TRAVESÍA DE LOS TRES PICOS, EL PICO ORIENTAL, EL PICO OCCIDENTAL Y EL PICO EL ÁVILA

 

TRAVESÍA DE LOS TRES PICOS, EL PICO ORIENTAL, EL PICO OCCIDENTAL Y EL PICO EL ÁVILA

 

Caracas, 4  de Agosto del año 2024

 

El domingo, subí al cerro el Ávila, como lo he realizado toda mi vida, con el reto de hacer una de las travesías favoritas, en mi amada montaña, en la mañana equipé mi morral, con comida, agua, gorro, sweater, frutas, cambur, mi mini botiquín de primeros auxilios, y mis dos bastones de Tracking.

Al despertarme, vi a la zona del oeste de la ciudad, se apreciaba, despejado el camino de los españoles.

Me dirigí a la estación del metro de Pérez Bonalde, para ir a la estación de Los Dos Caminos, a primeras horas de la mañana, al llegar a la avenida Sebucán, de Los Dos Caminos, pude apreciar que el día estaba soleado, los picos del cerro estaban despejados, le tomé una foto desde la avenida Sucre de Los Dos Caminos al hermoso pico Oriental, se detalla claramente el único pino.



 

Di inicio a mi travesía, comencé a subir la  larga avenida Sucre de Sebucán, por aquí vi una mata de guayaba, tumbé varias, al llegar a la autopista Boyacá, conocida por los caraqueños cómo la Cota Mil,  Subí normalito por la ruta de la Piedra del Indio, de allí subí al pico Oriental, cruce la autopista, subí hasta el puesto de Guarda Parque de Cachimbo, allí estaba el guarda parque, lo saludé , conversamos un rato de la situación actual del país, me anoté en el libro de visitas, le notifiqué que haría la excursión de los tres picos, que iría hasta el pico el Ávila, al Teleférico, le pregunté que si habían subido muchos excursionistas, me dijo que muy pocos, a comparación con las otras rutas, me despedí, subí por las picas, al pasar por las matas de mangos recogí algunos con mi bastón tumbé uno grande, algunos sectores están limpio de montes, otras no, por el camino me encontré a una pareja ascendiendo a la Piedra del Indio, los saludé, seguí mi ascenso al llegar a la piedra del Indio, había un excursionista, lo saludé con mis buenos días, conversamos un rato, le pregunté que si iba a subir a los picos, me dijo: que no, que llegaría hasta aquí, realicé mis trabajos fotográficos, ya se estaba nublando la ciudad de Caracas, me despedí del señor, diciéndole que iba a subir a los picos, me deseo un feliz ascenso.


 



 

Ahora me tocaría  ir en busca de la pica del pico Oriental, al llegar a la pica, comencé a subir, me dije a mi mismo; tenía tiempo sin  subir por aquí, al principio, es empinada, pero después se convierte en un sedero, para una sola persona, un caminito, que se niega a desaparecer, por la gran cantidad de personas que lo han pisado por años, me detuve un instante, para tomarle fotos a unas flores, ya no se veía la ciudad de Caracas, ya estaba tapada por las nubes.


 

Desde aquí comencé a subir por el sendero, en solitario, al llegar al sector de Cabeza de Elefantes, había un grupo numeroso de excursionistas, descansando y desayunando, los saludé a todos, me despedí, seguí mi ascenso, por el camino, saqué los mangos, uno estaba maduro y el otro estaba verde, así que me lo comí con sal.

Después de un largo recorrido, llegué al Único Pino o pino solitario como le dicen, aquí me realicé unas fotos, para dejar constancia, fue una parada rápida, desde aquí falta cómo quince minutos, para llegar a la Cruz de los Palmeros de Chacao, por aquí venían bajando un grupo de excursionistas, los saludé, saludando a cada uno, muchos traían camisas de corredor.


 

Al llegar a un mini bosque, que se encuentra en el camino, donde hay una gran roca, me monté en ella, me asomé a ver si veía a la ciudad de Caracas, estaba todo nublado, no se vio el pico Naiguatá, en ningún momento, al girarme a recoger mis bastones de tracking, vi unas hermosas orquídeas, Las Hadas Marrones, le realicé mis trabajos fotográficos.

 





Escuché que venía bajando un señor, lo saludé, le dije: que le estaba tomando fotos a las orquídeas, se quedó sorprendidos al verlas, me dijo; que era primera vez que las veía, nos despedimos, el siguió descendiendo, yo terminé de subir el último tramo de la pica, al llegar a lo plano grité, mi grito de guerra, CUMBRE, CUMBRE,  para celebrar mi llegada, luego tomé el camino hacia la cruz, me encanta subirme en la primera gran roca, desde allí se aprecia la cruz de Los Palmeros de Chacao, cuando está despejado, se ve desde aquí, el Hotel Humboldt, el mar de la Guaira, el Picacho de Galipán, posee una vista panorámica hermosa, desde la primera gran piedra, vi que en la cruz estaba un excursionista, le realicé mis trabajos fotográficos, me bajé de la piedra, para bajar por el caminito, pasar por la parte de atrás de las rocas, para ir en busca de la Cruz de los Palmeros de Chacao.





 

Al llegar a lo plano, en la gran mesa de los excursionistas, estaba el excursionista, lo saludé, me indico con señas que era mudo, le respondí con señas, que estaba bien, que lo felicitaba por su cumbre.

Como siempre, lo primero que hago al llegar aquí, me acerco a la cruz de los Palmeros de Chacao, es abrazarla tan fuerte, la beso un millón de veces, allí le agradezco a mi Dios Padre, a la Virgen María, y a mi amado Arcángel San Rafael, por darme la salud necesaria, para poder llegar a su templo, a su creación, rezo un padre nuestro, un Ave María, y un Bendita sea tu Pureza, ese abrazo a la cruz, es tan energético, que los latidos de mi corazón, chocan contra la cruz de metal, en ese instante todo estaba nublado, en ese momento llegó otro excursionista, venia de Altamira, cada quien disfrutando de la cumbre, me senté en la gran mesa de los excursionistas, que es una roca plana,  allí desayuné; una cachapa con queso, con dos cambures.

Me despedí de los dos excursionistas, para ir en busca de la segunda cruz del pico oriental, a un paso suave fui ascendiendo, el camino sigue lleno de monte, por aquí me pasó otro excursionista, sin camisa, lo saludé, le dije: que iba a llegar a Caracas todo rasguñado, al rato llegué a la segunda cruz de metal que nos indica el punto más alto del pico Oriental, aquí me detuve un instante, para tomarme unas fotos, para dejar constancia, así somos los excursionistas, es la prueba de que coronamos la cumbre.


 




 

Comencé mi descenso por la pica, pasé por la entrada de la pica, que conduce a la Fila Maestra, gracias a Dios, me llevé mis bastones de tracking, son de mucha utilidad, cuando se va bajando por estas picas, hay muchas rocas, en la mitad de la pica, pasé por una piedra flotante, es única, que esta emergiendo, es una de mis roca favorita, le realicé mis trabajos fotográficos.


 

Fue en este instante que comenzó a llover, me dije a mi mismo, ojalá sea una lluvia pasajera, pero no se veía, ni la Guaira, ni la ciudad de Caracas, ni el pico Occidental, así que me mentalicé, que debía bajar con mucha cautela, al llegar a la zona de los bambú, bambucillos, seguía lloviendo fuerte, subí hasta la famosa intercesión, la famosa Y, aquí estaban dos excursionistas escampando de la lluvia, los saludé, les comenté; que cómo en las olimpiadas, si llueve, hay que seguir el recorrido, me despedí de ellos, les dije: que iba al Pico el Ávila, me desearon una feliz travesía.

Subiendo por el túnel de bambú del pico occidental, venían bajando otro grupo de corredores, varios con camisas de carreras, uno de ellos me cedió el paso, diciéndome; que con esa gorra y esa camisa, me debía respeto, me despedí de ellos, seguía lloviendo, al llegar al sector de las piedras flotantes o piedras salientes, habían una gran cantidad de excursionistas, los saludé, fue aquí que arreció la lluvia, fue asombroso ver como venia bajando agua por todo el camino, al principio, evité el agua, saltando de un lado al otro, cuando comencé a subir, siguió bajando mucha agua por las piedras, se convirtió el camino en un río, bajaba agua por todo el sendero, los que conocen este lugar no hay refugio, ni donde resguardarse de la lluvia, encontré una piedra saliente que podía refugiarme, pero tomé la decisión de no quedarme, sino  seguir el camino, es mi primera vez en la vida, que me llueve de esta manera, todo el camino eran charcos, en las subidas, bajaba agua cómo un río, al llegar a la tercera cruz de Metal, que indica al Pico Occidental, saqué mi teléfono, lo resguardé con un trapito, lo metí en una bolsa con cierre, de Zip look, fue aquí que me encontré, a una joven pareja, iban también al teleférico, era su primera vez, así que los acompañé en el recorrido, todos veníamos mojado, no había camino, lo que había era un río, agua y charcos por donde quiera, la  zona del bambucillo, está tapando el camino, lo rasguña a uno, les decía a los muchachos que esta lluvia no era normal, cada vez caía más fuerte, que no pararan su marcha, para que no nos diera una hipotermia, a un paso lento, pero seguro, atravesamos la Fila del Pico Occidental, por aquí nos encontramos a otra excursionista, en solitario, la saludamos conversamos un rato con ella, le decía: que esta era agua bendita, que nos estaba cayendo del cielo, miles de bendiciones para nosotros y para Venezuela.

La señora iba muy despacio, se quedo atrás de nosotros, los muchachos no sabían, ni para donde estaba Caracas, ni para donde estaba la Guaira, cuando pasamos por los miradores de la fila del pico Occidental, les explicaba, donde estaba la Guaira, llegamos a mi zona favorita la Fila de Lagunazo, seguía lloviendo con vientos cruzados del norte, no se veía, nada, comenzamos a descender hacia el sector de Lagunazo, al llegar, unos excursionistas que estaban acampando, nos felicitaron, que ya nos faltaba poco, que ya estábamos llegando, los saludé, comenzamos a bajar por la gran piedra, con mucha cautela, al llegar a lo plano, estaba bajando agua por todos lados, haciendo honor a su nombre, había laguna en todos lados, al tomar el camino principal, este era una quebrada, el agua nos tapaba los zapatos, en algunos pozos daba a la mitad de las piernas, justo antes de llegar a la toma de agua, un señor se vino con nosotros, con la pareja de Jóvenes, en ese instante el señor se resbaló, y se cayó, un sonido muy fuerte, que todo nos asustamos, lo socorrimos, gracias a Dios, no fue nada, aquí el flujo de agua era enorme, le comenté a los muchachos, que hace un año más o menos, por aquí se perdió un extranjero, que lamentablemente había fallecido, a la montaña, se le respeta, se debe de ir preparado, equipado para cualquier evento, la muchacha estaba desesperada, cómo no conocía la ruta, no sabía lo que le faltaba, en un instante el Hotel Humboldt, apenas se veía su contorno, se lo mostré, eso la tranquilizó, ya sabía que faltaba poco, con su novio: Antonio, bajamos poco a poco, en una de las picas: Antonio se cayó, se golpeó el hombro, le pregunté que si estaba bien, me dijo: que si, que se golpeo, pero no tan fuerte, cuando de repente se dejó ver el Hotel Humboldt, fue para la muchacha una felicidad máxima, terminamos de bajar la pica, llegamos a la toma de agua del Pueblo de Galipán, aquí aprovechamos de lavar los zapatos, equipamos agua, le decía a los muchachos, que nos faltaba la última subida, que era fuerte, pero corta, la muchacha venia reclamándole a su novio, que no volvería a subir nunca más a la montaña, que le debía, dos potes de aguas, que le botó uno y el otro le rompió la cinta.

La muchacha que venía toda mojada, empapada, me preguntaba que cuanto faltaba, le decía: que cuando llegues a unas escaleras de cemento, ya estaríamos en los predios del Hotel Humboldt.

Los animaba a seguir, me decía la muchacha: señor de dónde saca usted tanta fuerza, lo admiro, logramos llegar a los escalones de cemento, el Hotel no se veía, pero le dije a los muchachos allí está, tomamos el sendero de los excursionistas, para ir en busca de las caminerias del Hotel, los animaba que era la última subida, logramos salir a las caminerias, aquí descansamos un instante, me despedí de los muchachos, me agradecieron, les dije: que bajaría rápido, porque estaba haciendo mucho frio, les dejé mis redes sociales, inmediatamente, bajé a la estación del teleférico, entré al baño, para cambiarme de ropa, bajé al andén del teleférico, no había nadie bajando, tuve que esperar a que pasaran los funiculares VIP, luego me permitieron subirme, otro excursionista se montó, en el trayecto conversamos un rato, el subió por San Bernardino, al llegar al terminal de Maripérez, seguía lloviendo, así que bajé hasta la estación del metro de Colegio de Ingenieros, para ir hasta la estación de Pérez Bonalde, al pasar por Caño Amarillo, saqué el teléfono para enviarle un mensaje a mi pareja Holimar, que ya iba al bloque, hasta vi las fotos que tomé en el trayecto.

Al llegar al bloque 2, subí a la casa de mi novia Holimar Amoroso, me le presenté todo mojado, le comenté que me había caído un diluvio, subí a mi casa, para darme un baño y descansar.

El teléfono se apagó, lo conecté, no quiso cargar, se queda en un look, se reinicia y no toma carga, lo dejé apagado, le he realizado de todo, le pegué el secador de cabello y nada, lamentablemente se me dañó.

Este palo de agua no estaba en los planes de nadie.

 Fue un acontecimiento natural, realmente me sorprendió allá arriba en los picos, primera vez en mi vida, que me cae un torrencial, de tantas horas, casi 3 horas de lluvia continua.

 Así son mis domingos.

 

Hernán José Sira Pérez

 

 

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