SEGUNDO ENTRENAMIENTO LARGO EN LA GUAIRA,
SEGUNDO
ENTRENAMIENTO LARGO EN LA GUAIRA,
23
Febrero año 2020
Hoy me tocaba mi segundo entrenamiento largo, para ir
preparando mi cuerpo, para el Maratón de Caracas de este año, domingo 23 de febrero de 2020, a eso de las 6
de la mañana, como dice la canción “ A
Las Seis De La Mañana, Cuando Va A Salir El Sol, Levantamos la Bandera y Nos Vamos
de Excursión”, equipé mi bolso con mi bebida Isotónica, que preparé en la
noche del sábado, mi pequeño morral de
ataque, sabía que la travesía sería muy larga prepare 2 litros de bebida, llené
la vejiga del bolso, más varias botellas de plástico, mi desayuno, un pan de
guayaba, papelón, sal, primeros auxilios, pito, sal, paño, celular con sus
accesorios, cargador y audífonos, protector solar, vaselina, dos naranjas.
Aunque no me lo crean, dormí con el traje de baño
puesto, si se los confieso, cómo un niño, porque me puse a arreglarle la
trenza, que trae, no lo podía reparar, así que cuando más o menos lo tenía
listo, me lo probé para ver si había
quedado bien, pero haciendo una cosa y otro preparativo, se me hizo la hora de
dormir, así que me quedé dormido con el traje de baño, risas, risas, a eso de
las cuatro de la mañana, sonó la alarma de mi celular, para un corredor es muy
normal despertarse una horas antes, para realizar sus necesidades fisiológicas,
sus ejercicios de estiramiento, acondicionamiento de los músculos y un
calentamiento previo, una buena ducha de agua fría, es una simulación de un
Maratón.
Sabía que tenía que salir temprano de Caracas, era
domingo, y de paso feriado, tomé un poco de mi bebida isotónica, no tomé café,
para que no me cayera mal, terminé de guardar todas las cosas en mi bolso.
A un cuarto para las seis de la mañana, salí a la avenida San Martin,
trotando me dirigí a la Estación del Metro de La Paz, me fui trotando por toda la avenida San
Martin, pasé por Bloque de Armas, toda la avenida la Paz, al llegar a la estación
vi una larga fila de pasajeros, para bajar a la playa, conté más de 100
personas delante de mí, al rato llegó un autobús de los Rojos, estaban cobrando
20.000, bolívares, compré mi ticket, realicé la cola de los pasajeros que van
parado, total son sólo 11 kilómetros hasta la Guaira, tomamos la autopista para
bajar a la Guaira, a eso de la 6 media de la mañana, todo oscuro, con algo de
frío, esta vez al llegar a la entrada de la autopista de la Guaira, vi muchos
cocuyos rojo de los carros, es un indicativo que los carros están detenidos, nos
encontramos con una tranca, debido a un choque con volcamiento de uno de ellos,
que literalmente se quedó sin carrocería, logramos pasar el antiguo peaje de La
Caracas-La Guaira, a esa hora mucho tráfico, pero fluido, por el camino venia
admirando el hermoso amanecer, al salir de los túneles, aún en la Guaira, no
había salido el sol, mucha bruma en el mar, al pasar por el Trébol, vi los
adornos de Carnaval, pasamos el puerto de La Guaira, la casa Guipuzcoana, al
llegar a la parada antes del terminal de pasajeros, el autobús realizó su
parada, me bajé del autobús, tenía previsto realizar completa la ruta, ese era
mi plan, el autobús iba para Caribe, pero la meta era realizar el recorrido
completo, hasta Los Caracas, esa era mi meta.
Crucé la avenida principal de la Guaira, me persigné:
Con La señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos señor Dios
Nuestro, En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tres veces,
realicé algunos ejercicios de estiramiento, para dar inicio mi entrenamiento a
las 7 de la mañana, me coloqué mi audífonos para ir escuchando música, pasé por
la plaza del Estado La Guaira, comencé a correr por la Cinta Costera de Vargas,
desde el nuevo anuncio del estado GUAIRA, inicié mi entrenamiento largo, venia
admirando los arreglos que están instalados en toda Cinta Costera, todo muy
bonito, a esa hora el sol se estaba anunciando detrás del Cerro El Ávila, alumbrando
al hermoso Picacho de Galipán, le detalle hasta las torres eléctricas de
comunicación, vi la hermosa cruz del Picacho está vez, tenía la ventaja de ir
corriendo, miraba al Cerro El Ávila, al
Picacho de Galipán del lado derecho, del lado izquierdo tenía al mar, veía las
embarcaciones, como reventaban las olas en la orilla de la Playa, cuando pasé
por el Cementerio de la Guiara el que está al lado de la Electricidad, como sé
que en este cementerio está enterrado mi amigo-padrino-vecino el señor Ezequiel
Sulvaran Avilés, alias “Cheche”, le Grité CHECHÉ, CheChé, voy Pa´ Care, es mi
forma de saludarlo siempre, al llegar a la zona del Avión, vi una gran cantidad
de carros estacionado, otra vez disfrutando de su música, habían amanecido,
disfrutando de la Cinta Costera, una de las cosas que me sorprendió era la gran
cantidad de carros en plena fiesta, le pasé por un lado a una camioneta que tenía
un súper equipo de sonido, con más de 100 cornetas, sonaba muy fuerte, a esa
hora ya estaban recogiendo la basura unos empleados de la gobernación, luego
pasé por el nuevo estadio de la Guaira,
seguí por la vía principal de Macuto, le pasé por un lado del Parque de
los Niños, pasé por un lado de la Iglesia de Macuto, desde aquí se detalla muy
hermoso el Picacho de Galipán, una vista espectacular, pasé por la famosa plaza de Las Palomas, bajé
a boulevard de Macuto, donde vi muchas carpas instaladas en la playa, vi a una
señora cocinando sus empanadas, corrí por todas las playas de Macuto, seguí
trotando por la carretera, logré llegar al balneario de Camurí Chico, por aquí
recordé a mi gran amigo a: David Soteldo, (Q.E.P.D.) realizamos muchas
caminatas nocturnas, era una de las pruebas de los Scouts de Venezuela, con el
grupo Ser de Vista Alegre, caminábamos desde Camurí Chico, hasta playa de Los
Ángeles, donde montábamos el campamento, para pasar la noche y disfrutar el día
siguiente, conversábamos durante todo el recorrido, estas caminatas
fortalecieron nuestra gran amistad, seguí por la cinta costera, desde aquí vi a
los Hermosos Pico Occidental y el Pico Oriental, las playas ya habían personas
disfrutando de la instalaciones, seguí la vía hasta que llegué a Caribe, desde
aquí apreciaba la Fila Maestra y el Pico Naiguatá, por el camino me encontré a
muchos corredores realizando sus entrenamiento .
Seguí
trotando por toda la orilla de la carretera, pasé por la urbanización de
Tanaguarenas, por el club de Tanaguarenas, ahora me tocaría tomar la carretera
para ir al Pueblo de Naiguatá, es el tramo más largo, lo realicé con mucha
precaución, por ser domingo los carros pasan muy rápido, adelantadose, por la
carretera me encontré una bandera nacional, toda sucia, la guardé en mi bolso, cómo
había mucho tráfico tomaba la orilla de la playa, para correr por mi seguridad,
al rato llegué al desaparecido pueblo de Carmen de Uría, caminé por el famoso restaurante El rey del
Pescado y el Pobre Juan, ahora me tocaría una subida, para luego tomar una
pequeña bajada, para tomar la larga recta, antes de pueblo de Naiguatá, corría por la arena que está a la orilla de
la carretera, llegando al pueblo de Naiguatá, contento al ver al pueblo, luego
de estos largo kilómetros, aceleré mi paso para enfrentar la pequeña subida,
antes de llegar a puente del Pueblo de
Naiguatá, ósea remate estos quinientos metros, al llegar, caminé para atravesar
todo el pueblo, donde vi a una gran
cantidad de personas en la plaza realizando sus compras, atravesé todo el
pueblo, llamé a mi esposa: Zaida
Elizabeth Angulo, para informarle que ya estaba en Naiguatá, ya eran las 9
de la mañana, ella me felicitaba por mi entrenamiento, le informé que seguiría
hasta Los Caracas, se quedó asombrada, le dije que tenía que probar mi cuerpo,
a ver si aguantaba la pela de un Maratón, así que seguí la ruta, salí del
pueblo para ir en busca de Playa de Los Ángeles, ya las playa estaban llenas de
muchos carros, disfrutando del día, tráfico tanto de ida como de vuelta, por la
carretera muchos carros entrando a las playas, pasé por la Universidad Simón
Bolívar, Núcleo de Vargas, vi a unos corredores en la entrada del club estaban
llegando en ese momento, los vi con muchas camisas del maratón CAF 2017, los
saludé , les informé que iba para los Caracas, se quedaron asombrados, justo
antes del puente, le cambié el agua al canario, de tanto tomar mi bebida
energética.
Seguí corriendo por la carretera, pasé por la Playa
Pantaletas, luego entré a la zona marcada por pintura verde, la famosa ciclo
vía, ya por aquí me sentí un poco más seguro, ya muchos corredores venían de
regreso, los saludaba, muchos ciclistas
realizando sus largos también, lo veía en grupos de 5, al pasar la curva, que
se conoce cómo la curva de los muerto o de los 7, es muy placentero conocer la
ruta, porque sé que después de esa curva, veré a mi precioso Pueblo de Punta de
Care, que se ve como una isla, venia admirando el hermoso paisaje, pasé por
Playa Daniel, vi a unas personas acampando en la playa, al llegar a la curva
veía las rocas en el mar, saludé por el descanso eterno del Tío Orlando Angulo,
allí esparcimos sus cenizas, detallé en la carretera que colocaron un tubo de
agua plástico para el pueblo, a lo lejos, en la primera entrada vi a mi gran
amigo Joseito, pasé por la Piedra de Care, vi que la playa está muy roquera,
por la gran cantidad de piedras, vi el tanque de agua en la orilla, que se ve
de un feo, al llegar a la primera entrada del pueblo, mi amigo me estaba
esperando, me dijo: que me reconoció por mi forma de correr, nos abrazamos, nos
pusimos al tanto, me informo, que había visto mi hija, que estaba preciosa: Que
Dios nos la Bendiga, le dije: amén mi hermano, él estaba molesto porque se le
metieron en su casa, le robaron varias cosas, subió a las casitas con su
machete en la mano, molesto que si el veía alguien con algunas de sus cosas, me
despedí de mi amigo le dije: que pasaría cuando viniera de regreso, pasé a
saludar a mi vecino-amigo el señor: Juan, estaban jugando dominó, me saludo con
su simpatía de siempre “ Hola Mi Amor, jajajajaj, me brindó
una jarra de agua con hielo, conversamos un rato, le dije: que venía de la
Guaira corriendo, me dijo que era: Un Bárbaro, pero más se quedó sorprendido
cuando el dije que seguiría para Los Caracas, me despedí de mi amigos, seguí
corriendo por el pueblo, pasé por la cementera, allí vi a otro amigo del
pueblo, lo saludé, Epale Yaracuy, él
es oriundo de ese estado, le di mi saludos, le dije que saludara a sus dueños,
seguí por la carretera, pasé por la segunda entrada del pueblo, todos agarrando
agua, equipando y lavando la ropa, por aquí los muchachos del pueblo ya estaba
disfrazados, pidiendo colaboración para sus fiestas a los carros, terminé de
recorrer el pueblo, ahora tendría que afrontar una pequeña subida, la vista
espectacular del pueblo, sabía que después de la curva vendría lo mejor de la
ciclo vía, porque se aparta de la carretera, por aquí alcancé un vecino del
pueblo, lo saludé él venía caminado descalzo como si nada, le dije: usted
caminando sin zapatos, me dijo: que ya está acostumbrado, que desde niño
caminando descalzo, me despedí, seguí la ciclo vía, pasé por la playa La
Virgen, ya estaba llena de muchos visitantes, llena de carros escuchando música
, ya olía a leña, ya olía a parrilla, a esa hora, desde aquí es cuando empieza
lo bueno las largas rectas, venia admirando el mar, respirando ese hermoso olor
a Mar, una bruma de mar, que te acaricia, lo sentía en mi cara, aprovechando de
la soledad, me quité los audífonos, comencé por realizar mis plegarias y
oraciones de agradecimiento, hablaba con Dios, para que le otorgara la Medicina,
para mi Linda Esposa, que tanto la necesita, a la Virgen María, en especial a
la Virgen de la Candelaria, para que nos ilumine los caminos, a mi amado
Arcángel San Rafael, para que acuda a nosotros y nos otorgué la Medicina de
Dios, le pedí al Doctor: José Gregorio Hernández, que interceda por la salud de
mi esposa, que visite a su paciente, para que nos otorgué el milagro, que tanto
le estamos pidiendo, que cuando tenga un tiempito, pase por casa, y chequee a
mi esposa, así es que voy disfrutando de estar sólo en la ciclo vía, a ningún
loco me encontré por la vía, una gran cantidad de vehículo pasando rumbo a los
Caracas, por aquí pasó una moto de alta cilindrada a una velocidad moderada,
que se escuchaba de maravilla, así se lo hice ver con mi pulgar hacia arriba,
el piloto me hizo una seña con su cabeza, al fondo pude divisar las antenas del
Pueblo de Anare, es el punto de referencia que tomo para ver cuánto me falta,
veía al mar, disfrutando de ese olor, a Mar, cómo dice mi mamá: es muy
saludable oler el mar a primera hora, ósea que estaba haciendo un gran terapia:
mi ejercicios físico y limpiando mis pulmones, oxígeno puro, recordé lo que mi
mamá Rosa E. Pérez Perdigón, me cuenta de mi Abuela: Luisa Perdigón, a quién no
la conocí, pero unas de las cosas que hacia mi abuela cuando iba a los conucos
a recoger la cosecha , El Maíz, o la yuca, o a trabajar al campo, ella se
llevaba su pedazo de Papelón, un trozo de queso, alguna hallaquita y una jarra
de agua, me llevé un trozo de papelón, me lo iba comiendo poco a poco, lo único
que me falto llevar fue, un trozo de queso, lo pensé, pero no me gustó la idea,
porque después todo el morral iba a oler a queso, pasé por un playita vi a un carro estacionado
y un humito, señal de un fogón, dicho y hecho ya estaba montada la olla, seguí
la ciclo vía , ahora me tocaría tomar una pequeña subida, ya tenía las antenas
más cerca, sabía que después de la curva, vendría el estadio del Pueblo de Anare,
pasé por el hospital, en el estadio, no había nadie, todo vacío, llegué a la
capilla de mi Amado Arcángel San Rafael, me detuve un rato, me persigné, saludé
a mi arcángel agradeciéndole por tanto, justo antes del puente colocaron una
bodeguita al aire libre, crucé el puente, vi que estaba bajando agua por el
río, pasé por la licorería, ya tenían sus cornetas con música, saludé a todos con
mis buenos días, pasé por X de la vías del Pueblo de Anare, saludé a unos
señores en el kiosco de una de las esquinas, donde venden café, cigarro y
empanadas, ya mis piernas pesaban mucho, pero sabía, que estaba justo a la
mitad de la ciclo vía, pasé por la Playa La Punta de Anare, por aquí me
encontré a dos personas que estaban cargando arena, los saludé, en ese momento
se me cayó un pote, el joven me aviso, le agradecí, ahora me tocaría un pequeña
subida, lo bueno de esta ciclo vía, es que está alejada de la vía de los carros,
al llegar al final de la subida, me detuve un rato, para admirar la hermosa vista
de la playa, y del pueblo, a lo lejos veía al Pueblo de Camurí Grande por los
edificios, ahora a darle fuerte, porque venía una larga cuesta, justo cuando
estoy terminando de subir, vi a un tramo de la carretera, que se está cayendo,
se ve un precipicio de más de 30 metros de alto, de lejitos le pasé, por el
camino vi a muchos motorizado, pero como les veía sus carretes de pescar, me
quedaba tranquilo, estaban persiguiendo al Jurel, es un pescado que se acerca a
la orilla, en busca de sardinas o camaiguana, vi que un motorizado pescó uno
grande, cómo de medio metro de largo, lo traía amarrado en la parrilla de la moto,
por aquí en un puente aproveché de meterme debajo de un árbol, para cambiarle
el agua al canario, ahora a seguir, a ratos corría, a rato a un paso acelerado,
pero con la meta de llegar a la Ciudad Vacacional Los Caracas, sabía que aún me
faltaba muchos kilómetros, así que me dije, disfruta el recorrido, venia
buscando un supuesto manantial a la orilla de la carretera, pero nunca lo he
encontrado, un amigo senderista me dijo, que por esa zona hay un manantial, ni
siquiera se veía la curva de Los Caracas, a un paso lento iba recorriendo
metros a metros, me pasaban los carros, se me quedaban viendo asombrado que a
esa hora estaba corriendo, bajo el inclemente sol, por el camino vi que una
pareja estaban estacionados, disfrutando de la vista, con perro pitbull, el
perro estaba feliz, persiguiendo lagartijas, los saludé, seguí mi recorrido,
hay unas playas que se ven desde la ciclo vía, que se ven clarita y bajita con
arena, lo que me provocaba, era bajar y darme un chapuzón, pero hay que ser
disciplinado, la meta era llegar a los Caracas, llegué a otra pequeña subida,
pasé por el lado de unas rocas donde habían muchos pelicanos, aún me faltaban
varios kilómetros para llegar, en el piso está marcado el kilometraje ya estaba
en el kilómetro 9, ósea que me faltaban 6 kilómetros, seguí por la ciclo vía,
venia admirando el mar, me acercaba a las piedras, vi varias iguanas tomando
sol, por aquí me pasó unos motorizados escoltando a una camioneta, a toda
velocidad, me imagino que era el alcalde, pasé por la zona del manantial,
apenas se le ve un hilo de agua, me tocaría otra pequeña subida, de vez en
cuando, tomaba mi bebida isotónica, administrándola para que me rindiera toda
la ruta, todo es cuestión de técnica, imagínense que el sol estaba tan fuerte,
que cuando tomaba, el primer sorbo estaba caliente, pero después salía la fría,
recuerden que la metí en congelador, así que durante el recorrido se va
descongelado, sabrosa sabe a gloria, en una pequeña curva, me asomé al barranco,
vi a dos grandes iguanas, casi que unos dragones de lo grande que estaban, se
metieron en una cueva, pasé por un puente, cuando vi que la mata de Uva de
Playa, estaba cargada, vi muchas maduras, me detuve un rato, para comerme unas
cuantas, tenías años si comerlas, el sabor me trajo, gratos recuerdos de mi
niñez, cuando pasábamos los campamento en Los Caracas, donde comíamos las Uvas
de Playa y los Almendrones.
Estaba
esperando la gran playa que tiene una gran curva, es un indicativo que se está
llegando a La Ciudad Vacacional Los Caracas, pero a un paso suave, sabía que ya
pronto llegaría a esa curva Mágica, subí otra pequeña subida, para afrontar una
gran curva, que me encanta, es él premio que uno se gana, al llegar aquí, el
porqué, justo cuando se está tomando la
curva, aparece la hermosa vegetación de la Ciudad Vacacional Los Caracas, con
sus antenas de telecomunicaciones, sus matas de coco y de sus almendrones, uno
piensa que ya se llegó, pues no es así, aún falta un largo kilómetro, ya mi
sonrisa la tenía a flor de piel, tuve las condiciones físicas, para realizar
esta travesía que me tracé, en este momento recordé al actor de la película de
100 metros, a: Ramos, quién dice “Rendirse no es una Opción”, le dediqué esté último
kilómetro, a un paso rápido, rematando, no me pregunten, como después de ese
largo recorrido, uno tenga las fuerzas y las ganas de rematar, pero así es que
se hace, siempre se debe de administrar las energías, dejar una reserva para el
final de una carrera, mi amigo la Iguana, me recomendaba que siempre debía de rematar,
y matarse para llegar, no vaya ser que uno pierda una carrera, en los últimos
metros, así son las competencias, gana el que cruce la meta, ya faltando 100
metros, se lo dediqué por la salud de mi esposa, que pronto saldrá de su
tratamiento TODASANA, que con el favor de Dios, no irá bien en este trance de
nuestra vida, conté los pasos en voz alta, a lo lejos veía la caseta, que
indica el final de la ciclo vía, llegué con el corazón en la boca, crucé la META,
prueba superada, me persigné,
agradeciendo al Dios Padre, por otorgarme el permiso divino, respiré un rato,
caminé hasta la entrada de la Ciudad Vacacional de los Caracas, muchas personas
disfrutando de la playa la Punta no vi a ningún surfista, eso era un
indicativo, que no habían olas, por aquí vi a una pareja, que se quedaron
asombrados al verme llegar, me imagino que me vieron pateando la ciclo vía, vi
a unos ciclistas descansando, me saludaron, asombrados porque ellos me vieron
en la ruta, me dieron la bienvenida, pasé por la alcabala, por las tiendas, me
dirigí hacia el puente, cuando llegué, vi una gran cantidad de carpas
instaladas en la zona de acampar, también en toda la ribera del río de Los
Caracas, noté que le metieron máquina, ósea que drenaron todos el río, así que
no estaba claro, muy turbio, bajé por el puente, para darme un chapuzón en el
pozo que está debajo del puente, numerosos visitantes, muchos ya cocinando sus
sopas, al llegar al río, me quité los zapatos, fue como si metiera un sartén
caliente, bajo un chorro de agua, me ubiqué en un lugar estratégico, para poder
lanzarme al río, cruce el pozo, coloqué
mis zapatos y mi bolso, encima de una de las columnas del río,
Era mi meta llegar al Río De Los Caracas, me di mi
gran premio, mi medalla, por haber realizado estos largos 50 kilómetros. Me di
un gran chapuzón, disfruté un rato del río, aproveché de comer, lo que llevaba
en mi bolso: mi desayuno, mi pan de guayaba, como si lo hubiese calculado,
cuando tomé mi bebida energética, solo tomé aire, ósea que administré bien la
bebida isotónica, lavé la bandera nacional que me encontré en el camino, vi a
muchos excursionistas disfrutando de la playa y del río, ya eran las doce del mediodía,
ya estaba muy cansado para inventar, ya no tenía piernas para seguir
inventando, con ganas de ir a la costa, pero ya no tenía bebida, ni comida, así
que pensé hoy es domingo, el regreso va a ser fuerte, así que me salí del río,
me coloqué mis zapatos, pasé por las regaderas, que por cierto estaban
funcionando, muchos carros en el estacionamiento, había una alcabala.
Volví a cruzar el puente de los Caracas, admirando la
hermosa vista, vi muchas personas en la desembocadura del río, y unas bandadas
de garzas rojas más de 22, pero esta vez el río estaba marrón, porque dragaron
toda la orilla, no sé con qué intensión, me dio una tristeza, porque hace unos
semanas atrás, fui y el agua estaba clara, vi muchos peces, en ese río he
pescado muchos camarones de día y de noche, al estilo de mi sobrino Yulian
Alexander Aguilera Sira, con un palo de escoba, un tenedor y una
linterna, subíamos por el cauce del río, para pescar camarones, me dirigí a la
alcabala, vi a dos soldado de la reserva, parados en la Parada de Pasajeros, me
les acerqué, le pregunté que si estaban trabajando las camionetas, para
Naiguatá, me dijeron que tenían rato esperando, que no habían pasado ninguna,
me dijeron que iban a pedir una cola, para salir de los Caracas, así que me
quedé con ellos, no pasaron ni 5 minutos, cuando pasó una camioneta, ellos le pidieron
la colaboración, para que nos llevararan para el Pueblo de Naiguatá, el chófer
no dijo: que sí, que nos montáramos, así que nos montamos, Gracias a Dios que
me envió a estos Ángeles, un viaje muy rápido, no me dio chance, ni siquiera de
ponerme mi short, me monté con el traje de baño, vi todo el recorrido que había
realizado en la mañana, pasamos por el Pueblo de Anare, luego por el Pueblo de
Punta de Care, por la playa Pantaletas, por el Club de Camurí Grande, por la Universidad,
Simón Bolívar, por Playa de los Ángeles, que a esa hora estaba llena de muchos
visitantes, llegamos al Pueblo de Naiguatá, el chófer de la camioneta nos dejó justo
al frente del Balneario, le agradecimos al señor Chófer por la cola, bajé a la
playa, para caminar por el balneario, la playa estaba llena, no cabían nadie en
la arena, caminé hasta la playa de los pocitos, viendo la hora me dije ya está
bueno por hoy, subí al pueblo, ya los comercios estaban cerrando, pasé por la
plaza, me dirigí a la parada de pasajero, había una camioneta, cargando para la
Guaira, pero las personas se molestaron con el chófer, porque no quería salir,
porque le faltaba tres puestos, tuvimos mucha paciencia, cuando comenzaron a
discutir con el colector y el chófer, que si no querían irse que se bajaran,
todos los pasajeros se bajaron, no devolvieron el pasaje, pero estaba otra
camioneta cargando para Caribe, nos montamos todos, salió casi que inmediatamente,
fue muy rápido el viaje, cuando llegamos a Caribe, caminé hasta a la parada de
autobuses, donde vi que estaba uno cargando un autobús de los Rojos, mi mayor
sorpresa era uno de los autobuses nuevos, con los asientos aún con sus
plásticos, estaban cobrando 20,000,00 bolívares, mientras que las camionetas estaban
cobrando 50.000,00 bolívares, así que se llenó muy rápido, con aire
acondicionado y música, fue un viaje muy rápido, no hubo tráfico, porque aún
era temprano, al llegar a la autopistas, subimos corrido, pasamos los túneles, el
chófer realizó una pequeña parada, en el barrio el Limón, a dejar unos
pasajeros, aunque no lo crean, en ese mismo instante ocurrió un accidente, hubo
un choque múltiple de más de 6 carros tipo carrito chocones uno detrás del
otro, se trancó la autopista, lo que hace la imprudencia, o como decía una
señora: salen a tomar y después causan estos accidentes, gracias a Dios, que
fue justo antes del viaducto, los Guardias Nacionales, habilitaron un canal,
cuando pasamos vimos en vivo en directo los 6 carros chocados, seguimos
subiendo por la autopista, hasta que llegamos a Catia, donde me quedé porque el
autobús iba para la estación del metro de Gato Negro, caminé por el boulevard,
para tomar la camioneta para ir a mi casa, al llegar a mi casa a eso de las 4 de
la tarde, derechito a la cocina, a calentar mi comida y mi taza de café, llegué
muerto de hambre.
Así fue mi entrenamiento Largo desde El Terminal de
Pasajeros de La Guaira, hasta la Ciudad Vacacional de Los Caracas.
Por Hernán José Sira Pérez
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