Travesía “De Caracas a la Guaira, por El Cerro El Ávila , 2019

Travesía “De Caracas a la Guaira, por El Cerro El Ávila , 2019


Aprovechando los días de asueto de carnaval 2019, me tracé el reto nuevamente de cruzar mi amado Cerro EL Ávila, como parte de mi entrenamiento para las competencias que realizaré en el mes de Marzo, las carreras Verticales en el Parque Nacional Guraira Repano, la carrera nocturna y la carrera Diurna, que se realizaran los días sábado y domingo. Domingo 03 de Marzo del 2019, tenía en mente o cruzar el Cerro EL Ávila o realizar la ruta de la ciclovía de la Guaira, cómo todos los domingos me levanté a eso de las 5 de la mañana para realizar mi rutina, ir al baño a realizar todos las necesidades, darme una ducha de agua fría, equipar mis potes de agua, a eso de las 6 de la mañana salí de mi casa para dirigirme a la estación del metro de Artigas, al salir a la avenida, vi al cerro El Ávila oscuro, algunas personas amanecidas celebrando el carnaval, al llegar a la estación del metro de Artigas, aún no estaba abierta al público, troté hasta la estación del metro Maternidad, al llegar vi que estaban abiertas la estación, bajé hasta el arden, sabía que era domingo y los días feriados siempre se tarda más de lo cotidiano, al rato llegó el tren con dirección a Zona Rental, ya había tomado la decisión de irme por El Cerro El Ávila, así que me quedé en la estación de Parque Central, para dar inicio a mi entrenamiento Largo, comencé a trotar desde la estación del metro para ir en busca de la Avenida Bolívar, crucé la avenida para llegar a Bellas Artes, subí, pasé por todo el frente de los Bancos Provincial y Mercantil, para pasar por el elevado de la Avenida Urdaneta, tomé el paseo peatonal de San Bernardino, pasé por un lado del Hospital de Niño, La Electricidad de Caracas, desde aquí alce mi mirada para ver al Cerro, vi la Cruz del Ávila, Las Antenas de Mecedores y los funiculares del Teleférico, me dije para allá voy, pasé frente a la comandancia de la Armada, apenas los guardias estaban entregando la guardia, subí hasta el Hospital de Clínicas Caracas, subí por las calle de San Bernardino para llegar al paseo peatonal del Hotel El Ávila, hasta que llegué a la entrada del Parque Nacional El Ávila, Gamboa, me encontré a muchas personas realizando sus ejercicios, unos ya venían bajando y otros venían subiendo, al dar inicio en el Kilómetro 0, me persigné tres veces pidiendo la bendición de Dios y el permiso para realizar mi travesía, a un paso suave, tenía que administrar mis pasos para realizar el recorrido, una mañana muy fresca, a eso de las 7:00 de la mañana comencé a subir, ya el sol estaba haciendo su acto de presencia, a esa hora venían subiendo muchos excursionistas, los saludaba con mis buenos días, es muy bueno ver en el piso el conteo de los kilómetros, está muy bien señalado, realizado por unos estudiantes de U.C.V., nos ayudan a los visitantes ver la distancia que hemos recorrido, a unos 1200 metros llegué a la intersección del Corta Fuego y la carretera que conduce a la Cruz del Ávila, ya en solitario tomé la carretera de tierra, por esta zona me encontré a un vecino-amigo de San Martín, el zapatero, nos saludamos, hablamos un rato me dijo que había subido hasta el puesto de Guarda Parque de Papelón, me informó que los precios del teleférico lo habían aumentado, le comenté que tenía previsto ir hasta la Guaira, me dijo que otro día lo invitara, porque él no conoce la ruta, le dije que no había ningún problema, que le avisaría cuando fuera hacer esa ruta, nos despedimos, seguí subiendo por la carretera, pasé justo al lado de la batea del camión abandonada, subiendo en zigzags por toda la carretera, me encontraba a excursionista subiendo a esa hora, llegué a la carretera de tierra, el canto de las aves es maravilloso en esta zona, pasé por la zona de los Pinos, es muy agradable escuchar el sonido que hace el viento al pasar por sus hojas, esta zona tiene un parecido a la Urbanización Luis Hurtado Higuera en el Junquito, me trae muchos recuerdo de mi infancia, cada vez que paso por aquí, grito “Luis Santiago”, en memorial a él, le dedico mi agradecimiento por ser mi tío-papá, sigo mi ascenso, alcancé a un grupo los saludé, llegué a la carretera de tierra, por aquí se logra divisar toda la Ciudad de Caracas, al final de la carretera de tierra vi que venía subiendo una señora, al finalizar esta carretera de tierra se llega a un semi plano, saludé a la señora, vi también a un señor bajando, lo saludé con mis buenos días, ya sabía que me quedaban algunas curvas más para llegar a la Cruz de Ávila, en una de las ultima curvas hay una mata de Níspero Japonés, luego viene una curva donde ya se aprecia la Cruz del Cerro del Ávila, para afrontar la última subida, tomé la pica que conduce a mano derecha a la Cruz del Ávila, al llegar a la Cruz estaba un joven disfrutando, sentando en unos de la bancos desayunando, lo saludé, seguí subiendo, por el camino alcancé a un excursionista, lo saludé, cuando estábamos pasando por la parte de debajo de los funiculares, lo que llamó nuestra atención que en un momento arrancó el sistema, le dije al excursionista, comenzaron a trabajar temprano hoy, cuando de repente se volvió a detener, el excursionistas me dijo parece que te escucharon, apagaron el sistema, me despedí, subí hasta el puesto de Guarda Parque de Papelón, al llegar al puesto de Guarda Parque la puertas estaban cerradas, pasé por el Portal Mágico, las rejas viejas que regulan el paso para la Antenas de Mecedores, desde aquí comienza el reto mayor; la Pica conocida por todos los Corredores cómo la Pared, en punta de pie, fui ascendiendo la larga cuesta, en el piso hay unas marcas en el cemento, con la fecha en el día que hicieron esta vía, 12061966, se podrán imaginar cuantos años tiene esta carretera, es tan fuerte que en todo su recorrido, hay cabillas enterradas en forma de O para amarrar los carros, en caso de emergencia, es la pica más exigente del Cerro, lo único bueno que no es más de 700 metros, hasta que se llega a las instalaciones de la antena de Mecedores, hay varios letreros de diferentes canales nacionales, ya los trabajos de remodelación de las instalaciones de la antena están ya casi culminados, pero han dejado todo los escombros, al finalizar la carretera de las instalaciones de la antena, vi a una familia desayunado, los saludé, inmediatamente entré al hermoso bosque, aprovechando una pequeña bajada y un semi plano, el primer chinchorro, para afrontar las subidas, en un zigzag, por toda la pica, en solitario, no me encontré a ninguna persona, disfrutando del canto de las aves, me encontré rastro de lluvia por todo el camino, al rato llegué a los monolitos, esto me indica que el camino se torna más ligero, hasta que llegué a la zona conocido como el Chinchorro, un semi plano, que es maravilloso correrlo, porque es una alfombra por la cantidad de hojas secas en el piso, para luego bajar una pequeña bajada, otro semi plano, por aquí me encontré a dos damas excursionistas, las saludé, seguí trotando para afrontar una fuerte subida, para llegar al pequeño Mirador del Pico el Ávila, me detuve un rato, para aprovechar la hermosa vista de los Picos Occidental y el Pico Oriental y la hermosa Vista a la Ciudad de Caracas, era tanto los rayos solares a esa hora que no me dejaba ver hacia los picos, aproveché para cambiarle el agua la Canario, “es una forma coloquial para decir que oriné”, entré nuevamente al bosque de árboles grandes del pico El Ávila, por un camino bien definido, recordé a una amiga excursionista que le da pánico este camino, por temor en caer y rodar, pero les aseguro, que es muy seguro estos caminos, cómo ya conozco esta pica al detalle, sé qué al pasar el árbol grande, ya llegué a las caminerias del Teleférico de Caracas, cuando uno sale del bosque y llega, es un cambio tan repentino que uno queda cómo alumbrado, subí el muro, crucé la camineria para montarme en el muro, para ver la hermosa vista hacia la Guaira, Galipán, el Hotel Humboldt, a esa hora el único loco que estaba era yo, que tal, comencé a bajar por las caminerias, apenas estaban limpiando, los kioscos, estaban abriendo y realizando los arreglos de su mercancía, para la venta del día, vi a un joven limpiando unas fresas, un vehículo que subió a buscar las bolsa de basura, luego bajó, me subí al muro para que pasara, al llegar a la zona de los baños y restaurantes de comida rápida, apenas estaban limpiando, un señor clasificaba la comida para dársela a un perro, al pasar por las instalaciones del teleférico, vi que toda las tiendas estaban cerradas, solamente me encontré con un pelotón de la Guardia Nacional, dos uniformado con su uniforme rojo con sombrero y dos carritos pequeños, vi también a un grupo de rescate de Protección Civil, con todos sus implemento contra incendio, los saludé, me detuve un rato para ver la hermosa Vista de la Guaira, el Pueblo de Galipán, vi el hermoso Picacho de Galipán. Comencé a bajar hasta que llegué a la parada de los Jeep, por aquí me ladró un gran perro, menos mal que estaba los vigilantes, lo mandaron a callar, que se quedara se tranquilo, seguí por la larga bajada, hasta que llegué al otro puesto de Guarda parque el de la Fila del Ávila, me detuve en un pequeño claro que sirve de Mirador, disfruté un rato la hermosa vista, ahora me tocaría una larga bajada, por el camino en uno de los planos vi a tres perros tomado sol, luego de algunas curvas y bajadas, logré llegar a la Capilla de la Virgen de la Milagrosa, del Pueblo de Galipán, entré a la capilla, donde hay tres vírgenes grandes, un Divino niño y muchos cuadros en agradecimiento de los Milagros realizados por la virgen, realicé mis oraciones, encomendándome siempre a Dios y a la Virgen para que me protejan de todo mal, tomé el camino que conduce al pueblo de Galipán, al llegar apenas estaban abriendo, ya eran la 9 de la mañana, saludé a unos policías que estaban montando guardia, también vi que colocaron una caseta de policía, uno de ellos me dijo: Buenos días Señor Corredor, desde este lugar comienza las grandes bajadas, en un paseo maravilloso, donde se va apreciando a la Guaira, se logra divisar al Hotel Humboldt, al Picacho de Galipán, las hermosas casas del pueblo, hay muchos pinos de todos los tipos, el aroma es fantástico, los olores junto con el agradable clima, es la recompensa por el gran esfuerzo, lo único malo es la carretera que en su gran mayoría es de piedra, nos es del todo plano, así que hay que andar con mucho cuidado para no lastimarse o resbalarse, me detuve en un árbol de Eucaliptos que es muy grande para aprovechar la hermosa vista, pude divisar nuevamente al Hotel Humboldt, ya el Picacho de Galipán lo tenía a la altura de mi vista, más cerca, seguí bajando con la intensión de pasar por la casa de mi gran amiga la Señora Ana de la Montaña, conocida por todos, le encantaba que le dijeran así, mi amiga Ana Fioriany quien voló a otra montaña, donde sigue disfrutando de una hermosa vista, al llegar a la casa de mi amiga de la montaña, sentí una paz, su casa es un castillo con vista al Picacho de Galipán y con una hermosa vista al mar, el sueño de cualquier persona, cómo dice un película venezolana, pero esta tiene un valor agregado, Una hermosa casa con vista al Picacho más bello del Cerro El Ávila, y la hermosa vista al mar, esta vez lo vi sereno, con algunos movimientos ondulantes pero sin olas, entré al terreno de la casa, toqué la puerta de la casa, me anuncié con mi buenos días, con la idea de que alguien estuviera en casa, para darle mi pésame a sus seres queridos, pero lamentablemente no habían nadie, disfruté cómo siempre de la hermosa vista, cada vez que subo al Pueblo de Galipán paso por su casa, a veces estaba mi amiga, a veces no, me monté en un banco de cemento, me quedé en silencio por un buen rato, luego realicé mis plegarias por el eterno descanso de mi buena amiga de la montaña, la señora Ana, es mi forma de decirle adiós, a la Señora Ana de la Montaña, agradeciéndole sus atenciones hacia mi personas y amigos cada vez que la visitábamos. Cómo todo atletas sabe qué siempre hay que seguir corriendo, para que el cuerpo no se enfrié, seguí descendiendo por la carretera del medio del Pueblo de Galipán por el camino me encontré a varias personas subiendo con la lengua afuera, jajajaja, coloquialmente cómo decimos nosotros, muy cansadas, algo que llamó mi atención es que vi muchas culebras muertas en la carreteras, un poco más abajo me detuve un rato a comer moras silvestres, logré detallar al Picacho de Galipán, vi claramente la Cruz y las antenas y las grandes piedras, seguí descendiendo por las larga cuesta, ya a esta hora venían bajando las camionetas que iban a la Guaira, venia trotando cuando escuché a unas niñas gritándome permiso señor, venían asomadas en el techo de la camioneta, disfrazadas de princesa, le respondí; Adelante princesas, me saludaron despidiéndose, al rato llegué a una finca muy grande que tiene toda su cerca tapada con grandes telas negras, algo que llamó mi atención, llegué a la intersección del camino La Y . Pude observar las grandes columnas que hicieron en esta zona, para las nuevas vías del teleférico de la Guaira, a lado derecho vi a las antigua torres del teleférico viejo y la estación, ya tenía más cerca el mar, seguí descendiendo por la carretera en zigzag, por esta zona me encontré a un señor buscando un perro que se le había escapado, en una de las curvas hay un pequeño Mirador, donde se aprecia toda la Costa, y el Hermoso Picacho de Galipán, ya lo veía de abajo hacia arriba, bajé del pequeño mirador para seguir descendiendo, pasé por la zona de los Nísperos Japonés, bajando a un trote suave por toda la carretera, fui pasando las casas y posadas de la zona, la vegetación comienza a cambiar por grandes árboles, donde vi muchos pájaros grandes, es un indicativo que estas llegando a los previos de San José de Galipán, al llegar al pueblo de San José de Galipán pasé por las Piedras y el pequeño manantial con poca agua, la bodega abierta con su música ambiental, seguí bajando para afrontar una pequeña subida, al finalizar esta subida estaba un puesto de vigilancia de Protección Civil, los saludé con mi buenos días, seguí mi camino, ya el cuello me estaba doliendo, porque a cada rato elevaba mi mirada para ver el hermoso paisaje, el Picacho de Galipán, los árboles altos y los nidos de los pájaros en ellos, sabía que desde aquí la carretera sería, más calurosa, inmediatamente cambio la vegetación, en una de las curvas me detuve un rato para disfrutar de la hermosa vista a la Guaira, vi a la Playa de Macuto, el aeropuerto, el puerto y el avión en la carretera principal de la Guaira, seguí con mi trote suave por toda la carretera, llegué a la zona donde está la alcabala y el Museo de las Piedras, el museo estaba cerrado, no había nadie en sus alrededores, al pasar por la alcabala, estaban dos guardias nacionales, los saludé con mis buenos días, les informé que venía de Caracas al Mar, me felicitaron, venia disfrutando de la hermosa vista la mar, detallé muchos barcos pesquero por los lados de Macuto, en el puerto detallé a un solo barco anclado en el puerto, ya la cruz del Picacho y las antenas las veía chiquiticas, por unas de las curvas estaba un jeep con unas personas durmiendo, me imaginé que estaban amanecido, saludé a uno de ellos que me vio al pasar, me dije es lo mejor que están haciendo, así evitaría un accidente en esta carretera tan peligrosa, cada vez tenía al Mar más cerca, seguía bajando por las largas bajadas, me pasaron muchas camionetas, casi que llegado a Macuto en una gran curva venia subiendo una Ambulancia de chasis largo, pero había escuchado que venían bajando una camioneta, le avisé la camioneta con mi mano que se detuviera, le hice señas avisándole, yo seguí descendiendo, al rato cuando bajó la camioneta, el chófer me tocó la corneta dos veces, bajó el vidrio me gritó gracias amigo, llegué a una gran curva, bajé hasta llegar a la avenida principal de Macuto, llamé a mi esposa para avisarle, que ya había culminado el cruce del Ávila, ya eran las 10 y media de la mañana cuando llegué a Macuto, aprovechando la visita a la Guaira, bajé hasta el parque temático, troté hasta el Balneario de Macuto, lo vi algo olvidado, muchas ruinas, pasé por uno de los hoteles donde pasamos nuestra luna de miel; El Hotel Colonial, aún se mantiene operativo, muchas personas en el Bulevar, las playa llenas de visitantes, seguí a lo largo del Balneario, seguí trotando por toda la orilla del mar, hasta que llegué a Camurí Chico, seguí trotando por toda la acera de la carretera, pasé por la Playa de los Corales, para llegar hasta Caribe, tenía la intención de seguir hasta Naiguatá, para ir hasta Punta de Care, pero ya eran las once de la mañana, lamentablemente no llevaba suficiente efectivo para cancelar el pasaje, preferí, tomar el transporte para subir a Caracas, al llegar a Caribe estaba un autobús cargando pasajero, me monté, me dije es mejor subir temprano hoy es domingo y de Carnaval, cuando se llenó el autobús salimos rumbo a Macuto, Maiquetía, la autopista La Guaira-Caracas, para llegar a la avenida Sucre de Catia hasta la estación del Metro de Gato Negro. Al llegar a Caracas le avisé a mi esposa, que ya estaba en Caracas, le dije que había retraso en el metro, tomé otra vía para ir a mi casa, aproveché que pase por el Mercado de Catia, me tomé una rica Tizana, compré cambur, cuando llegué a mi casa mi esposa me estaba esperando con un rico desayuno, almuerzo, pero primero me di una ducha de agua fría, venía muy acalorado y cansado. Un entrenamiento Largo me regalé el domingo, en un tiempo de 3 Horas y medias tardé en realizar esta travesía, cuantos kilómetros son, no lo sé, pero fueron muchos, tenía varios años sin realizar este recorrido, quería hacerlo por dos razones, quería brindarle un pequeño tributo a mi amiga la Señora Ana de la Montaña, el otro el gran reto de ver cómo están mis condiciones físicas.
Por Hernán José Sira Pérez

Comentarios

Omar ha dicho que…
Gracias por tu experiencia hermano, espero poder hacer este recorrido pronto. Muy interesante..

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