De Caracas al estado Vargas, Cruzando el Cerro El Ávila
De Caracas al estado Vargas, Cruzando el Cerro El Ávila
Jueves santo, 13 de abril del 2017, teníamos previsto un
entrenamiento Largo, para Cruzar el Parque Nacional "El Cerro El Ávila", desde
Caracas al estado Vargas con mis amigos Yohandry López, su hermano Yosmar Ramirez y
Jesús y mi persona, del equipo Ultrail Runners, quedamos de encontrarnos en la
esquina de Corazón de Jesús, preparé mi morral, mi esposa me preparó el
desayuno, el almuerzo para que me lo llevara, como le había prometido a mi
amigo el guarda parque de Clavelito, el señor Dugarte Jerez, una mata de aguacate,
la saqué de un matero con mucho cuidado, la coloqué en una bolsa, ya estaba muy
grande, tenía que sacarla, estaba pidiendo una buena tierra, me realicé algunas
fotos con la mata, con casi dos metros de altura, salí de mi casa con mi
“Morral Siempre Listo”, y la planta, para ir a la estación del metro, cuando
llegué a la estación del metro Artigas, estaban cerradas todas las estaciones,
accione el plan B, tomé una camioneta para el centro de Caracas, Metro Capitolio,
todos tenían que ver con la mata de aguacate, me preguntaban que para donde la
llevaba, les respondía amablemente, que para el Cerro El Ávila, pasé por la
iglesia de los Palos Grandes, por la Iglesia de la Plaza Capuchinos, al llegar
al centro de Caracas, me bajé en la Plaza Caracas, caminé hasta llegar a la
iglesia de Santa Teresa, pasé por una de las entradas laterales de la iglesia, me
persigné, le pedí al Nazareno de San Pablo, su santa bendición, seguí caminando
hasta llegar a la esquina de Corazón de Jesús, al frente de La Iglesia, me
dije, la mata de aguacate, ha visitado los templos de Caracas, llamé a mi
amigo, me informó que todas las estaciones del metro estaban cerradas, que
tomarían una camioneta, que iba para la Pastora, que se quedarían en la avenida
Urdaneta, bajarían hasta la esquina de Corazón de Jesús, cuando llegaron, nos
saludamos, nos montamos en la camioneta, mi amigo me preguntó, ¿y eso que es?,
por la mata de aguacate, le respondí, que era un regalo para el Cerro El Ávila,
saludé a su hermano Josmar Ramirez y a Jesús, en ese instante comenzó a caer un señor palo de
agua, teníamos previsto cruzar el Parque Nacional El Ávila, de Caracas hasta el
mar.
Mi amigo Johandry venia contento por el buen clima, él me
preguntó, ¿amigo puede llevar la mata de aguacate?, le contesté que sí, le comenté
que así recordaría sus años de forestación en el Cerro El Ávila, cuando
llegamos a Cotiza, estaba bajando un río de agua por todas las calles,
comenzamos a subir hasta la entrada del Parque Nacional El Ávila de Cotiza,
las personas se nos quedaban viendo, para donde van estos locos, cuando
veníamos subiendo vimos a una dama bajando, era una amiga de mi buen amigo Johandry, nos
paramos para saludarla, mi amigo nos las presentó, ella nos preguntó ¿que para
dónde íbamos?, le respondimos, para la playa, se echó a reír, nos despedimos,
seguimos nuestra ruta, cuando pasamos por el guarda parque de Llano Grande,
habían un punto de control de la guardia nacional y guarda parque y algunos visitantes, al ver a mi
amigo con la mata, se quedaron asombrado por el tamaño de la misma, mi amigo feliz,
le gritaba AGUACATE, AGUACATE, Johandry me decía que esa mata estaba bendecida,
porque estaba entrando a la montaña bajo un señor palo de agua, me comentó hay que
ponerle un nombre, le contesté vamos a llamarla Libertad, me informó mi amigo que
ya las hojas de la mata, estaban chorreándole el agua. Al troté llegamos al
puesto de Guarda Parque de Clavelito, entré al porche de la casa, donde estaba
sentado mi amigo Dugarte Jerez, lo saludé, le presenté a mis amigos, ¡lo
prometido es deuda¡, le dije, aquí tienes la mata de aguacate que te ofrecí, con una
condición, vamos a media, 50/50, cuando la mata de sus frutos, me respondió de
aquí a tres años, nos echamos a reír todos, le comenté: Nosotros contando los
pollos, antes de nacer, le comuniqué que iríamos hacia la Guaira, me dijo que
bueno mi hermano, nos despedimos, seguimos el camino rumbo a los Venados, un
camino muy empantanado, charcos y pantano, una carretera resbaladiza, cuando
llegamos al Centro Recreativo Los Venados, pudimos contactar que no habían
muchos visitantes, nos asomamos un rato en la Casona, vimos una carpa
instalada, seguimos el camino para buscar la pica de los Pinabetes, lloviendo
seguimos por el bosque, al llegar al sector conocido como la Pata de Gallina,
comenzamos el ascenso por la famosa Pico de los Pinabetes, aprovechando el
paseo venía hablando con mi amigo, poniéndonos al tanto de tantas cosas,
proyectos y vivencias, pensaba que en algún momento dejaría de llover, pero
escuchaba la lluvia en las hojas de los árboles, en un claro del bosque levante
la mirada, arreció más la lluvia, justo antes de llegar al puesto del Guarda
parque de la fila del Ávila, mi amigo me comentó que ésta pica se parece a la
del Hotel Humboldt, serán hermanas, en realidad tienen mucha semejanza,
comenzamos a bajar hacia el pueblo de Galipán, bajo una lluvia con un clima muy
frío, pasamos por la gruta de la virgen, nos dirigimos hacia el terminal de
pasajeros, ese día estaba lleno de visitantes, los negocios abiertos, para el
público, nos re-encontramos porque: Jesús y Yosma se había adelantado,
comenzamos a descender por la calles del Pueblo de Galipán, les comenté a mis
amigos que haríamos una parada en casa de una amiga de mi hermana: Chely Sira,
que vive en el Pueblo de Galipán, me dijeron que no había ningún problema, que no
había ninguna prisa en llegar a la Guaira. Nos dirigimos hacia el sector donde
vive la amiga de mi hermana, la Señora Ana Fioriany, al llegar a su casa toqué
la puerta, varias veces, me anuncié, escuchamos que alguien respondió, abrieron
la puerta apareció la señora “Ana de la Montaña” como le gusta que le digan, me
presenté, le dije que era el hermano de Chely Sira, que yo era Hernán Sira, nos
saludamos, le comenté: que al fin tenía el gusto de conocerla, le dije que
había pasado varias veces por su casa, pero nunca habíamos coincidido, un día la fui
a visitarla, para llevarle uno de mis escritos: El del Pico Naiguatá, le presente
a mis amigos, muy amable nos invitó a pasar, le dijimos que no se preocupara,
porque estábamos todos mojado por la lluvia, nos insistió que pasáramos, muy
apenados, entramos a su hermosa casa, pasamos un rato muy bonito, fue una
cátedra que nos dio la señora “Ana de la Montaña” como fue construida su casa,
nos dio una excelente descripción de los materiales que fueron utilizados para
la elaboración de sus fundaciones y paredes, nos indicaba que fueron utilizadas
todas las antiguas formas de construcción, utilizadas por los venezolanos, Las
paredes de Bahareques, de Adobe, de Tapias, cada una de esas formas, nos daba
los detalles de su elaboración, características y resistencia al clima, algo
que nos llamó mucho la atención fueron su columnas y travesaños de maderas
colocadas en toda la construcción, nos dio una clase magistral a todos, que nos
quedamos con la boca abierta, maravillado cuando nos explicó, que la zona de
Galipán es muy húmedo, en un 98 por ciento, que baja siempre una neblina
cargada de mucha agua, eso daña la madera, la pudre, su mantenimiento es muy
costoso, nos comentaba que la madera que utilizaron para la construcción de la
casa, fue traída de Uverito del estado Bolívar, con su respectivo permiso, por
estudio científico, con algo de lógica elemental, encontraron una madera
suficientemente dura, resistente al clima húmedo y a la plaga, cuando nos dijo
el nombre de la madera, todos asentamos y comenzamos a afirmar con toda razón,
la Señora “ Ana de la Montaña” nos dijo que esa madera era un árbol de Mangle,
es un árbol que nace debajo del agua, que por su condición genética, está diseñada para
soportar el agua, que la cubre, es muy sólida, no le entra plaga, es tan fuerte, que no le entra ni un clavo, mi amigo Johandry se le rompió el bolso, le pidió
aguja e hilo a la señora Ana, muy cortes, le presto su primeros auxilio, llamé
a mi hermana Chely Sira por teléfono, le comenté que alguien quería saludarla,
le pasé a su amiga, se saludaron, muy feliz por la visita que yo le estaba
haciendo, La señora “Ana de la Montaña” le comentaba, - por aquí llegaron cuatro
hombres, todos mojados y muertos de frío, le voy a hacer un té de malojillo -.
La señora “Ana de la
Montaña” nos dijo necesito un voluntario para corta unas ramitas de malojillo y
limón, mi amigo Johandry como siempre salto del mueble, yo mismo soy, tomó la
tijera, salieron a buscar las matas, mientras tanto nos mostró toda las casa, sus
baños, la cocina y el dormitorio principal, un Castillo, una fortaleza, todos
maravillado por tan hermosa casa, le presente oficialmente a todos mis amigo,
le informe que el amigo Johandry, acababa de ganar un maratón en la isla de
Coche, en una distancia de 100 Kilómetros, le dijo, no será como mucho, 100
Kilómetros, todos nos echamos a reír, seguidamente a Josmar Ramirez, le dijo que iba a
competir en la carrera de Santa Teresa, Johandry le comentó que participaría en
una carrera en la gran Sabana, ella le contestó, que Venezuela es una tierra
bendecida, ella tiene ya muchos años viviendo en este país, La señora “Ana de
la Montaña” es oriunda del Norte de Italia, nos dio otra cátedra de historia,
nos dijo que en la zona en donde ellos vivían, cambiaron de nacionalidad tres
veces, una veces era de Italia, luego de Bulgaria y así sucesivamente, eran
tiempos de guerras geopolíticas, guerra por tierras, por reinados,
inmediatamente nos sirvió el rico Té, todos le agradecíamos de corazón, el
amigo Jesús le dijo a la señora “Ana de la Montaña” usted me acaba de hacer
recordar a mi abuela, de niño siempre nos hacía guarapo de malojillo, casi que
inmediatamente el amigo Josmar Ramirez le dijo, es así, yo mojaba el pan en eso guarapos
de la abuela, todos muy contentos, justo cuando terminamos de tomarnos el Té,
mi amigo detalló un pequeño ático, le preguntó a la señora “ Ana de La Montaña” nos
dio otra cátedra de arquitectura, aprovechado el espacio que quedaba entre el
dormitorio y el techo, se realizó una pequeña habitación para los niños, lo más
bello es que realizaron unas escaleras en forma de cubos de 40x40, que te
permiten ascender hasta el ático, hay que subirlos uno a uno, es la condición, tiene unos ventanales, que dan
hacia la montaña, todos subimos, maravillado, gritábamos de la emoción al ver
tanta belleza, le decíamos que aquí podríamos dormir todos, en sacos para
dormir, la señora “Ana de la Montaña” nos informó que allí han dormido como 10
niños, le dije al grupo buenos muchachos es hora de seguir, nos despedimos, le
agradecimos su atención, la señora “Ana de la Montaña”, no dijo que cuando
subiéramos, pasáramos otra vez por su casa, que ella iba a ir a casa de unos
vecinos, pero que como a las seis de la
tarde estaría en casa, nos despedimos,
felices por la hermosa parada que realizamos.
Seguimos la ruta hacia San José
de Galipán a un trote rápido, el tiempo se nos había pasado volando, ya casi
las dos de la tarde apuramos el paso, por el camino veníamos viendo las matas
de Moras Silvestres y Cerezas, recogiéndolas y comiéndolas, unas dulces y otras
ácidas, nos quedamos sorprendido como la construcción del nuevo sistema de
Teleférico de la Guaira, ha destruido parte de los cerros, colocando sus grades
grúas, caminos y columnas de concretos, seguimos descendiendo. Al llegar al
pueblo de San José de Galipán, pasamos por el río, las grandes rocas en la
vía, cuando pasamos el pequeño riachuelo, vimos una pequeña subida, todos
comenzamos a agarrar impulso, cuándo, la montaña nos dio un regalo muy bonito,
veníamos corriendo, cuando escuchamos a una muchacha gritar el nombre de
Yohandry, todos nos paramos inmediatamente, nos regresamos, era una amiga de la montaña: Thais
Valera, un momento mágico, un milagro encontrarse tres grandes amigos, en esa
hora, en ese instante y en ese lugar tan escondido y poco transitado, mi amigo: Yohandry la saludó con un fuerte abrazo, inmediatamente me saludó a mi, y al resto
de los muchachos, todos muy contentos, hablamos un rato de las carreras de mi
amigo, muy rápido nos pusimos al tanto de las competencias, nos felicitó, nos
mandó a seguir para que no nos enfriáramos, nos despedimos con besos y abrazos,
seguimos descendiendo, ya el clima comenzó a cambiar, ya se veía el puerto de
la Guaira y el mar Caribe, algo nublado, el sol brillaba pero por su ausencia,
bajando todos corriendo, pasamos por el Museo de las Piedras, pasamos al trote
por la Alcabala, saludamos a los guardias Nacionales, les informé que veníamos
de Caracas, nos pasó un jeep de pasajero, en él, iba nuestra amiga, la
saludamos, le gritábamos ¡Vamos Pa´ La Playa¡, al llegar a la entrada de Macuto,
nos estaban esperando, allí descansamos, hablamos otro rato más con nuestra
amiga, nos despedimos, bajamos a la avenida la Costanera, pasamos por el parque
nuevo de Macuto, muy bonitas todas sus piezas, le pasamos por un lado, corrimos
hasta la orilla del mar, en la playas de Macuto, lamentablemente no nos pudimos
bañar, porque en el mar había mucha aguamala, mi amigo Johandry se metió al
mar y salió picado por una aguamala, yo no me bañé, solamente Jesús, se colocó
una lente de natación, se metió un rato, Josma prefirió no correr el riesgo de
ser picado por aguamala, es alérgico, fuimos a desayunar unas ricas empanada,
con unas maltas frías, estaban muy sabrosas, decepcionado porque no pudimos
disfrutar de la playa, tomamos la decisión de subir a Caracas, preguntamos cuanto
estaban cobrando las camionetas para subir, muy caro, les comenté a mis amigos que
prefería subir al Cerro El Ávila, y bajar por el teleférico, mi amigo le
pregunto a su hermano que si estaban de acuerdo, todos dijeron que si, le sugerí
a mi amigo Johandry, que subiéramos por la avenida principal de Macuto, para
ver que comprábamos, cuando pasamos por una panadería, estaban vendiendo pan
campesino, recién salido del horno, entramos al local, estábamos de suerte, no
había gente en la panadería, compramos 4, una para cada uno, llegamos a la
entrada del Parque Nacional El Ávila otra vez, le comenté al grupo que si
pasaba, un camión o una camioneta, le pediríamos la cola, cuando de repente
llegó un jeep de la ruta, la paramos nos montamos hasta San José de Galipán,
son subidas muy fuertes, al llegar al pueblo, preguntamos en una bodega que si
vendían malta, el señor nos dijo que si, cuando le preguntamos el precio, nos
quedamos asombrado, le dijimos que lo dejara así, en Macuto pagamos 900,00 bolívares, en esta bodega el señor estaba cobrando 1.500,00 bolívares, por cada
una, nos dirigimos hacia la toma de agua de San José de Galipán, equipamos los
potes, el amigo Jorge, le tuvo que hacer una reparación a los zapatos de Josma,
por designio de Dios, le dije que en el morral tenía un guaral, nos montamos en
unas de las grandes piedras, por mera casualidad enredado en el guaral, estaba
una aguja grande con un hilo de nylon, ensartado con su nudo y todo, Un Siempre
Listo, no sé porque, metí ese guaral en mi bolso en la mañana y mi pequeña
navaja, al culminar la reparación de los zapatos que hablan, seguimos
subiendo hacia el pueblo de Galipán, le pregunté la hora a mi amigo Johandry,
me informó que eran las 6:18 p.m., apenas estábamos en la Hacienda Vieja,
apuramos el paso, ya estaba cayendo la noche, El Picacho de Galipán se veía muy
hermoso, es uno de los pico más bello del Parque Nacional el Ávila, por su
formación rocosa desnuda, un bello espectáculo el atardecer de ese día, nos
tomamos algunas fotos, en el camino nos encontramos con un gran perro, mis
amigos le comenzaron hacer cariño, el perro disfrutó el rato después quería
subir con nosotros, lo mandamos para su casa, se nos quedó viendo con cara de
tristeza, pasamos por la casa de nuestra buena amiga la señora “Ana de la Montaña”,
ya estaba muy oscuro, en eso sonó mi teléfono, era mi esposa preocupada porque
ya era de noche, le comuniqué que ya
estábamos en el pueblo de Galipán, que íbamos a subir hacia la estación del
teleférico, pero que aún nos faltaba un largo recorrido, llegamos al terminal
de pasajero de Galipán, muy pocas personas a esa hora, pero varios negocios
abiertos, le preguntamos a un chófer que si la estación del teleférico estaba
funcionando, nos informó que si estaba trabajando, seguimos subiendo, pasamos por
la gruta de la virgen, ya la noche había caído, todo estaba muy oscuro, una
gran subida nos tocó caminar, para llegar a la fila del Ávila, cuando llegamos
al Mirador, le sugerí a mis amigos, espérense un momento, esto no se ve todos los
días, una hermosa vista de Caracas nocturna, desde aquí, aún nos faltaba como
unos 500 metros, hasta la estación del teleférico de Caracas, justo antes de
llegar, estaba haciendo una brisa helada, al llegar a la zona de los pino, el
viento sonaba muy fuerte, con su característico sonido, con mucha neblina,
pasamos por el punto de control de la Guardia Nacional, saludamos, llegamos a
la estación del teleférico, a eso de las 7 de la noche, ya todos los negocios
estaban cerrando, cuando llegamos a la taquilla del teleférico, le pedí a la
vendedora que nos diera 4 ticket para bajar a Caracas, me dio el precio 6.000,00 Bs., subieron los precios a 1.500,00 bolívares por persona de bajada, todo está muy
costoso allá arriba, un chocolate pequeño 2.000 Bs., nos montamos en el
funicular, en el trayecto veníamos descansando y comentando la buena ruta que
acabábamos de hacer, observando a la gran Caracas, que nos estaba esperando,
bajamos hasta Maripérez, para tomar la camioneta hasta la estación del metro
Colegio de Ingenieros, al llegar a Plaza Venezuela, me despedí de mis amigos,
con un abrazo, pendiente para otro entrenamiento Largo, realicé la
transferencia hacia la línea 2 del metro de Caracas, para tomar el metro hasta
la estación de Artigas, al llegar a Artigas, caminé hasta mi casa, donde me estaba
esperando mi esposa, me di un buen baño, a comer y a descansar, un bello día,
nos dio El Dios Padre, para caminar por el Cerro El Ávila
Por Hernán Sira jueves
13 de abril del 2017
Jueves santo, 13 de abril del 2017, teníamos previsto un entrenamiento Largo, para Cruzar el Parque Nacional "El Cerro El Ávila", desde Caracas al estado Vargas con mis amigos Yohandry López, su hermano Yosmar Ramirez y Jesús y mi persona, del equipo Ultrail Runners, quedamos de encontrarnos en la esquina de Corazón de Jesús, preparé mi morral, mi esposa me preparó el desayuno, el almuerzo para que me lo llevara, como le había prometido a mi amigo el guarda parque de Clavelito, el señor Dugarte Jerez, una mata de aguacate, la saqué de un matero con mucho cuidado, la coloqué en una bolsa, ya estaba muy grande, tenía que sacarla, estaba pidiendo una buena tierra, me realicé algunas fotos con la mata, con casi dos metros de altura, salí de mi casa con mi “Morral Siempre Listo”, y la planta, para ir a la estación del metro, cuando llegué a la estación del metro Artigas, estaban cerradas todas las estaciones, accione el plan B, tomé una camioneta para el centro de Caracas, Metro Capitolio, todos tenían que ver con la mata de aguacate, me preguntaban que para donde la llevaba, les respondía amablemente, que para el Cerro El Ávila, pasé por la iglesia de los Palos Grandes, por la Iglesia de la Plaza Capuchinos, al llegar al centro de Caracas, me bajé en la Plaza Caracas, caminé hasta llegar a la iglesia de Santa Teresa, pasé por una de las entradas laterales de la iglesia, me persigné, le pedí al Nazareno de San Pablo, su santa bendición, seguí caminando hasta llegar a la esquina de Corazón de Jesús, al frente de La Iglesia, me dije, la mata de aguacate, ha visitado los templos de Caracas, llamé a mi amigo, me informó que todas las estaciones del metro estaban cerradas, que tomarían una camioneta, que iba para la Pastora, que se quedarían en la avenida Urdaneta, bajarían hasta la esquina de Corazón de Jesús, cuando llegaron, nos saludamos, nos montamos en la camioneta, mi amigo me preguntó, ¿y eso que es?, por la mata de aguacate, le respondí, que era un regalo para el Cerro El Ávila, saludé a su hermano Josmar Ramirez y a Jesús, en ese instante comenzó a caer un señor palo de agua, teníamos previsto cruzar el Parque Nacional El Ávila, de Caracas hasta el mar.
Mi amigo Johandry venia contento por el buen clima, él me
preguntó, ¿amigo puede llevar la mata de aguacate?, le contesté que sí, le comenté
que así recordaría sus años de forestación en el Cerro El Ávila, cuando
llegamos a Cotiza, estaba bajando un río de agua por todas las calles,
comenzamos a subir hasta la entrada del Parque Nacional El Ávila de Cotiza,
las personas se nos quedaban viendo, para donde van estos locos, cuando
veníamos subiendo vimos a una dama bajando, era una amiga de mi buen amigo Johandry, nos
paramos para saludarla, mi amigo nos las presentó, ella nos preguntó ¿que para
dónde íbamos?, le respondimos, para la playa, se echó a reír, nos despedimos,
seguimos nuestra ruta, cuando pasamos por el guarda parque de Llano Grande,
habían un punto de control de la guardia nacional y guarda parque y algunos visitantes, al ver a mi
amigo con la mata, se quedaron asombrado por el tamaño de la misma, mi amigo feliz,
le gritaba AGUACATE, AGUACATE, Johandry me decía que esa mata estaba bendecida,
porque estaba entrando a la montaña bajo un señor palo de agua, me comentó hay que
ponerle un nombre, le contesté vamos a llamarla Libertad, me informó mi amigo que
ya las hojas de la mata, estaban chorreándole el agua. Al troté llegamos al
puesto de Guarda Parque de Clavelito, entré al porche de la casa, donde estaba
sentado mi amigo Dugarte Jerez, lo saludé, le presenté a mis amigos, ¡lo
prometido es deuda¡, le dije, aquí tienes la mata de aguacate que te ofrecí, con una
condición, vamos a media, 50/50, cuando la mata de sus frutos, me respondió de
aquí a tres años, nos echamos a reír todos, le comenté: Nosotros contando los
pollos, antes de nacer, le comuniqué que iríamos hacia la Guaira, me dijo que
bueno mi hermano, nos despedimos, seguimos el camino rumbo a los Venados, un
camino muy empantanado, charcos y pantano, una carretera resbaladiza, cuando
llegamos al Centro Recreativo Los Venados, pudimos contactar que no habían
muchos visitantes, nos asomamos un rato en la Casona, vimos una carpa
instalada, seguimos el camino para buscar la pica de los Pinabetes, lloviendo
seguimos por el bosque, al llegar al sector conocido como la Pata de Gallina,
comenzamos el ascenso por la famosa Pico de los Pinabetes, aprovechando el
paseo venía hablando con mi amigo, poniéndonos al tanto de tantas cosas,
proyectos y vivencias, pensaba que en algún momento dejaría de llover, pero
escuchaba la lluvia en las hojas de los árboles, en un claro del bosque levante
la mirada, arreció más la lluvia, justo antes de llegar al puesto del Guarda
parque de la fila del Ávila, mi amigo me comentó que ésta pica se parece a la
del Hotel Humboldt, serán hermanas, en realidad tienen mucha semejanza,
comenzamos a bajar hacia el pueblo de Galipán, bajo una lluvia con un clima muy
frío, pasamos por la gruta de la virgen, nos dirigimos hacia el terminal de
pasajeros, ese día estaba lleno de visitantes, los negocios abiertos, para el
público, nos re-encontramos porque: Jesús y Yosma se había adelantado,
comenzamos a descender por la calles del Pueblo de Galipán, les comenté a mis
amigos que haríamos una parada en casa de una amiga de mi hermana: Chely Sira,
que vive en el Pueblo de Galipán, me dijeron que no había ningún problema, que no
había ninguna prisa en llegar a la Guaira. Nos dirigimos hacia el sector donde
vive la amiga de mi hermana, la Señora Ana Fioriany, al llegar a su casa toqué
la puerta, varias veces, me anuncié, escuchamos que alguien respondió, abrieron
la puerta apareció la señora “Ana de la Montaña” como le gusta que le digan, me
presenté, le dije que era el hermano de Chely Sira, que yo era Hernán Sira, nos
saludamos, le comenté: que al fin tenía el gusto de conocerla, le dije que
había pasado varias veces por su casa, pero nunca habíamos coincidido, un día la fui
a visitarla, para llevarle uno de mis escritos: El del Pico Naiguatá, le presente
a mis amigos, muy amable nos invitó a pasar, le dijimos que no se preocupara,
porque estábamos todos mojado por la lluvia, nos insistió que pasáramos, muy
apenados, entramos a su hermosa casa, pasamos un rato muy bonito, fue una
cátedra que nos dio la señora “Ana de la Montaña” como fue construida su casa,
nos dio una excelente descripción de los materiales que fueron utilizados para
la elaboración de sus fundaciones y paredes, nos indicaba que fueron utilizadas
todas las antiguas formas de construcción, utilizadas por los venezolanos, Las
paredes de Bahareques, de Adobe, de Tapias, cada una de esas formas, nos daba
los detalles de su elaboración, características y resistencia al clima, algo
que nos llamó mucho la atención fueron su columnas y travesaños de maderas
colocadas en toda la construcción, nos dio una clase magistral a todos, que nos
quedamos con la boca abierta, maravillado cuando nos explicó, que la zona de
Galipán es muy húmedo, en un 98 por ciento, que baja siempre una neblina
cargada de mucha agua, eso daña la madera, la pudre, su mantenimiento es muy
costoso, nos comentaba que la madera que utilizaron para la construcción de la
casa, fue traída de Uverito del estado Bolívar, con su respectivo permiso, por
estudio científico, con algo de lógica elemental, encontraron una madera
suficientemente dura, resistente al clima húmedo y a la plaga, cuando nos dijo
el nombre de la madera, todos asentamos y comenzamos a afirmar con toda razón,
la Señora “ Ana de la Montaña” nos dijo que esa madera era un árbol de Mangle,
es un árbol que nace debajo del agua, que por su condición genética, está diseñada para
soportar el agua, que la cubre, es muy sólida, no le entra plaga, es tan fuerte, que no le entra ni un clavo, mi amigo Johandry se le rompió el bolso, le pidió
aguja e hilo a la señora Ana, muy cortes, le presto su primeros auxilio, llamé
a mi hermana Chely Sira por teléfono, le comenté que alguien quería saludarla,
le pasé a su amiga, se saludaron, muy feliz por la visita que yo le estaba
haciendo, La señora “Ana de la Montaña” le comentaba, - por aquí llegaron cuatro
hombres, todos mojados y muertos de frío, le voy a hacer un té de malojillo -.
La señora “Ana de la
Montaña” nos dijo necesito un voluntario para corta unas ramitas de malojillo y
limón, mi amigo Johandry como siempre salto del mueble, yo mismo soy, tomó la
tijera, salieron a buscar las matas, mientras tanto nos mostró toda las casa, sus
baños, la cocina y el dormitorio principal, un Castillo, una fortaleza, todos
maravillado por tan hermosa casa, le presente oficialmente a todos mis amigo,
le informe que el amigo Johandry, acababa de ganar un maratón en la isla de
Coche, en una distancia de 100 Kilómetros, le dijo, no será como mucho, 100
Kilómetros, todos nos echamos a reír, seguidamente a Josmar Ramirez, le dijo que iba a
competir en la carrera de Santa Teresa, Johandry le comentó que participaría en
una carrera en la gran Sabana, ella le contestó, que Venezuela es una tierra
bendecida, ella tiene ya muchos años viviendo en este país, La señora “Ana de
la Montaña” es oriunda del Norte de Italia, nos dio otra cátedra de historia,
nos dijo que en la zona en donde ellos vivían, cambiaron de nacionalidad tres
veces, una veces era de Italia, luego de Bulgaria y así sucesivamente, eran
tiempos de guerras geopolíticas, guerra por tierras, por reinados,
inmediatamente nos sirvió el rico Té, todos le agradecíamos de corazón, el
amigo Jesús le dijo a la señora “Ana de la Montaña” usted me acaba de hacer
recordar a mi abuela, de niño siempre nos hacía guarapo de malojillo, casi que
inmediatamente el amigo Josmar Ramirez le dijo, es así, yo mojaba el pan en eso guarapos
de la abuela, todos muy contentos, justo cuando terminamos de tomarnos el Té,
mi amigo detalló un pequeño ático, le preguntó a la señora “ Ana de La Montaña” nos
dio otra cátedra de arquitectura, aprovechado el espacio que quedaba entre el
dormitorio y el techo, se realizó una pequeña habitación para los niños, lo más
bello es que realizaron unas escaleras en forma de cubos de 40x40, que te
permiten ascender hasta el ático, hay que subirlos uno a uno, es la condición, tiene unos ventanales, que dan
hacia la montaña, todos subimos, maravillado, gritábamos de la emoción al ver
tanta belleza, le decíamos que aquí podríamos dormir todos, en sacos para
dormir, la señora “Ana de la Montaña” nos informó que allí han dormido como 10
niños, le dije al grupo buenos muchachos es hora de seguir, nos despedimos, le
agradecimos su atención, la señora “Ana de la Montaña”, no dijo que cuando
subiéramos, pasáramos otra vez por su casa, que ella iba a ir a casa de unos
vecinos, pero que como a las seis de la
tarde estaría en casa, nos despedimos,
felices por la hermosa parada que realizamos.
Seguimos la ruta hacia San José
de Galipán a un trote rápido, el tiempo se nos había pasado volando, ya casi
las dos de la tarde apuramos el paso, por el camino veníamos viendo las matas
de Moras Silvestres y Cerezas, recogiéndolas y comiéndolas, unas dulces y otras
ácidas, nos quedamos sorprendido como la construcción del nuevo sistema de
Teleférico de la Guaira, ha destruido parte de los cerros, colocando sus grades
grúas, caminos y columnas de concretos, seguimos descendiendo. Al llegar al
pueblo de San José de Galipán, pasamos por el río, las grandes rocas en la
vía, cuando pasamos el pequeño riachuelo, vimos una pequeña subida, todos
comenzamos a agarrar impulso, cuándo, la montaña nos dio un regalo muy bonito,
veníamos corriendo, cuando escuchamos a una muchacha gritar el nombre de
Yohandry, todos nos paramos inmediatamente, nos regresamos, era una amiga de la montaña: Thais
Valera, un momento mágico, un milagro encontrarse tres grandes amigos, en esa
hora, en ese instante y en ese lugar tan escondido y poco transitado, mi amigo: Yohandry la saludó con un fuerte abrazo, inmediatamente me saludó a mi, y al resto
de los muchachos, todos muy contentos, hablamos un rato de las carreras de mi
amigo, muy rápido nos pusimos al tanto de las competencias, nos felicitó, nos
mandó a seguir para que no nos enfriáramos, nos despedimos con besos y abrazos,
seguimos descendiendo, ya el clima comenzó a cambiar, ya se veía el puerto de
la Guaira y el mar Caribe, algo nublado, el sol brillaba pero por su ausencia,
bajando todos corriendo, pasamos por el Museo de las Piedras, pasamos al trote
por la Alcabala, saludamos a los guardias Nacionales, les informé que veníamos
de Caracas, nos pasó un jeep de pasajero, en él, iba nuestra amiga, la
saludamos, le gritábamos ¡Vamos Pa´ La Playa¡, al llegar a la entrada de Macuto,
nos estaban esperando, allí descansamos, hablamos otro rato más con nuestra
amiga, nos despedimos, bajamos a la avenida la Costanera, pasamos por el parque
nuevo de Macuto, muy bonitas todas sus piezas, le pasamos por un lado, corrimos
hasta la orilla del mar, en la playas de Macuto, lamentablemente no nos pudimos
bañar, porque en el mar había mucha aguamala, mi amigo Johandry se metió al
mar y salió picado por una aguamala, yo no me bañé, solamente Jesús, se colocó
una lente de natación, se metió un rato, Josma prefirió no correr el riesgo de
ser picado por aguamala, es alérgico, fuimos a desayunar unas ricas empanada,
con unas maltas frías, estaban muy sabrosas, decepcionado porque no pudimos
disfrutar de la playa, tomamos la decisión de subir a Caracas, preguntamos cuanto
estaban cobrando las camionetas para subir, muy caro, les comenté a mis amigos que
prefería subir al Cerro El Ávila, y bajar por el teleférico, mi amigo le
pregunto a su hermano que si estaban de acuerdo, todos dijeron que si, le sugerí
a mi amigo Johandry, que subiéramos por la avenida principal de Macuto, para
ver que comprábamos, cuando pasamos por una panadería, estaban vendiendo pan
campesino, recién salido del horno, entramos al local, estábamos de suerte, no
había gente en la panadería, compramos 4, una para cada uno, llegamos a la
entrada del Parque Nacional El Ávila otra vez, le comenté al grupo que si
pasaba, un camión o una camioneta, le pediríamos la cola, cuando de repente
llegó un jeep de la ruta, la paramos nos montamos hasta San José de Galipán,
son subidas muy fuertes, al llegar al pueblo, preguntamos en una bodega que si
vendían malta, el señor nos dijo que si, cuando le preguntamos el precio, nos
quedamos asombrado, le dijimos que lo dejara así, en Macuto pagamos 900,00 bolívares, en esta bodega el señor estaba cobrando 1.500,00 bolívares, por cada
una, nos dirigimos hacia la toma de agua de San José de Galipán, equipamos los
potes, el amigo Jorge, le tuvo que hacer una reparación a los zapatos de Josma,
por designio de Dios, le dije que en el morral tenía un guaral, nos montamos en
unas de las grandes piedras, por mera casualidad enredado en el guaral, estaba
una aguja grande con un hilo de nylon, ensartado con su nudo y todo, Un Siempre
Listo, no sé porque, metí ese guaral en mi bolso en la mañana y mi pequeña
navaja, al culminar la reparación de los zapatos que hablan, seguimos
subiendo hacia el pueblo de Galipán, le pregunté la hora a mi amigo Johandry,
me informó que eran las 6:18 p.m., apenas estábamos en la Hacienda Vieja,
apuramos el paso, ya estaba cayendo la noche, El Picacho de Galipán se veía muy
hermoso, es uno de los pico más bello del Parque Nacional el Ávila, por su
formación rocosa desnuda, un bello espectáculo el atardecer de ese día, nos
tomamos algunas fotos, en el camino nos encontramos con un gran perro, mis
amigos le comenzaron hacer cariño, el perro disfrutó el rato después quería
subir con nosotros, lo mandamos para su casa, se nos quedó viendo con cara de
tristeza, pasamos por la casa de nuestra buena amiga la señora “Ana de la Montaña”,
ya estaba muy oscuro, en eso sonó mi teléfono, era mi esposa preocupada porque
ya era de noche, le comuniqué que ya
estábamos en el pueblo de Galipán, que íbamos a subir hacia la estación del
teleférico, pero que aún nos faltaba un largo recorrido, llegamos al terminal
de pasajero de Galipán, muy pocas personas a esa hora, pero varios negocios
abiertos, le preguntamos a un chófer que si la estación del teleférico estaba
funcionando, nos informó que si estaba trabajando, seguimos subiendo, pasamos por
la gruta de la virgen, ya la noche había caído, todo estaba muy oscuro, una
gran subida nos tocó caminar, para llegar a la fila del Ávila, cuando llegamos
al Mirador, le sugerí a mis amigos, espérense un momento, esto no se ve todos los
días, una hermosa vista de Caracas nocturna, desde aquí, aún nos faltaba como
unos 500 metros, hasta la estación del teleférico de Caracas, justo antes de
llegar, estaba haciendo una brisa helada, al llegar a la zona de los pino, el
viento sonaba muy fuerte, con su característico sonido, con mucha neblina,
pasamos por el punto de control de la Guardia Nacional, saludamos, llegamos a
la estación del teleférico, a eso de las 7 de la noche, ya todos los negocios
estaban cerrando, cuando llegamos a la taquilla del teleférico, le pedí a la
vendedora que nos diera 4 ticket para bajar a Caracas, me dio el precio 6.000,00 Bs., subieron los precios a 1.500,00 bolívares por persona de bajada, todo está muy
costoso allá arriba, un chocolate pequeño 2.000 Bs., nos montamos en el
funicular, en el trayecto veníamos descansando y comentando la buena ruta que
acabábamos de hacer, observando a la gran Caracas, que nos estaba esperando,
bajamos hasta Maripérez, para tomar la camioneta hasta la estación del metro
Colegio de Ingenieros, al llegar a Plaza Venezuela, me despedí de mis amigos,
con un abrazo, pendiente para otro entrenamiento Largo, realicé la
transferencia hacia la línea 2 del metro de Caracas, para tomar el metro hasta
la estación de Artigas, al llegar a Artigas, caminé hasta mi casa, donde me estaba
esperando mi esposa, me di un buen baño, a comer y a descansar, un bello día,
nos dio El Dios Padre, para caminar por el Cerro El Ávila
Por Hernán Sira jueves
13 de abril del 2017
Yohandry López, su hermano Yosmar Ramirez
Yohandry López, su hermano Yosmar Ramirez
Yosmar Ramirez
Mi amigo Yomar y mi persona en Galipan
Mi amigo Yomar y mi persona en Galipan
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