Mis Anécdotas en mi Amado Cerro El Ávila
Mis Anécdotas en mi Amado Cerro El Ávila
1. Anécdota 1 mi primera mala experiencia
Me preguntaron en estos días ¿Han subido al Ávila
de noche? , a ver, cuenten sus anécdotas nocturnas de la montaña, que pregunta
tan interesante, nos acaban de hacer en el grupo de Cerro El Ávila, cuantos
cuentos, cuantas anécdotas, cuantas vivencias le podré compartir, primero voy a
comenzar por contarle cuando fue mi primera mala experiencia, porque todos
alguna vez nos hemos perdidos o desorientado en alguna ruta, de niño bajando
por la Picas de Los Pinabetes, me adelante del grupo que veníamos bajado, en una
parte del camino, en vez de seguir el camino tomé una pica, que no me llevó a
ningún lado, me asusté cuando me vi, entre el bosque de unos grandes árboles,
ya era casi las 5 de la tarde, me detuve un instante en medio del bosque, subí
a un árbol, para ver si veía algo, no pude ver, ni siquiera a la ciudad de
Caracas, traté en lo posible de regresarme, por donde bajé, pero no lograba
encontrar el camino, con los nervios y asustado, vi un tubería de agua, le
apliqué la lógica, me dije: esta tubería debe de ser la que le lleva el agua,
al viejo tanque de agua, el que está llegando a los Venados, seguí el recorrido
de las tuberías de agua, dicho y hecho, logré salir del bosque, gracias a las tuberías,
lo insólito fue que, duré más de un hora perdido, ya mi hermano mayor y el
grupo de excursionistas, estaban dando la alarma en el puesto de guarda parque
de los Venados, logré llegar a los Venados ya oscuro, me dieron un tremendo
regaño por haberme separado del grupo, así fue mi primera susto en mi amado
Cerro El Ávila.
2.
Anécdota
2
Ya
más adulto seguí subiendo por esa zona, anteriormente las personas solamente subían
era a Los Venados, los más experimentados subían al Teleférico, y los
excursionistas más veteranos eran los que subían a los otros picos, es por eso
que le decíamos, Vamos al Ávila, por el Pico El Ávila, también por lo que le pertenecía
la hacienda cafetalera a señor De Ávila, muchas veces subí en solitario y
pernoctaba en Zamurera o en Los Venados.
3. Anécdota 3 mi primer salvamento en el Cerro
El Ávila.
Ya de
muchacho seguía subiendo al Cerro El Ávila por el sector de Cotiza, porque era
la ruta que más conocía, muchas excursiones realicé hasta la estación del Teleférico
Viejo, y al Hotel Humboldt, un día bajando del teleférico, venia corriendo cómo
siempre por la Pica de Los Pinabetes, ya
era muy tarde, me encontré a una dama sentada al borde del camino, llorando,
estaba perdida, y estaba lesionada de una rodilla, no podía caminar, así que la
tuve que auxiliarla, le busqué una rama, para que le sirviera de bastón, de mi
bolso saqué un paño, y una franelilla, que me sirvió para hacerle un vendaje en
su rodilla, le dije: a la muchacha que lo único que podíamos hacer, era subir a
la Fila del Ávila, que nos quedaba más cerca que él de Los Venados, a ver si el
guarda parque, podía auxiliarnos, logramos salir de la Pica de Los Pinabetes,
pero en la casa del guarda parque no había nadie, así que nos tocó subir, hasta
la estación del teleférico a oscura, le decía a la muchacha, que teníamos que
agilizar el paso porque el teleférico lo cerraba a las 8 de la noche, logramos
llegar al teleférico, bajamos en los funiculares de los viejos, acompañé a la
muchacha hasta el hospital Vargas, donde la dejaron hospitalizada, para
operarla de la rodilla, lo asombroso de este cuento, que ayudé a esta muchacha a
salir de ese bosque, traerla sana y salva hasta el hospital, a los días que fui
a visitarla al hospital Vargas, vi en su habitación a sus familiares, que eran
mis vecinos y amigos del bloque 1 de la
Silsa, resulta que la muchacha era la hermana de uno de mis amigos, conocían a
toda mi familia, o sea que fui un enviado de Dios para sacar a mi vecina–amiga
de ese bosque, así fue mi primer salvamento en el Cerro El Ávila.
4. Anécdota 4 Así fue mi segundo salvamento en
el Cerro El Ávila
Otro día venia bajando de Lagunazo, bajó un señor
palo de agua, pasé por el Hotel Humboldt, en ruinas todo abandonado, entré al
hotel subí por las escaleras, todo destruido, todo sucio, olía horrible, muchos
lo utilizaron de baño público, daba tristeza al ver cómo estaba de abandonado
esta lujosa instalaciones, cómo me dijo mi hermano mayor; Que estas instalaciones
nunca va a echar para adelante, por el gran daño que se le hizo a esta montaña,
cortarla a la mitad, terracearla para hacer el Hotel Humboldt y la Estación del
Teleférico de Caracas, o sea que no contó con el permiso divino de la montaña, es
por eso que han ocurrido muchas dificultades en su mantenimiento y su
operatividad, nació con mala vibra, es por eso que se sabe de muchos
asesinatos, suicidios, el más conocido fue el de la amante del Presidente de
Venezuela, Marcos Pérez Jiménez, que dicen que se lanzó desde el piso 7 al
verse descubierta por la esposa del General, o que discutieron las dos en el
balcón y se cayó, es por eso que no me gusta mucho, pasar en la noche por estas
instalaciones, cuando niño me encantaba pararme bajo unos pinos, que están en
la parte de atrás del hotel, porque pega una briza muy fuerte, y posee una
hermosa caída, de un precipicio muy alto, hoy en día, ya no se puede llegar
hasta ese lugar.
Salí de las instalaciones del Hotel, a oscura
recuerden que no estaba funcionando, ni él Hotel Humboldt, ni él Teleférico de
Caracas, seguía lloviendo con mucha neblina, el frío era bárbaro, al llegar al
cruce de la Fila del Ávila, comencé a bajar por la Pica de los Pinabetes, ya a
la mitad de la pica venia descendiendo, cuando de repente me encuentro a tres
muchachas y un joven cargando a una de las muchacha, desmayada, me pidieron
ayuda que la muchacha tenía mucho tiempo desmayada, los ayudé, le dije: que la
subiéramos al puesto de Guarda Parque de la Fila del Ávila para dar la alarma,
nos tocó cargarla hasta el puesto de gurda parque, cuando llegamos las puertas
estaban abiertas, no había nadie, así que nos tocó esperar, mientras tanto, le
estaba haciéndole los primeros auxilios a la muchacha, que no se despertaba de
su desmayo, junto con las otras muchacha le sugerí, que le quitáramos toda la
ropa mojada, cuando vi que le estaban quitando los pantalones, vi que estaban
lleno de sangre, en la entrepierna, le pregunté a las muchachas, que le había pasado,
me dijeron que le había bajado el período, saqué de mi morral, unos de mis pantalones,
una camisa sucia, un short y unas medias, la vestimos para que entrara en
calor, gracias a Dios llegó el Guarda Parque, dio la alarma a los grupo de
rescate, pero el problema era que la carretera en ese entonces era de tierra,
tuvimos que esperar un buen rato, para que llegara el jeep a rescatarnos,
asombrosamente, lograron llegar, nos montamos en el jeep, pero no subió ningún
bombero, sino el chófer solamente, comenzamos a bajar, pero la carretera era un
patín, el jeep dio varias vueltas, chocó contra la montaña, nos quedamos pegado
en el barro, tuvimos que bajarnos a empujar el jeep y colarle piedras a la
rueda, logramos salir de esta zona, bajamos hasta el Hospital Vargas, entramos
al área de Emergencia, inmediatamente le colocaron tratamiento vía intravenosa,
me quedé acompañando a los muchachos, al rato entré a la sala de Emergencia, ya
la muchacha había despertado, me sujetó de la mano, me agradeció con mi nombre
y apellido, le dije en broma: Que tenía que devolverme mi ropa limpia, me
despedí de los muchachos, hoy en día somos grandes amigos de montañas. Así fue
mi segundo salvamento en el Cerro El Ávila
5. Anécdota 5 un grupo de Scouts, que se habían
extraviado en el Cerro El Ávila,
Los que conocemos al Parque Nacional El Ávila, en especial
el sector del Centro Recreacional de Los Venados, era el sitio más visitado por
los excursionistas en la década de los ochenta, es una sola vía, se sube por
Cotiza, se llega al puesto de Guarda parque de Llano Grande, anteriormente
había una pica, que al subirla se le llegaba directamente, para luego subir por
la Pica de la Mona, para llegar al puesto de guarda parque de Clavelito,
caminar por toda la carretera de tierra, pasar por el Mirador Anauco, la
Quebrada Anauco, hasta llegar al Centro Recreativo Los Venados, o sea que no hay perdida, porque es el camino
real de toda la vida, mis amigos y compañeros de estudios, subieron con el
Grupo de Scouts, con la Tropa, a los Venados, a secas como siempre se la dicho,
pasaron todo el día en el campo deportivo, realizando sus actividades típicas
de los Scouts, al Jefe de Tropa; se le ocurrió la brillante idea de bajar por
la Pica del Monje, ya eran cómo las 4 de la tarde, me contaron mis hermanos
scouts, ya a esa hora por los parlantes del Centro Recreacional, avisaban que
ya se iba a cerrar el Parque.
Se dirigieron a la Quebrada: Ño Juan, la que baja
por el camino a Zamurera, ósea que iban a seguir el cauce del agua de la
quebrada, comenzaron a descender, pero la vegetación estaba muy crecida, que les dificultaba el paso, tenías que
bordear algunos sitio por lo tupido de la maleza, asombroso son apenas unos
pocos kilómetros, se les comenzó a poner oscura la montaña, perdieron el
camino, no encontraban la forma de salir, caminaron por largo rato, uno de mis
hermanos Scouts, se dio cuenta que ya habían pasado por el mismo sitio, el
marcó con una piedra, una de las grandes rocas, volvieron a dar otra vuelta,
llegando al mismo sitio, cayeron en cuenta que estaban dando vuelta en círculo,
se molestaron mucho con el Jefe de la Tropa de Scouts, fue cuando les confesó
que estaban perdidos, no encontraban el camino, ya todo oscuro, no llevaron
linterna, porque no se tenía previsto bajar de noche, solamente contaban con
una linterna de bolsillo tipo bolígrafo, me comentan mis hermanos, que no se
veía el cielo, ni las estrellas, ni la Luna, ni a la Ciudad de Caracas, me
relataron que pasaban por un peñasco, pegado de la pared, tomados de la mano,
con mucha cautela, que no se fueran a caer, fueron unas largas hora extraviados
en esa zona, mientras tanto en la urbanización: Vista Alegre, ya todas las
madres y Padres; preocupados en la calle 3, porque el Grupo de Scouts, no habían
llegado, ya era de noche, mis amigos relatan que venían diciéndole groserías a
su Jefe de Tropa, molesto con él porque los metió por esa zona, que no conocía,
tanteando el camino todos amarrados con sus correas, las pañoletas les
sirvieron de cuerdas para seguirse uno a otros, todos muy asustado, la gran
mayoría eran niños de 10 a 15 años, ya los representantes dieron la alarma a
las autoridades que un grupo de Scouts, se habían extraviado en el Cerro El
Ávila, ya eran las 10 de la noche y no llegaban a la Urbanización Vista Alegre,
mi hermanos scouts, encontraron un pequeño camino, hasta que lograron salir a
la autopista de la Cota mil, uno de mis hermanos Scouts, me contó que se
arrodilló, beso la carretera a eso de la 12 de la noche, salieron todos ilesos,
rasguñados, cansados de tanto caminar, pidieron una cola a una camioneta, que
los dejó muy cerca de la Urbanización, subieron a la calle 3, donde los estaban
esperando, todos los representantes molesto con el Jefe de tropa , que hasta
sacaron los muchachos del grupo de Scouts, cada uno de mis hermanos scouts me
has contado esta fea experiencia en el Cerro El Ávila, que le agarraron miedo,
era como si se lo hubiera tragado el bosque, no los quería dejar salir,
realmente sus vivencia fueron aterradoras, años después ya con el Clan del
Grupo de Scouts, aceptamos el mismo reto, bajar por la Pica de Monje, pero esta
vez, nos fuimos bien equipado, y de día, pasamos por la quebrada, efectivamente
hay una cruz de un Sacerdote que murió allí, nos imaginamos que fue que se
resbaló, y se golpeó la cabeza, ese día bajando nos ocurrieron muchas cosas insólita,
como si no fuéramos bienvenidos, en una gran roca, por donde baja el agua,
había mucho monte entre las piedras, lanzamos una cuerda de rapel, unos de los
Rovers Scouts se resbaló, rodó por la piedra golpeándose la cara, desde allí el
camino, se tornó muy peligroso, tuvimos que regresarnos y abortar el reto, al
año siguiente volvimos a intentarlo, pero solamente éramos 4 personas, yo le
decía a mis hermanos scouts, algo tan sencillo, no puede ser imposible, hasta
que logramos bajarla, en algún lado se une con la quebrada Anauco, ya después
la bajé en solitario, tiene unas pozas muy buenas y profundas, son muy
peligrosa, hay una tipo yacusi, que cuando te metes y te sientas, posee una
vista privilegiada a La Ciudad de Caracas, se baja por todo el cauce de la
quebrada, hay una zona con una caída muy alta, que se tiene que bordear, por el
lado izquierda, donde ya hay un pequeño camino, en época de lluvia hay que
bajar con mucha cautela, tanto así que prefiero quitarme los zapatos y bajar
tipo: Tarzán, ya llegando a la cota mil hay una pequeña caída de agua, de uno 7
metros de altura, que caen en una poza natural, de unos 3 metro de ancho por 5
de largo, con buena profundidad, hace años había por allí, como un estanque o
una pequeña represa, hoy en día no existe se la llevó la vaguada del año 1999,
solamente se ven las cabillas dobladas, luego se llega a un terreno plano, se
llega a la cota mil, hoy en día está cerrado el acceso por esta zona, pero las
personas suben a bañarse en esta poza.
Para ese año yo no pertenecía a ese grupo de
Scouts, les echaba broma a mis hermanos Scouts, Ustedes son de lo peor, un
grupo de exploradores, perdidos en el Cerro El Ávila, y lo más insólito, ahí
mismito, en Los Venados, la moraleja de esto seria, hay que respetar a la
montaña, no faltarle el respeto, no explorar zona inexplorada, menos con niños,
siempre pedir permiso a la montaña, cada vez que se inicia una expedición,
pedir la bendición de Dios y a la Virgen María, esta zona tiene muchos cuentos
de espantos, uno de ellos también es una señora que se les aparece a los
excursionistas llorando, buscando a su hijo que se perdió, muchos tratan de
ayudarla, para dar la alarma a los guarda parque, ella le muestra un camino,
que supuestamente agarró su hijo, las personas se meten con la señora a buscar
el niño y se pierden, le dicen: La Bruja del Ávila, así me lo contaron.
6.
Anécdota Un
tremendo susto
En la
década de los Ochentas, entré a un grupo de Scouts, como todos los scouts,
tenemos que pasar diferentes pruebas, para ir ascendiendo por las ramas del escultismo,
prueba de acampar, de nudos, señalamiento, primeros auxilios entre muchas otras
pruebas, comenzamos a subir los fines de semana a Lagunazo, nos encantaba subir
por Cotiza, a eso de las 10 de la noche, cargado con unos morrales de armazón
de aluminio, llevamos de todo, la comida, ollas y hasta lámparas Coleman,
carpas de lona, y una tipo Iglú, era fascinante subir por la Pica de los
Pinabetes oscura, llegábamos a Lagunazo en la madrugada, a montar el
campamento, gracias a Dios en esas excursiones nos pasó nada malo, ni fuera de
lo común, disfrutamos de esos fines de semana, la primera vez que conocí a
Lagunazo me imaginaba una gran laguna allá arriba, pensaba que me iba a
encontrar una laguna cómo las de Mérida, lo que me encontré, fue el tubo de
agua, en uno de estos campamentos, estábamos durmiendo, escuchábamos bulla
alrededor de la carpa, nos pusimos alerta, sacamos nuestros cuchillo y la
hachuela, y salimos a enfrentar a la persona, que estaba haciendo bulla,
gritamos y alumbramos los alrededores sin encontrar nada, ni a nadie, nos
volvimos acostar a dormir, volvimos a escuchar bulla, alrededor de la carpa,
como si alguien quisiera entrar, volvimos a salir con los cuchillos en la manos,
nada, ni a nadie vimos, así que me quedé de guardia, mientras mis hermanos
scouts, estaban durmiendo, a ver si descubría a la persona, que nos estaba
tratando de asustar o robar, asombrosamente escuché entre el monte, algo que venía
caminando, cuando alumbré, vi dos ojos a nivel del piso, agarré dos piedras y
se las lancé, era un cachicamo, buscado la comida, salió disparado por el monte,
no nos volvió a molestar, pero nos dio un tremendo susto, nosotros pensábamos
que era una persona, y resultó ser un animal indefenso, así se manifiesta el
miedo en la oscuridad, nos acostamos a dormir.
7. Anécdota “La Olla de la Bruja del Ávila”
Hay que tener mucho cuidado con lo que se le pide a
nuestra montaña, un día subimos a acampar en Zamurera, porque mi ahijado de los
Scouts, tenía que pasar las pruebas de caminata, campismo, entre otras pruebas,
cómo siempre subíamos en la noche, llegamos a Zamurera; colocamos la carpa muy
cerca del Mirador, siempre planificábamos las excursiones los días de luna
llena, para que nos alumbrará el camino, llegamos a la media noche, según el
menú ese día nos tocaba comer pan relleno con mortadela y mantequilla, con jugo
de Mañanita, montamos la carpa, tipo militar de lona para dos personas, la luna
era un bombillo incandescente, era la primera vez que salía con mi ahijado,
para que pasara sus pruebas, nos acotamos a dormir, ya pasada la media noche,
yo me quedé dormido, cuando escucho a mi ahijado; que era un escudero para ese
entonces, se paró discutiendo, peleando, al escucharlo me desperté, tomé mi
cuchillo y salí de la carpa, la despegué por la mitad, porque se empataba con
unos botones, a ver por qué mi amigo se paró discutiendo y peleando, se me vino
a mi mente cualquier cosa, que nos estaban robando los morrales, cuando mi
amigo, me dijo, Tranquilo Sira, no pasa nada, yo hablo dormido, volvimos a
armar la carpa, nos acostamos a dormir, al día siguiente nos despertamos, mi
ahijado tenía que ir a buscar la leña, el agua para hacer el desayuno, la
prueba consistía hacer la fogata y la comida para los dos personas, lo vi muy
animado, buscando leña, el agua la teníamos muy cerca en un chorro, en el menú
de la excursión, se tenía previsto comer bollitos con mantequilla diablito y
queso y café, cuando de repente veo a mi amigo algo perturbado, molesto y
nervioso, lo llamé le pregunté, que le pasaba, con una sonrisa nerviosa me
confesó, que se le había quedado la olla, para hacer los bollitos, le dije; Mi
amigo usted está raspado, no vas a pasar la prueba de campismo, fue una falta
muy grave, porque para todas las comidas, necesitábamos la olla, para cocinar,
le dije no sé cómo vas a ser, pero vas a tener que parir una olla, me dijo;
pero como hago, le dije: vas a tener que ir a tu casa, a buscar una olla, o
pídesela a la bruja del Ávila que te de una olla, caminó por los alrededores de
Zamurera, se metió por la parte de atrás de unos de los viejos baños, se
encontró milagrosamente una olla, algo golpeada, la lavó muy bien con pantano y
piedra, que quedó como nueva, “La Olla de la Bruja del Ávila” la bautizamos, así
salvo su prueba de campismo, es por eso que digo que hay que tener cuidados con
los que se le pide a la Montaña, ese día llegó a Zumurera una excursión de un
grupo muy numeroso, conversamos un rato con unas muchachas, hicimos amistad con
ellas, mi amigo se enamoró de una de ellas, mientras yo estaba conversando con
su hermana, aún recuerdo su nombre Ana, con rasgo de extranjera, tipo Rusa, ya
al final de la tarde, se despidieron, yo las acompañé hasta los Venados, nos
intercambiamos los números de teléfonos, mi amiga quería que le regalara mi
cuchillo, le dije, que no, que era para defendernos y para cortar las cuerdas y
para las comidas, me regresé a nuestro campamento en el Mirador de Zamurera, ya
era cómo las cinco de la tarde, al llegar estaba mi amigo sentado en los banco
de cementos, ya en solitario conversando de las muchachas, mi amigo me dijo:
Ojalá se nos aparecieran dos mujeres desnudas, para meterlas en la carpa, yo le
decía; que en la noche iba a dormir fuera de mi carpa, cuando de repente siento
que mi amigo, me toma por la camisa y me hace esconder, detrás de la pila de
agua, asombrosamente vimos: Dos Mujeres Desnudas, bañándose en un pila de agua,
que estaba muy cerca de los baños, ese chorro al abrirlo, hacia como una
cascada, mi amigo todo emocionado viéndolas bañar, me decía vamos a ir hasta
allá echo los locos y nos les presentamos, le dije: esa mujeres no están sola,
deben de estar acompañada, mi amigo todo un galán se fue caminando, hacia la
pila de agua, cuando lo vieron, se metieron al baño, cuando mi amigo llegó a la
pila, le salieron dos hombres, se dio la media vuelta y se regresó, mientras
tanto yo muerto de la risa, él muy feliz porque se le cumplió su deseo, Sus
Mujeres desnudas, llegó la noche escuchamos radio, hasta que nos venció el
sueño, nos acostamos a dormir, al día siguiente bajamos, muerto de la risa por
lo que vimos, así que hay que tener mucho cuidado, con lo que le pides a la
montaña, y si se lo pides, sé más específico.
8. Anécdota Las Tortugas Voladoras
En El año 1983, el Clan de Rovers Scouts le
realizamos un campamento a la Tropa de Scouts y a las Guias Exploradoras,
teníamos planifica pernoctar en Zamurera, así que durante un mes planificamos
muy bien este campamento, éramos más de 30 integrantes, entre todos, era un diciembre
aprovechamos las vacaciones escolares de la temporada navideña, subimos con la
idea de ver a la Ciudad de Caracas con sus adorno de Navidad, nos fuimos por
Cotiza, subimos hasta Los Venados, todos los muchachos emocionados y muy contentos,
llegamos al sector de Zamurera, montamos el campamento, le asignamos las
responsabilidades a cada tropa, unos buscaban leña, otro limpiaban el terreno,
las muchachas guías se encargaron de organizar la comida, mientras los
dirigentes nos encargaríamos de realizar las comidas, ya la final de la tarde,
nos sentamos alrededor de la mesa, mientras comencé a contarle a los niños, los
cuento de misterio del Ávila, el cuento de la Bruja del Ávila, de los espantos
y fantasmas, cantamos y rezamos esa noche, nos sentamos en el muro del Mirador
de Zamurera para ver la hermosa vista de la ciudad de Caracas, ya era hora de
irse a costar a dormir, la tropa y las guías no querían irse a dormir, porque
tenían miedo a que les saliera la Bruja del Ávila o un espanto, nosotros muerto
de la risa, subimos al campamento, para que se acostaran a dormir, cuadramos montar
guardia cada tres horas los dirigentes, a eso de las 12 de la noche salé dos
scouts de la carpa, diciendo que se despertaron porque vieron en el cielo a unos
tortugas voladoras en el cielo, nos echamos a reír, les decíamos que ustedes
creen que hay tortugas voladoras en el cielo de Caracas, los mandamos a dormir,
al rato salió otro scouts de la carpa, diciendo que los camellos del Pesebre,
que estaba colocado en la plaza Venezuela, habían subido, que estaban a lado de
la carpa comiendo monte, lo acompañamos a la carpa diciéndole que era un mal
sueño, miles de cuento nos echaron los muchacho al día siguiente, pero fue
porque nosotros le metimos miedo a propósito, para que se les quitara lo
valiente, pasamos un día con actividades típicas de los scouts, al caer la
noche nos dirigimos al muro de piedra del Mirador de Zamurera, donde nos
sentamos toda la tropa, pero con algo diferente, todos los anuncio publicitarios
estaban apagados, los adornos navideños de los
edificios y la cruz del Ávila, que estaba encendida, ahora todos estaban
apagados, comentábamos algo raro está pasando, gracias a Dios, siempre subía
conmigo un radio: Am/Fm, de marca Sony, que sonaba excelente y muy fuerte,
comenzamos a escuchar la radio, cuando logramos sintonizar una emisora en la
banda a.m., estaban dando la terrible noticia de la Explosión de los Tanque de
Gasolina, de la Planta de Tacoa en La Guaira, nos enteramos de los hechos que acontecieron
esa terrible tragedia, una gran cantidad de fallecimiento de Bomberos y de
grupo de rescates, trabajadores de la Planta Eléctrica de Tacoa, y de las
personas que vivían muy cerca, prácticamente nos llegó esa mala noticia,
mientras estábamos acampando, ya la tristeza se había apoderado de nuestra
mentes, escuchábamos las recomendaciones de las autoridades, de apagar todos
los anuncios publicitarios, en algunas zonas de Caracas, no había servicio
eléctrico, ni los semáforos funcionaban, así que al día siguiente, recogimos el
campamento, y bajamos a Caracas, que era un caos por el tráfico, nos pidieron a
los Scouts que dirigiéramos el tráfico
en las avenidas de Caracas, fue un diciembre que la ciudad estuvo de luto, sin
ser decretado, muy triste pasamos ese diciembre.
9. Anécdota: Si Tú Me lo Das, Porqué me lo
Quitas
Este era el grito de guerra del grupo
Scouts, cada vez que alguien se encontraba algo en el Cerro El Ávila. Es una ley,
de eso puedo dar constancia.
Un día veníamos bajando corriendo por la
Pica de los Pinabetes, con mis amigos del grupo de scouts, éramos 4, cuando de
repente uno de ellos grita: Párate Sira, Párate, detente, me detuve a ver que
le pasaba, se regresó, en una curva del camino, vio algo que brilló en una
rama, cuando entraron los rayos de sol al bosque de la Pica de Los Pinabetes,
nos regresamos, no vimos nada, buscamos pero no encontramos nada, así que mi
amigo volvió a subir un poco más arriba, cuando volvió a pasar por la curva,
vio en la rama una cadena de oro con una medalla, todos muy contento, Cantamos
nuestro grito de Guerra: Si Tú Me los Das, Porqué Me Lo Quitas, nos quedamos
asombrados, porque no la conseguimos, tardamos un rato en buscarla, era para mi
amigo, él se la regaló a su mamá.
Otro día que recuerdo, que una vez subí con
mi hijo: Igor Sira y mi sobrino Jesús Sánchez Sira, al sector de él Pico El
Ávila, por la ruta de Lagunazo, les estaba relatando los cuento, les comentaba
que estuvieran pendientes del camino, porque uno siempre se encuentra algo,
como por ejemplo un cuchillo, un tenedor, al pasar por las picas de Lagunazo,
¡Aunque usted no lo crea!... me encontré
una navajita de mano con cuchillo y tenedor, empecé a brincar, a celebrar,
canté el grito de guerra, “SI TÚ ME LO
DAS, PORQUE ME LA QUITAS”
Mi hijo y mi sobrino quedaron impactados, no lo podían
creer, me decían que yo lo había colocado allí, que les había hecho trampa. De
ésta leyenda tengo muchos cuentos. Un regalo que me dio el Cerro El Ávila, hace
ya unos cuantos años. Aún la conservo.
A
través de los años aún sigo encontrándome cosas en mi amada montaña, aún sigo
cantando nuestro grito de guerra, “SI TÚ ME LO DAS,
PORQUE ME LA QUITAS”
10.
Anécdota
“Una Linda Brujita”
Siempre me ha
encantado subir a mi amada montaña, al final de la tarde, para presenciar los
hermosos atardeceres, como buen fotógrafo, sabemos que esos últimos rayos
solares le dan un color muy especial a las tomas fotográficas, lo que llamamos
el Sol de Los Venados, ese color ocre que se da al caer los últimos rayos
solares, cómo trabajaba por la zona de Altamira, en la clínica la Floresta, me
daba chance de llegar a Sabas Nieves, subía hasta el Banquito, un día salí al
medio día de mi trabajo, a eso de la una de la tarde, me animé para subir hasta
la Silla de Caracas, así, que equipé mi morral, me llevé mi vieja cámara Canon,
la que le pasó una camioneta por encima, esa tarde tenía algo muy especial, en
solitario, fui subiendo pasé por el puesto de Guarda Parque de Sabas Nieves,
tomé un poco de agua, equipé mi pote, subí normalmente por el camino que
conduce al Banquito de Sabas Nieves, me detuve un instante para descasar y
disfrutar de la hermosa vista, seguí subiendo por la pica, para ir en busca del
sector de No Te Apures, al llegar a la intersección y al viejo refugio, me
detuve un instante a realizar un vídeo, seguí subiendo por la larga pica, a un
paso acelerado, llegué a lo plano de la ruta, para llegar a la intersección la
famosa T, tomé el camino que va al Pico Occidental, para ir hasta la Piedras
Flotantes, me encanta sentarme, al filo de una de ellas, donde se aprecia el
imponente Pico Oriental, La Guaira y parte de Caracas, presencié un hermoso
atardecer, todo un espectáculo, realicé mis trabajos fotográficos desde la
Silla de Caracas, con mi gorra nueva, La que tiene un Venado, las fotos
quedaron muy buenas, por el colorido, justo cuando estaba pegando el sol de los
Venados, a mi Venado en mi gorra, me dije voy a bajar ya, no llevaba linterna,
así que tenía que bajar muy rápido, comencé a descender a mi paso de corredor,
por el camino logré tomar una foto del ultimo rayo de sol que entraba por el
bosque, al pasar por el Sector de NO TE APURES, escuché a los monos, y a los
pájaros anunciando la despedida del día, seguí descendiendo muy rápido quería
llegar al banquito de Sabas Nieves, antes de que se quedara oscuro el bosque,
al llegar al banquito, aún quedaba un poco de claridad de la tarde noche,
coloqué mi bolso en lo que antes era el banquito de Sabas Nieves, saqué mi
cámara fotográfica, soy de las personas, que conozco los sonidos del bosque,
soy muy precavido cuando sacó mi cámara fotográfica, porque una vez me
asaltaron y me robaron, bajé del banquito al borde del Mirador, para realizar
mis trabajos fotográficos, al terminar, me volteo para guardar la cámara en mi
bolso, cuando de repente veo una dama: Una hermosa mujer, con un súper
cuerpazo, con unas licras Negra, y franelilla negra con blanco, me dijo: no te
asustes, no te quise molestar, estabas tan inspirado tomando fotos, que no te
saludé, me le senté a su lado, cruzamos algunas palabras, yo sin ninguna mala intención,
ni malicia, se despidió de mí, cuando volteé a agarrar mi morral, para decirle
que bajáramos juntos, prácticamente desapareció al entrar nuevamente al bosque,
me quedé sorprendido, traté en lo
posible de bajar rápido, a ver si la alcanzaba, soy muy buen corredor,
me conozco ese camino de memoria, no logré alcanzarla, cuando llegué a la
intersección de Loma Serrano, venia subiendo un deportista, lo paré; le
pregunté, ¿que si no había visto bajar una dama vestida de negro de Licra?, me
dijo, no amigo, la única persona que he visto eres Tú, me quedé asombrado,
seguí bajando al llegar al Puesto de guarda parque de Sabas Nieves, habían
personas tomando agua en los chorros, les pregunté que si habían visto a una
muchacha vestida de Licras Negra, me dijeron que no, que no había pasado nadie,
seguí bajando, por la pica, muchas personas venían bajando, me encontré a una
familia, que venían bajando también de la Silla de Caracas, les pregunté que si
no vieron a una muchacha por allá arriba de Licra Negra, me dijeron que no, me
quedé muy pensativo, al llegar a mi casa le comenté lo ocurrido a mi esposa, me
dijo que menos mal que yo era una persona buena, sin malicia, quien sabe si era
un espanto, al día siguiente les narré lo sucedido a mis compañeros de
trabajos, los cuales buscaron en la Internet, encontraron muchos relatos de
personas que se han encontrado con una súper Modelo, quien sabe si es el
espíritu de la modelo que asesinaron en el cerro El Ávila ósea que se me apareció mi Brujita del Ávila,
si la ven díganle, que no me asusto, que me quedé enamorado de ella, risas y
más risas.
11. Anécdota “Mi primera Vez en El Pico Naiguatá”.
Hace años me
realicé una promesa a mí mismo, me dejo de llamar Sira, sino subo a conocer al
Pico Naiguatá, le comentaba a mi cuñado, como es posible que no conozcamos ese
pico, pasaron los años, no se me daba la ocasión, ni la oportunidad, casi que
le pago a un guía que cobraban un dineral por la guíatura, hasta que un día un
amigo me invitó, que su grupo subiría en diciembre, nos pusimos de acuerdo para
subir, pero ese año cayó una vaguada en Caracas, por una tormenta, el grupo a
última hora, suspendieron el ascenso, para el Pico Naiguatá, temían que
siguiera lloviendo, pero me avisaron muy tarde, así que al llegar al Unicentro
el Márquez, tomé la decisión de subir en solitario, comencé a subir a eso de
las 8 de la mañana, un paso lento por el peso de mi morral Siempre Listo, que
lo llevaba, full equipo con más de 25 kilos, llevaba mi carpa, mi saco de
dormir, mi alfombra anti-aislante, comida para dos días, ropa para el frío,
cobija, todos mis utensilios de excursión, primeros auxilios y mi cámara
fotográfica, por el camino me encontré a dos excursionistas que compartimos el ascenso,
pasamos por el pico Goering, por el Urquijo, yo venía muy cansado, le dije a
los excursionistas, que si se me hacía de noche acampaba, y al día siguiente
seguiría, ese día fui premiado con un hermoso atardecer, con bello espectáculo,
ya eran más de las seis de la tarde, allá arriba estaba claro, pero en la
ciudad de Caracas estaban encendiendo las luces, divisé un lugar por el camino,
una zona plana, bajé hasta un lugar maravilloso para acampar, quien me llevo
hasta allí, no sé, pero alguien me llevo de la mano, a este lugar privilegiado,
justo al lado de un creciente de un
manantial, recuerden es mi primera vez en El Pico Naiguatá, pasé la mejor noche
de mi vida, llevaba mi MP4, venia escuchando música por el camino, pero se le
salió la memoria SD, que utilizaba mi MP4, al montar el campamento, revise todo
y no la encontré, en ningún lado, me dije voy a pasar toda la noche sin
escuchar música, ¡Gracias a Dios!, en el estuche de las memorias, tenía una de
respaldo, así pude oír música toda la noche, la memoria tenía grabada; Gaitas GUACO y unas de mis favoritas: ELTON JOHN&BERNIE TAUPIN, Two Rooms
Celebrating The Song y sus amigos.
Al día siguiente, al levantar el campamento,
cuando me disponía a descender a Caracas, en el camino encontré la memoria SD
de 2 gigabytes, “SI TÚ ME LO DAS, PORQUE
ME LA QUITAS”, este era el grito de guerra del grupo Scouts, cada vez que
alguien se encontraba algo en el Cerro El Ávila.
12. Anécdotas Muchos Perdidos en Cerro El Ávila
A lo largo de mis años de excursionista, he ayuda a
muchas personas extraviadas por los caminos del Cerro El Ávila, un día estaba
en el cruce de la Fila Maestra, bajando del Pico Oriental, cuando me encontré a
3 muchachos que me preguntaron: ¿Señor, cuanto les faltaba para llegar al
Teleférico?, más perdido, alguien les dijo que subieran, pero se equivocaron de
camino, los orienté, me los tuve que traer de la mano, porque no conocían, los
caminos y menos de noche, tengo muchos cuentos de personas extraviadas, que si
me pongo a contarles , no terminaría nunca, así han sido algunas de mis
anécdotas, en nuestra amada montaña.
Por: Hernán José Sira Pérez.
SALMO 23
“El Señor
es mi pastor, nada me falta.
En verdes
pasto él me hace reposar,
Y a donde
brota agua fresca me conduce
Fortalece mi
alma,
Por el
camino del bueno me dirige
Por amor de
su Nombre.
Aunque pase
por quebradas muy oscuras
No temo
ningún mal,
Porque tú
estás conmigo,
Tu bastón y
tu vara me protegen.
Me sirves a
la mesa
Frente a mis
adversarios,
Con aceites
tú perfumas mi cabeza
Y rellenas
mi copa.
Me acompaña
tu bondad y tu favor
Mientras dure
mi vida,
Mi mansión
será la casa del Señor
Por largo,
largo tiempo”.
Comentarios