Machurucuto



Campamentos vacacional  en Machurucuto I, II, III.
 En la Década de los 70

(Miranda-Venezuela) 

Autor: Hernán José Sira Pérez        
                                                                    
                                     
En la Ciudad de Caracas, 05 de mayo de 2020








Me traje a la Playa de Machurucuto, al río y al pueblo  
De la Costa del estado Miranda,
 En mi mente y en mi corazón,
Quiero compartir mi experiencia con ustedes,
Para que admiren el regalo maravilloso,
 Qué nos otorgó, El Dios Padre,
Nuestra hermosa Venezuela





Dedicatoria


Primero que todo quiero darle Gracias a Dios, a la Virgen, y todos los Ángeles, que nos cuidaron y protegieron en estos campamentos vacacionales en la Playa de Machurucuto.
Quiero dedicarle este pequeño, escrito a mi Hermano: Carlos Edén Sira Pérez, alias: “Potro Loco”.
Este escrito se los dedico a todos los creadores del Centro de Excursionista, Comunidad Educativa (C.E.C.E), a sus integrantes: al Señor: Curraco, Que en Paz Descanse (Q.E.P.D.), a Los dirigentes a la Señora: Olguita, a todos Los Consejeros y Guías.
Quiero dedicarle este escrito también, a nuestras: Madres Colaboradoras, quienes nos alimentaron y cuidaron en este campamento.
Dedicarles estas vivencias de nuestro Campamento Vacacional, a todos los vecinos del Bloque 2 de la Silsa y del Bloque 1 de la Silsa.
Dedicarles también estas vivencias de nuestro Campamento Vacacional, a todos los miembros del Centro de Excursionistas de Petare.
Dedicarle también a los habitantes del Pueblo de Machurucuto y al Ejercito Nacional, en un Cuartel del Machurucuto.



PREÁMBULO

                                                            
Para las personas que disfrutaron de mi primer escrito de nuestro: Primer Campamento Vacacional en la Ciudad Vacacional de Los Caracas, en el año 1975, les comentaba que luego volvieron muchos campamentos más, los de Macurucuto I, II, III.

Así que en la próximas vacaciones escolares nos invitaron a toda la comunidad, para asistir a otro campamento vacacional, esta vez no sería en el estado Vargas, por la mala experiencia que sufrimos, decidieron cambiar de escenario, así que nos dijeron que iríamos a una de la playas del estado Miranda, a un zona que tenía también; un río y una playa, para que no volviéramos a pasar ningún susto, no más crecida de río, no más trabajo.
Era un requisito indispensable presentar la boleta de calificaciones, para poder disfrutar de estos campamentos, aparte cancelar los gastos de inscripción y transporte. 
En mi caso no conocía al estado Miranda, de nuestro país, era otra aventura más

 
 El Bloque 2 de la Silsa


         Un día mi hermano; Carlos Edén Sira Pérez, habló con mi mamá : Rosa Eudocia Pérez Perdigón, para sacarnos el permiso, para ir nuevamente a un campamento vacacional, los que iríamos al campamento vacacional de Machurucuto, serían los 3 hermanos menores de edad; Hernán José Sira Pérez, Aimara Josefina Sira Pérez, y Marisela Del Valle Sira Pérez, se podrán imaginar la emoción para nosotros, ir de campamento para disfrutar nuevamente de una playa y de un río, que no conocíamos, lo único que sabíamos era, que nos llevarían a Machurucuto.



Machurucuto:
Es un pueblo ubicado en el Municipio Pedro Gual del estado Miranda, en Venezuela (10º 12' 15.1 de latitud norte y 65º 39' 06.7 de longitud oeste). Se encuentra en la desembocadura del río Cúpira. Su principal actividad económica es el turismo debido a la gran belleza de sus playas de arena blanca. Es la capital de la parroquia homónima. Su población es de 5000 habitantes (2001).
Coordenadas: 10°12′N 65°38′O.

         Teníamos por costumbre salir a primera hora a las excursiones, para salir  temprano del Bloque 2 de la Silsa, nos levantamos a eso de las 5 de la mañana en la casa, para prepararnos y alistarnos para salir, mi hermano mayor: Carlos Sira y mis dos Hermanas y mi persona, cómo todos nos conocíamos, íbamos de piso en piso, por los pasillos del Bloque 2, llamando a los vecinos que iban al campamento, le tocábamos las puertas y tocábamos un pito, varias veces, para que se despertaran, el punto de encuentro seria en el estacionamiento del Bloque 2 de la Silsa, todos nos fuimos agrupando con nuestros bolsos y morrales, con sus respectivas colchonetas, cobijas, hasta almohadas llevamos ese día, ya la logística estaba también lista, las carpas, la comida, los utensilios para cocinar, las ollas y todo lo necesario para el campamento.

 Ese día tuvimos que esperar a que llegara el autobús, y a los vecinos que se quedaron dormidos.

El Estacionamiento del Bloque 2 de La Silsa, fuentes de las fotografías, realizada por: Hernán José Sira Pérez, año 2016  


Cómo éramos muchos el centro de excursionista, contrató un autobús, que nos llevaría al estado Miranda, para trasladarnos hasta el Pueblo de la costa del estado Miranda, al Pueblo de Machurucuto.

Nos montamos todos en el transporte, todos muy emocionados, nos despedimos de nuestros familiares, cuando salimos del Bloque 2 de la Silsa, íbamos todos felices y contentos, cantando la canción de campamento, una de ella era la siguiente:

         “A las seis de la mañana,

         Cuando va a salir el sol,

         Levantamos la Bandera y

         Nos vamos de excursión…


         Recuerdo que salimos muy tarde del bloque 2 de la Silsa, porque tuvimos que esperar al autobús, y a las personas que llegaron retardadas, tomamos la autopista rumbo al este de la ciudad a la zona de Petare, para ir a buscar a un grupo de jóvenes, que pertenecían también al: Centro de Excursionistas, Comunidad Educativa, “C.E.C.E”. Al llegar a Petare, tuvimos que esperar, otro rato más, mientras se organizaban, montaron los bolsos y la logística al autobús, se subió el grupo de Petare, nos presentaron uno a uno, a los nuevos excursionistas, recuerdo que ya eran más de las 11 de la mañana, aún no habíamos salidos de la Ciudad de Caracas. En el grupo de Petare, venían otras muchachas muy lindas.

         Tomamos la carretera vieja, para ir a: Caucagua, todos en el autobús cantado y aplaudiendo, de tanto cantar, nos tomamos toda el agua, ya teníamos hambre, creo que más de uno salió de su casa sin desayunar, ya era medio día, el autobús entró a una bomba de gasolina para equiparlo, todos los niños con mucha sed y con hambre, mi hermano: Carlos Sira, Los Consejeros y Guías, buscaban la manera de que nos tranquilizáramos, cuando íbamos por la carretera mi hermano vio, una venta típica de Mandarina, en la Zona de Araira,

  
Como todos veníamos muerto de hambre y con mucha sed, compraron; un Saco de Mandarina, nos dieron dos mandarinas por personas, recuerdo que estaban muy sabrosas, pero, cómo siempre hay un pero, como éramos unos muertos de hambre, pedíamos más mandarinas, como el viaje era muy largo, nos dijeron: que nos comiéramos, las que quisiéramos, todos caminábamos al final de autobús para agarrar más mandarinas, logramos llegar a Caucagua, tomamos la vía a Oriente, lo que llega a mi mente, era que en el autobús, veníamos muerto de calor, pero con la alegría, de que íbamos a disfrutar de nuestro segundo campamento vacacional.

Íbamos por la carretera nacional, muy contentos, todos los niños, cantando y aplaudiendo, silbando, un gran bochinche, dentro del autobús, le cantábamos canciones a conductor del autobús:

“El Señor Conductor, no se ríe, no se ríe, no se ríe,  

Para Ser Conductor de Primera,

Ten cuidado con la acera.

Para ser Conductor de Segunda,

Ten Cuidado con las Curvas.

Para hacer Conductor de Tercera,

Acelera, Acelera….”


Otro grito que le realizábamos al chófer era la siguiente canción:

“Tenemos Un Chófer,

Que es una Maravilla,

Frena con Los Pies,

Y Maneja con la Barriga…”  

          
Por la carretera no se veía, ni la playa, ni el río, solamente un túnel vegetal, al llegar al pueblo de Machurucuto, nos quedamos maravillados, al ver tanta grandeza, ahora teníamos a la disponibilidad de muchas playas y un gran río, el de Machurucuto, al llegar a la desembocadura del río, los Coordinadores de Centro de Excursionistas, tomaron la decisión de montar el campamento: entre el río y la playa del pueblo, mientras montaban las carpas, nos dieron el permiso para que conociéramos los alrededores, admirando la hermosa playa y al río, nos fuimos caminando por la orilla de la playa, ya saben, cómo éramos unos muertos de hambres, encontramos un tesoro, una  mina de Cocos, arrumados en una esquina de un patio, en una de las casas, que están a la orilla de la playa, como buenos: Catienses, hablamos con un señor, que estaba cuidando la casa, le dijimos: que estábamos llegando de Caracas, que íbamos a acampar en la orilla del mar, le pedimos, que nos regalara algunos cocos, muy amable no dijo: que pasáramos y tomáramos algunos, cada uno tomó dos cocos, no los llevamos al campamento, llevábamos los cocos agarrado por su rama, para que los Consejeros y Guías, nos lo pelaran y nos abrieran los Cocos, para tomarnos su agua y comernos la pulpa, cuando los otros niños, se dieron cuenta que estábamos comiendo cocos, se corrió la información, qué en unas de la casa estaba regalando sus cocos, llega a mi mente el recuerdo, que se veían una larga fila de niños, cargando sus cocos, como unas hormigas, para el campamento, para que los Consejeros y Guías se los picaran, mientras las Madres Colaboradoras, Los otros Consejeros y Guías, terminaban de instalar el campamento, y montar el almuerzo-cena.
Quiero que se imaginen, que le pasa a una persona, que se coma unas cuantas mandarinas en ayuna, luego se tome el agua de Coco, y se coma su pulpa, fue algo inmediato, que nos comenzó a doler la barriga, a más de uno, le dieron ganas de ir al baño, pero a qué baño, si apenas estábamos llegando, no teníamos previsto en donde iríamos hacer nuestras necesidades, así que tuvieron que cortar, unas ramas y palmas de coco, para hacer unas letrinas provisionales, para que los niños hicieran sus necesidades fisiológicas, cuenta mi hermano: Carlos Sira, que se fue inmediatamente a la farmacia, le preguntó al Farmaceuta, ¿que si tenía algún medicamento para la diarrea?, le respondió: que si había, mi hermano le preguntó, ¿qué cuantas cajas tenia?, le respondió el vendedor: que como 10 cajas, mi hermano, le dijo que se las diera todas, porque tenía a unos niños intoxicados, por comer mandarina con coco.
 Como se podrán imaginar nos prohibieron comer cocos, fueron hasta la casa del señor, que cuidaba la casa, para que no nos dieran más cocos, o sea que por estar comiendo como unos desesperados: las mandarinas y los cocos, nos dio una La Diarrea Colectiva.

Ese día nos dio chance de meternos a bañar en el río, que a comparación con el río de Los Caracas, esta era más caliente, recuerdo que no fuimos a dar un reconocimiento por los alrededores justo por la orilla de la playa, que jamás le encontramos fin.


Nos llamaron a reunión, para que comiéramos, luego, nos clasificaron por patrullas, según la edad, ya al caer la noche, nos fuimos a dormir, las damas a una carpa grande y los varones a otra carpa, era muy cómico, porque más de uno le daba dolor de estómago, salía corriendo, para las letrinas improvisadas, les aseguro que realmente fue una noche muy larga, cada vez que alguien se paraba, con dolor de estómago, salía corriendo para el baño,  le gritábamos Córrela,  muchas risas dentro de la carpa.

       Debido a que éramos muchos, no se tenía la logística, para preparar tanta comida, los Coordinadores del Centro Excursionistas, se fueron al pueblo de Machurucuto, para buscar a una señora que vendía arepas, hablaron con ella, fue así que nos llevaron  caminando de la orilla de la playa, donde estaba el campamento, para ir hasta la calle principal de Pueblo de Machurucuto, pasábamos por el  puente de cemento, para ir a la casa, donde hacían las famosas arepas, “Las Ruedas de Camión”, cuando llegamos a la casa, nos dijeron que entráramos a el patio principal, todos en silencio, cuando pasamos, vimos que tenían muchos animales: unos cochinos, gallinas, pollos, hasta un mono, que estaba en una jaula, con una pequeña hamaca, él mono se mecía de un lado a otro lado, mientras esperábamos que nos sirvieran el desayuno, uno de los muchachos, le desamarró la hamaca, cuando él mono se cayó, se puso muy molesto, comenzó a chillar, los dueños se pusieron muy molestos con los niños, por supuesto nos dieron un tremendo regaño ese día, recuerdo que nos comíamos esas divinas arepas, con café con leche, luego volvíamos a bajar al campamento.

       Era un recorrido muy largo, pero cuando llegábamos al puente de cemento, ya sabíamos que estábamos llegando al campamento, como siempre cantando.
       Otra noche más en nuestro Campamento Vacacional, ya por lo menos estábamos un poco mejor, del mal estomacal y de la diarrea, ya la gran mayoría dormimos corrido.
       Al día siguiente nos paraban muy temprano, para poder realizar todas las actividades que se tenían previstas, lo bueno de todo, era que cuando terminábamos de realizar nuestras actividades, nos daban permiso para bañarnos en el río, a tan solo unos metros del campamento teníamos la playa, y a pocos metros teníamos también al río, ósea que de un lado, al otro lado corríamos, nos bañábamos en la playa y luego corríamos al río, nos encantaba caminar hasta la desembocadura del río, donde se encontraba el río con el mar, se hacían unas islas.
         En el río se veían muchos peces; uno de ellos eran: Los Bagres, que nos informaban que debíamos tener mucha cautela con ellos, con sus bigotes, cuando lo rozaban a uno, lo podían pinchar, nos podría dar fiebre, e inflamación de la zona en donde nos rozara. 

         Mi gran amor de campamento, la vecina del Bloque 1, mi amiguita: La Yetza, también fue al campamento, ella era hermana de unas de las Consejeras, nos reuníamos en la playa para echar muchas bromas. Cuando nos daban tiempo libre nos íbamos de paseo a lo largo de la playa de Machurucuto, asombrado que uno caminaba, no le encontramos fin a la larga orilla del mar, nos tardábamos mucho, cuando regresábamos al campamento, nos regañaban, así que nos castigaban.
       Así fueron transcurriendo los días en nuestro campamento vacacional en el Pueblo de Machurucuto.
Las canciones siempre nos acompañaban, apenas recuerdo una, que decía algo así:

Yo tengo un piojo,
En la cabeza,
Que se me baja,
Pa´ la cintura,
Me gritan, mátalo, mátalo,
Bien matado,
Con un movimiento en la cintura.

       Llega a mi mente que un niño, lo bailaba con un buen ritmo de tambor, nos reíamos mucho cuando lo veíamos bailar, recuerden que estábamos en Barlovento, así que aprendimos a bailar tambor, así que al  compás de las palmas, con cualquier palo o lata o tobo sacábamos música,  hacíamos un círculo y bailábamos.
Realizábamos muchas actividades de campamento, crear gritos de guerra, elecciones de la reina, trabajo comunitario, hasta que llegaba el final de la tarde, hacíamos fogatas, para combatir la plaga y cantar las canciones de campamento, una de ellas era la siguiente:



“Ahora que estamos sentado,
         Ahora que estamos sentado,

Vamos a contar mentira, tralala,

Vamos a contar mentira.

Por el Mar, corre La Liebre

Por el Mar, Corre La liebre
       Por el Monte, La Sardina,Tralala,

Por el Monte, La Sardina Tralala,

Por el Monte La Sardina.” 


 Otro día en el Campamento Vacacional de Machurucuto año 1976
      
       Cuando nos despertaron al día siguiente, vimos que el río de Machurucuto, estaba de un color marrón, con muchos escombros, ramas, y troncos, ese día no nos bañamos en el río, solamente nos permitieron bañarnos en la playa.
       Esa noche nos acostamos a dormir, como de costumbre, recuerdan que les comenté, que vimos el río de color marrón y con muchos escombros, esta vez no nos llovió, pero llovió mucho en las cabeceras del río de Cúpira, hizo que el río de Machurucuto creciera, lo que produjo que se inundaran nuestro campamento, por segunda vez, se dio la alarma que el río de Machurucuto había crecido, nos fueron avisar los habitantes del pueblo, nos sacaron de inmediato de las carpas, esta vez no nos dio chance de recuperar, nuestras pertenencias, las consecuencias de la crecida del río de Machurucuto, fue que se nos mojaron nuevamente las colchonetas, perdimos la ropa, los zapatos, las cholas, los bolsos y nuestras pertenencias, porque la inundación se llevó todo al mar, que ese día estaba peleando con el río, el mar estaba picado y el río crecido, donde anteriormente había tierra firme, ahora estaba bajo el agua de mar y del agua del río, todos los niños llorando, algunos tranquilos porque era nuestra segunda vez, que se nos inundaba el campamento, amaneció y el río volvió a bajar su cauce, ya estaba disminuyendo su corriente, lo que recuerdo que en la mañana, 




llegó unos transporte militares, policías y ambulancias, no recuerdo bien mucho los acontecimientos, pero creo que ese día, los dirigentes del Centro de Excursionistas, hablaron con un Coronel, que vivía en una casa militar en el pueblo de Machurucuto, a ver en que nos podía ayudar, el militar nos ofreció lo siguiente: que en esa época estaban de moda los campamentos Militares para la Juventud, nos ofrecieron sus instalaciones, como invitados de honor a su cuartel, esa noche realizamos una fogata, para despedirnos de nuestro campamento, invitamos a los habitantes del pueblo, a los militares y policías, realizamos nuestra despedida, todas las patrullas, debían de realizar un acto, o una presentación folclórica autóctona de esa zona. 




         Ese día realizamos los preparativos para hacer la fogata, y despedirnos de esa zona, que no era segura, las autoridades no iban a permitir que nadie acampara en esa zona, así que fuimos a buscar troncos y leña seca, fuimos haciendo nuestra gran fogata.
         Al llegar la noche todos preparados para realizar la presentaciones de sus actos culturales, las patrullas de los niño, presentaron su acto cultural, luego las damas, nos tocó el turno a mi patrulla.
         El acto que realizamos era el de un Elefante Mágico, nos tocó montar una obra de teatro, realizamos la de un acto de un Circo, donde un Elefante, era capaz de levantar a tres hombres, sin necesidad de alzarlos, ni con su trompa, ni con su orejas, ni con su cuerpo, así que la alfombra familiar, la tipo Persa con flecos, nos sirvió para hacer el cuerpo del elefante, con una rama de coco, hicimos la trompa, con unas almohadas las orejas, nos quedó muy bonito, nos metimos varios muchachos de la patrulla bajo la alfombra, El Animador del Circo Anunciaba, Que este Elefante fue Traído del África, que tenías poderes sobrenaturales, que podía hacer levantar a tres personas: Sin necesidad de tocarlos, ni con su trompa, ni con sus orejas, ni su cuerpo, le pedimos a tres personas del público, de forma voluntaria, para realizar el acto de magia, los ayudantes, colocaron unos paños en el piso, para que las personas se acostaran en el piso, mientras tanto invitaron al Elefante, que entrara al escenario, con un canto:

A la entre, entre

Entre

A la Entre, Entre

Entre

Ese Elefante, Que Entre. 

    Recuerdo que cuando entramos al gran círculo de personas entre excursionistas y público presente, le dimos varias vueltas, a las personas que estaban acostada, cuando el Animador del Circo,  anunció que en un instante Él Elefante realizaría, la proeza de hacer levantar a tres hombres, sin tocarle, sin levantarlo con sus trompa, con sus orejas o con su cuerpo, las personas estaban tendida plácidamente en el piso, cuando por obra y arte de magia Él Elefante se les acercó, alzo su pata trasera, literalmente los Orinó, debajo del Elefante, en medio del grupo, venían dos muchacho con unos tobos de agua con hielo, por supuesto los Tres Personas, se levantaron inmediatamente, cuándo les tiraron el agua fría encima, todos aplaudieron, el Animador del Circo felicitaba al  acto del Elefante, que cumplió lo prometido: Hacer Levantar a Tres Personas, sin necesidad de tocarlos, ni con la trompa, ni con sus orejas, ni con su cuerpo, aplausos, muchos aplausos y risas de todo el público presente, el Animador del Circo, le pidió disculpa a las tres personas, por el mal comportamiento del Elefante, nos retiramos del escenario, con muchos aplauso y risas de todos.
       Nos informaron que nos llevarían a un cuartel, que nos iban a dar alojamiento en su Cuartel General del Ejército Nacional, llega a mi mente el recuerdo que llegaron muchos transporte militares a la orilla de la playa, como unos dignificados, fuimos montando nuestras bolsos y colchonetas, un larga fila, para ir subiendo a los Tácticos de color verde, ayudados por unos soldados del ejército nacional, por ser muy altos los escalones de los transportes militares, así que nos despedimos de esa zona peligrosa, todos muy tristes y preocupados, salimos del pueblo de Machurucuto, nos dirigimos a la salida, para tomar la carretera nacional, para dirigirnos al cuartel, que quedaba bien retirado del Pueblo de Machurucuto, cuando llegamos a la entrada, recuerdo que había un arco con el nombre del cuartel, una garita o alcabala militar, entramos por un larga recta, hasta que llegamos a un campo deportivo.
         Nos quedamos asombrados, con la boca abierta, al ver unas hermosas carpas Israelitas, de armazón de hierro, muy altas a comparación de las que nosotros estábamos acampando,  ya estaban instaladas, eran lo suficiente grande para albergar a todos los varones en una carpa y en otra carpa dormían las damas y Guías y Consejeras y las Madres Colaboradoras, cuando entramos a las carpas, parecíamos unos turistas admirando el paisaje, eran muy modernas para esa época, tenían hasta ventanas y entradas de aire, a cada niño nos asignaron una cama militar, ósea que no dormiríamos en el piso, todos muy contentos, nos llamaron a reunión, subimos caminando por una carretera, para entrar al cuartel, nos invitaron a entrar al patio de Honor, donde nos dieron la más cordial bienvenida a las instalaciones, nos informaron, cuales eran nuestras responsabilidades, las normas que debíamos cumplir, que a partir de ese días, pasaríamos a formar parte de la estructura militar, que debíamos cumplir las normas, por ser una zona militar, desde ese día comenzaron a darnos, la instrucción pre-militar a todos, así que cuando nos llamaban a formación, como unos soldados firmes y alineados, ese día nos invitaron a que pasáramos al comedor, donde nos sirvieron un sabroso almuerzo, sopa, seco y jugo, recuerdo que nos comimos todo, teníamos ya varios días sin comer bien, nos salvaron la vida ese día, con esa comida tan sabrosa.

     Esa noche bajamos al campo deportivo, para pasar nuestra primera noche, en el campo deportivo donde estaban instaladas las carpas, anteriormente en el campamento en la orilla de la playa nos tenían controlada el agua potable, pero ahora el ejército nos puso a nuestra disposición un tanque de agua, así que cuando teníamos sed, nos servíamos toda el agua que quisiéramos, ya todo estaba oscuro porque ya habían apagado las luces del campo deportivo y las lámparas, así que entramos a las carpas a dormir, se podrán imaginar que esa noche dormimos muy bien, en un hotel 5 estrellas, a comparación donde estábamos durmiendo en nuestro campamento en el piso, en la arena de playa.   

  
Nuestro Primer día en el Cuartel del Ejército Nacional

Llega a mi mente el recuerdo que ese día amaneció, a eso de las 6 de la mañana, nos despertaron a todos con un toque de Diana, para despertarnos, con sus trompetas, tambores y platillos, el ruido era ensordecedor, así que fuimos saliendo uno a uno de las carpas, recuerden que ahora, éramos unos invitados de los militares, lo primero que nos pidieron que hiciéramos era correr por el campo deportivo, realizar nuestro baile del calentamiento. Nos reunieron a todas las patrullas, el señor: Curraco, nos daba los buenos días, nos comunicaba cual sería el itinerario que realizaríamos ese día, nos animaba, comenzábamos a hacer ejercicios, para calentar el cuerpo, con otra canción de campamento, que recuerdo que era algo así:

Este es el Baile, del Calentamiento,
Todos los Bailan, en el campamento,
Muchachos al ataque,
Con Una Mano….Bis

Con las dos Manos, Con un Brazo, Con el otro Brazo, Con Un Pie, Con el Otro Pie, Con una Pierna, Con la otra Pierna, Con la Cabeza, culminábamos moviendo todo el cuerpo, quedábamos todos cansados, al finalizar el calentamiento nos permitían ir al tanque de agua, donde habían que hacer una larga fila, para cepillábamos los dientes y  lavamos la cara, luego realizábamos la limpieza general del campamento, dando tiempo, que nos vinieran a buscar los soldados, para ir a desayunar, mientras tanto le cantábamos a los soldados, la siguiente canción:

“Tenemos Hambre, Queremos Comer,
Tenemos Hambre, Queremos Comer.
Que le den, que le den, un plato de caraotas,
         Que le den, que le den, Pa´ que no sean Idiotas”

       Bajaban una comisión de soldados, para llevarnos al Patio de Honor, al llegar nos daban la orden para pasar a  la formación, un sargento nos comenzaba a dar el Orden Cerrado, Firmes, discreción, nos enseñaron a alinearnos, hasta que llegaba la hora de entonar el himno nacional, nos daban la orden, Atención Fir, Con Vista a la Bandera, Saludo, cantábamos el himno nacional, luego éramos invitados a pasar al comedor, donde siempre nos sorprendían con un rico desayuno, a veces nos daban arepas o bollitos con un rico fororo, o café con leche. 

         Al terminar el desayuno, bajábamos al campamento, a esperar a que nos fueran a buscar en los transporte, en Los Tácticos, para que nos llevaran a pasear, era muy emocionante, nos sentíamos ya unos militares, ese día nos invitaron a una playa, así que nos subimos a los camiones, nos fuimos cantando, llega a mi mente el recuerdo de que en uno de esos paseos, a la playa, pasamos un gran susto, venían varios trasporte militares como unos cuatros, uno se detuvo, porque había que tomar un camino de tierra, estaba esperando a uno de los transporte, estábamos parado en la vía, cuando vimos que el camión venía muy rápido, se fue acercando, cuando de repente nos chocó, y a su vez el Táctico chocó al otro, el trasporte se quedó sin freno, a uno de los  soldado se le escapó un disparo de FAl, pero nos dijo: que no nos preocupáramos porque era una bala de salva, ese día nos llevaron a conocer al río de Cúpira, a una poza grande y muy profunda, lo que llega a mi mente, era que nos subíamos a las pared de una gran roca y nos tirábamos de clavado o parados al río.  
         Después de disfrutar de la playa y el río, nos volvíamos a montar en los Tácticos para ir nuevamente al cuartel, era muy emocionante, íbamos cantando y echando mucha broma por el camino.
       Como éramos invitados o huéspedes del Ejército Nacional, nos daban la advertencia, que no podíamos salir del Cuartel, sino con un salvoconducto, que no se nos ocurriera salir de las áreas militares, que en la garita estaba siempre un soldado de guardia, que no permitiría que nadie entrara, ni saliera, sino conocía el Santo y Seña, así que eran muy cuidadoso con esta orden.
                   Al llegar al cuartel, llegábamos al campamento, luego subíamos a darnos un buen baño, en los sanitarios del cuartel, luego de bañarnos, pasábamos al comedor, ya al final de la tarde bajábamos nuevamente al campo deportivo, así fueron pasando los días, en las instalaciones del cuartel, a veces nos permitían recorrer todas las instalaciones, disfrutábamos mucho de su cancha de tiros y de entrenamientos militares, recuerdo un día que estábamos corriendo por el campo deportivo, al final del campo había un caño, o quebrada, cuando bajé a explorar, venia corriendo, cuando de repente se me apareció en el camino: una Baba, grande, inmediatamente cogí dos piedras y se las lancé,  salí rápidamente, le dije: a un soldado, que me había salido una Baba, me dijo: tranquilo esta noche la cazamos y no las comemos, ellos era un escuadrón de Cazadores.
         Así fueron transcurriendo los días en nuestro Campamento Vacacional en el Cuartel del Ejército Nacional, en Machurucuto, al caer las noches en el campamento, en el campo deportivo, se escuchaban los sapos, grillos, veíamos las luciérnagas, cuando alumbrábamos al monte, con nuestras linternas, veíamos unos ojos alumbrados, eran unos monos, muchos niños se asustaban al escucharlos, a veces se acercaban al campamento,  a ver que se robaban.

   
La Película en el Cuartel del Ejército Nacional


   Recuerdo un día, después de realizar nuestras rutinas diarias, desayunamos, nos sacaron a pasear a la playa todo el día, nos dieron algún refrigerio en la playa, cuando regresamos al campamento, al llegar al campo deportivo, donde teníamos el campamento, llegamos muy cansados.

     De la playa al cuarte es muy lejos, a más de 20 minutos en carro, como de costumbre fuimos a tomar agua, con la sorpresa que no estaba el tanque de agua, o la cisterna, que siempre nos colocaban, nos llamaron a formación, cuando subimos al cuartel general, nos dirigimos al patio de Honor, todos corrimos a los bebederos de agua, no había agua, otros se fueron a los baños, tampoco había agua, nos dijeron: que no había agua, que se había roto un tubo, que lo estaban reparando, nos formaron en el patio, nos invitaron a pasar al auditorio para disfrutar de una película, todos muy emocionados, porque nos iban a pasar una película en una pantalla grande, todos los niños estábamos muy cansados y con mucha sed, recuerdo que la película era de: Vaqueros y Pistoleros, arreo de ganado, mientras pasaban la película, muchos niños se paraban a pedir permiso para ir al baño, para ir a tomar agua, le decían que no se podía salir de la sala, el trama de la película era en un desierto, uno de los vaqueros, lo asaltaron le robaron todo el ganado, y a su caballo, lo golpearon mucho, lo dejaron desmayado, cuando el vaquero volvió en sí, para poder sobrevivir en el desierto, tenía que cruzarle, para llegar a su pueblo, el vaquero caminaba pidiendo: Agua, Agua, Agua, como estaba en el desierto vio un espejismo, corrió a la orilla de un supuesto río, cuando se lanzó al río, era pura arena y matas de espinas tipo “Tunas”, salió todo cortado, comenzó a arrastrarse por el suelo, seguí pidiendo: AGUA, AGUA, AGUA , ya muchos de los niños, estaban muy sedientos, por cada paso que daba el vaquero, comenzamos a sufrir su desgracia, ya todos estábamos ansiosos, que se terminara pronto la película, para salir al patio a los bebederos a tomar Agua, porque teníamos mucha sed, la película siguió, el pobre vaquero, arrastrándose por el piso a oscura, a lo lejos vio unas luces de su pueblo, así que siguió arrastrándose, logró llegar al pueblo, lo cómico que cuando llegó, lo rescataron, lo montaron en una carreta, se lo llevaron al médico del pueblo, llegó la Familia, la esposa, lo abrazaban, lo besaban, pero nadie le daba agua, al pobre Vaquero, al fin terminó la película, encendieron las luces, cuando salimos todos de la sala de cine, fuimos corriendo por todo el cuartel, a buscar agua, a los bebederos, a los baños, a los chorros de los jardines, en ningún lado encontramos agua, le pedíamos a los soldados, nos decían que ni ellos tenían agua para beber, fuimos al comedor, tampoco había agua, los Consejeros y Guías, nos dieron la orden, para bajar al campo deportivo, mientras solventaban los problemas del agua, así que nos formaron para bajar donde teníamos las carpas, se podrán imaginar, ir acostarse a dormir, sin tomar agua, cuando íbamos saliendo del cuartel, cuando comenzamos a bajar por unas escaleras, nos tenían una grata sorpresa Los Soldados: Tenían unas Ollas Gigantes, con una rica Tizana de Fruta con Hielo, a cada uno de nosotros nos daban un vaso, nos pedían que no dijéramos nada a los otros niños, que siguiéramos saliendo del cuartel, para no estropearle la sorpresa, la muchachas se pusieron muy molestas con los soldados, pero se les pasó la molestia, cuando le dieron ese ricos vaso de Tizana bien fría, todos los niños felices por la sorpresa, los soldados estaban muy contento, por la gran broma que nos hicieron, bajamos a nuestro campamento a dormir.   
     Muchos de nosotros teníamos soldados asignados por patrullas, así que a lo largo de la semana, nos fuimos encariñando con los que nos cuidaban, y nos ayudaban cuando le pedíamos algún favor, se portaron muy bien con nosotros fueron unos excelentes anfitriones, en los últimos días, nos fueron obsequiando unas balas de FAL, muy pulidas relucientes como si fueran de oro.
     Una de la cosas que recuerdo era que  varias de las muchachas y Guías de Campamento vacacional, estaban enamorada de un Soldado, al pobre lo tenían como un osito de peluche, lo abrazaban, se lo peleaban.


  
Nos Llegó El Último Día, En Nuestro Campamento Vacacional 1976

Se tenía por costumbre, o por tradición de excursionistas, realizar una fogata para despedirnos del Campamento Vacacional.
Ese día nos llevaron a buscar y recoger leña seca, a la orilla de la playa, en uno de los transporte tipo Táctico, fuimos solamente los varones, mientras las hembras preparaban el escenario, al llegar al cuartel bajamos toda la leña y armamos la fogata en el campo deportivo, hicimos un círculo de piedras grandes, apilamos la leña a un lado, preparamos todo para el evento nocturno, cada patrulla debía de realizar: un acto folclórico o una obra de teatro, o una canción, así que nos preparamos para la fiesta de despedida.
       Llegó la noche, ya todo estaba listo, subimos a los sanitarios del cuartel, para bañarnos, nos vestimos para los actos culturales, algunos se disfrazaban, para realizar los actos cultural, nos llevaron al lugar donde estaba la fogata, nos sentamos alrededor, recuerdo que en un acto cultural, le presté mis pantalones a mi amiguita: la Yetza para su presentación en su acto cultural, ella tenía que vestirse de hombre, me lo tuve que quitar delante de ella, me quede en short, porque era para ya, la mujeres son las que manda, detrás de la carpa ella se vistió, yo me fui a sentar alrededor de la fogata , para ver los actos de las demás patrullas.


 Él Señor: Curraco, junto con Los Consejeros y Guías, más los invitados especiales el alto mando militar del Cuartel de Machurucuto, y los soldados, nos dirigieron sus palabras de despedidas, una a una las patrullas, fueron presentándose, sus actos folclóricos, sus obras de teatro, o canciones, justo alrededor de la fogata, para animarnos comenzábamos a cantar muchas canciones, recuerdo que siempre cantábamos la canción del: CHA, CHA, CHA, por ser las más animada, aparte tenía unos versos muy jocosos, cada quien le agregaba una estrofa a la canción.

Cha Cha Cha cha, como leva el tren
Cha cha cha cómo lleva el visor

Que se pare ese carro, que me quiero apear
En la próxima estación, fium, fium
 Si tu robas con descaro, o robas con disimulo
Te mandamos al Infierno, con una patada en el
CHA CHA CHA 

El día que yo nací, nacieron las amapolas,
Por esos las enfermeras, me echaron talco en
 las

Cha Cha Cha

 A las tres de la tarde, cuando mataron a Lola,
El hombre que la mató, lo Guindaron por las
CHA CHA CHA 

Al finalizar los actos folclóricos, nos pidieron que hiciéramos un circulo alrededor de la fogata, nos pidieron que todos nos pusiéramos de pie, que con los brazos entrecruzados, nos tomáramos de las manos, hicimos un gran circulo, para cantar la canción de “La Despedida”, ya muchos niños y niñas y más de uno, estaban llorando, por la despedida, un instante inolvidable, para todos los que disfrutamos del segundo  Campamento Vacacional del año 1976, cuando iniciamos nuestra gran aventura, no nos conocíamos bien, algunos eran de la Parroquia de Petare, otros del Bloque 1, pero ahora todos éramos hermanos, una gran hermandad.
Así que entre lágrimas, comenzamos a cantar la Canción de la Despedida:

“No es más que un hasta luego,

No es más que un Breve Adiós,

Muy Pronto, Junto al Fuego,

Nos Reunirá el Señor…


Luego murmullamos la canción, después silbábamos la canción, luego nos pidieron, que nos despidiéramos con un fuerte abrazo, esta vez la despedida fue muy larga, porque nos estábamos despidiendo de los soldados y de los oficiales, agradeciéndole a todos, por habernos invitado a pasar esas semanas en su cuartel, recuerdo que detrás de una de las carpa me despedí de mi amor de campamento, a mi amiguita: La Yetza con un abrazo y un beso,  también recuerdo que andábamos como unos compadres con mis compañeros de patrulla abrazados, despidiéndonos, así fue nuestra última noche en el campamento, en nuestro campo deportivo, al finalizar los actos, nos dijeron que ya era hora de irnos a dormir porque al día siguiente a primera hora de la mañana nos regresaríamos a Caracas.
Cuando nos retiramos a las carpas a dormir, hubo un silencio sepulcral, apenas se escuchaba, algunas personas cuchicheando, muchos muchachos lloraban de la tristeza, fue una noche muy corta.    


Viaje A La Ciudad De Caracas,

     Amaneció ese día, los soldados nos fueron a despertar con su toque de Diana, con ese ruido ensordecedor, con trompetas, platillos y redoblante y tambor, ya estaba el transporte que nos llevaría a la ciudad de Caracas, Nos llamaron a reunión para informarnos el itinerario, él señor: Curraco como siempre nos dio su palabras de agradecimiento por haber asistido al campamento, recuerdo que nos agradeció la confianza, luego comenzamos a subir los bolsos a autobús, todos pero todos llorando, de la nostalgia de despedirnos de nuestro campamento, los soldados no le permitieron despedirse de nosotros, queríamos despedirnos, pero nos dijeron que no estaba en el cuartel, que habían salido a unas maniobras militares, ósea que no nos permitieron volver a subir al cuartel, para no alargar la despedida, así que nos fuimos montando en el autobús, nos despedimos del Campo deportivo, nos pidieron que recogiéramos todo, que no se quedara nada, así que estábamos todos listo, ya todos montados en el autobús, a primera hora de la mañana, nos escoltaron unos soldados, hasta la salida del Cuartel del Ejército Nacional, se despidieron de nosotros, el autobús tomó la carretera nacional de Oriente, para ir subiendo a la Ciudad de Caracas, jamás en mi vida pensé, que era tan lejos el Pueblo de Machurucuto, así que fuimos rodando por toda la vía de Oriente, llegamos a la Caucagua, comenzamos a subir por la carretera, pasamos por el pueblo de Araira, logramos salir de la carretera, pasamos por Guatire, por Guarenas, tomamos la carretera vieja de Guarenas a Caracas, al llegar a la Ciudad de Caracas, ya veníamos cantando;

Caracas, Caracas, que Bonita Serenata
Voy por los mares
De mi grande al sur
Cantando Alegre
Bajo el Cielo Azul
Amor, Amor
Es lo que Hace el Hombre Girar
La Cruz del Sur y con ella iré
Defenderé al Pobre y al Rey     

     Al llegar  a Caracas nos dirigimos a la populosa parroquia de Petare, dejamos al grupo de excursionistas que eran de Petare, nos despedimos de nuestros compañeros, ahora amigos, como todas las despedidas, tristes, con la esperanza de volvernos a ver dentro de un año.
     El autobús siguió la ruta atravesamos toda la ciudad, por la autopista para llegar hasta Los Flores de Catia, subimos por el 23 de Enero hasta que llegamos al Bloque 2 de la Silsa.
  
Recuerdo que ni cantábamos por el camino, muchos venían durmiendo, otros sollozaban de tanto llanto, fue un viaje en silencio, ya no teníamos la alegría para cantar, subimos por la carretera de Oriente.

Al llegar a la ciudad de Caracas, ya estábamos todos contento, porque pronto llegaríamos al Bloque 2 de la Silsa, nos estaban esperando en el estacionamiento todas las madres, padres y familiares, fue muy bonito el recibimiento, cuando el autobús entró al estacionamiento, tocando la cornetas como siempre, ya estábamos más animados y cantábamos, gritábamos y aplaudíamos, cuando comenzamos a bajar del autobús, fueron bajando primero los niño más pequeños, cada quien abrazaba a su mamá y familiares, imagínense la alegría para cada niño, y para cada madre, fuimos descendiendo, cada uno de los excursionista con su bolso y morral, íbamos bajando del autobús, mientras tanto comenzamos a despedirnos, cada uno se despedía de su Guías y Consejeros, y de las Madres Colaboradoras, que nos apoyaron en hacernos las comidas, agradeciéndole con besos y abrazos, luego nos reunieron para darnos la despedida formal, cómo siempre: el Director del Centro de Excursionistas, Comunidad Educativa, él Señor: Curraco, nos agradeció a todos los vecinos, por participar en nuestro: Segundo Campamento Vacacional en el Pueblo de Machurucuto 1976, luego iban entregando a cada niño con sus pertenecías, o las que les quedaron, recuerdo que vi a muchos llorar, hasta yo, que soy muy llorón, nos fuimos retirando del estacionamiento, para ir cada quien a sus casas, me despedí de mis amigos y amigas, subí a mi casa, para darme un buen baño, comer y dormir en mi cama.

  
Es por eso, que quiero dejar en este escrito, dejar plasmado, nuestras aventuras que recordé, de lo que nos pasó, de nuestras vivencias, de los eventos que sufrimos, para jamás olvidar este hermoso Campamento Vacacional en el año 1976, en el estado Miranda en el Pueblo de Machurucuto, dejarle estas bellas historias, para contárselas a nuestros hijos y familiares, no sé si la fechas y eventos ocurrieron en este orden, pero es lo que llega a mi memoria, lo que vivimos  todos los vecinos:

 Donde Sufrimos Mucho,
 Donde Pasamos Mucho Trabajo,
 Donde Pasamos Mucha Hambre,
 Donde Pasamos Muchas Necesidades,
 Donde Pasamos Muchos Sustos,
Donde Sufrimos Mucho,
 Donde Compartimos,
Donde Convivimos En Hermandad,

Pero También,


Donde Disfrutamos Mucho,
Donde Aprendimos Mucho,
Donde Gozamos Mucho,
Donde Comimos, Cómo Unos Ricos, en el Cuartel  
Donde Disfrutamos De Muchos Paseos, Gracias a los Militares

 Donde Conocimos Los Mejores Pozos Del Río De Machurucuto y del Río de Cúpira,

 Donde Conocimos Las Mejores Playas Del Estado Miranda a la Larga y Hermosa Playa de Machurucuto,

Donde Nos Bañamos, en el ancho Río de Machurucuto  

 Donde Dormíamos: Arrullados Por El Sonido del Río De Machurucuto  y el oleaje del mar,
  Donde Hicimos Grandes Amigos,

Donde aprendimos la doctrina Militar en el Cuartel del Ejército Nacional  de Machurucuto

         Después de este campamento vacacional, al año entrante volvieron a invitarnos a otro campamento en Machurucuto II, esa vez fuimos sólo un fin de semana con mi hermano: Carlos Sira y mi dos hermanas: Aimara Sira y Marisela Sira y mi persona: Hernán José Sira Pérez , esta vez nos fuimos en el carro de mi hermano un Renault de color verde, cuando llegamos a ese campamento estaban acampando en unos salones de una escuela, pero ya no era lo mismo, ya no estaban nuestros amigos del año anterior.

Por: Hernán José Sira Pérez

AGRADECIMIENTO


Agradecerle a Pueblo  de Machurucuto a los Machurucuteños por habernos alimentado, por cuidarnos.

Agradecerle al señor de los cocos, por obsequiarnos de buena Fe, su fruto, Que Dios Le Pague.

Agradecerle a la Familia y a la señora que nos hacia la ricas arepas en el Pueblo de Machurucuto, lamentablemente no recuerdo el nombre de la señora, ni de la Familia, apenas llega a mi mente el recuerdo de la casa vieja, con su gran comedor y el patio con los animales.

A los Militares al escuadrón de Cazadores del Pueblo de Machurucuto, por irnos a rescatar, cuando hubo la inundación del Pueblo de Machurucuto, y en especial a nuestro campamento, por alojarnos en sus instalaciones militares, por habernos invitado, por darnos refugio, por alimentarnos, por cuidarnos, por protegernos, por salvarnos, por curarnos, por recrearnos, por custodiarnos, por todas las cosas maravillosas que vivimos, por llevarnos de paseo por las mejores playas de Barlovento, los paseos a los Ríos el de Cúpira y el de Machurucuto Arriba, por darnos la educación militar con su orden cerrado, por la Película y por la gran sorpresa, mil gracias a todos, desde el soldado raso, hasta los oficiales superiores, en especial al Coronel, quien fue quien nos invitó, cuando vio lo sucedido en la desembocadura del río de Machurucuto, por todas las cosas maravillosas que vivimos.
 Anexos


Fotografía tomada del Grupo del Facebook, CUPIRA foto cortesía de Nathaly Rizo M.



La Iglesia del Pueblo de Machurucuto Fotografía tomada del Grupo del Facebook, Soy de Machurucuto 



Ventas en el Pueblo de Cúpira, Fotografía tomada del Grupo del Facebook, CUPIRA


Fotografía tomada del Grupo del Facebook, Soy de Machurucuto 

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