos, Por curarnos, Por alimentarnos, Por recrearnos, Por
custodiarnos, Por todas las cosas maravillosas que vivimos.
Agradecerle a los: JOCIER,
por ser nuestros Ángeles Salvadores, se les recuerda Siempre con mucho
cariño.
Anexos
En esta foto se detalla, el caminito que utilizábamos
para subir al campamento, hasta allá arriba creció el Río de Los Caracas, a
nuestro campamento, año 2015
La Desembocadura del río de Los Caracas de la Ciudad
Vacacional de Los Caracas, por Hernán José Sira Pérez, año 2015
Abajo del puente de la Ciudad Vacacional de Los
Caracas, por Hernán Sira, año 2015
El puente y el río de la Ciudad Vacacional de Los
Caracas, por Hernán Sira, año 2015
El pozo y las bases del puente, Llegando al río de la Ciudad
Vacacional de Los Caracas, por Hernán Sira, año 2015
Justo al final de ese camino, montamos el campamento,
en la ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán José Sira Pérez, año 2015
La ribera del río de la Ciudad Vacacional de Los
Caracas, por Hernán Sira, año 2015
La vegetación típica del río de Los Caracas, por
Hernán Sira, en el año 2015
Los linderos del pozo de la Ciudad Vacacional de Los
Caracas, por Hernán Sira, 2015
Así estaba el pozo de la Ciudad Vacacional de Los
Caracas, por Hernán Sira, año 2015
El Hermoso pozo debajo del puente de concreto de la
Ciudad Vacacional de Los Caracas, por Hernán José Sira Pérez, año 2015
Llegando al final de la Ciclo Vía de La Guaira, Los
Caracas, por Hernán Sira, 2015
Unas de las cosas que hacíamos en el Río de Los Caracas,
era pescar el Camarón.
Fuentes de las Fotografías, obtenidas en La Internet,
de muchos grupos amantes de la Ciudad Vacacional de Los Caracas.
Foto actual de mi Familia: Los Sira Pérez, mi mamá: Rosa
Eudocia Pérez Perdigón, con sus 8 hijos, en la parte de atrás, estamos
los varones, de izquierda a derecha: Víctor
Enrique Cira Pérez, Carlos Edén Sira Pérez, Roberto Antonio Sira Pérez y
mi persona, él menor de los varones: Hernán José Sira Pérez, en la parte
del frente de izquierda a derecha, Rosa Elena Sira Pérez, “Cheli” Aimara
Josefina Sira Pérez, Stella De la Coromoto Sira Pérez, la menor de las
hembras: Marisela del Valle Sira Pérez. En el Bloque 2 de La Silsa, en
la populosa Parroquia del 23 de Enero, en el año 2010.
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