La Travesía De Los Dos Picos El Pico El Ávila Y El Picacho De Galipán

 


Entrenamiento Largo, En Mi Amado Cerro, Hoy Realicé, La Travesía De Los Dos Picos El Pico El Ávila Y El Picacho De Galipán

 

 


Hoy lunes, 15 de febrero de Carnaval del año 2021, me tracé el desafío de realizar Los Dos Picos, El Pico EL Ávila y El Picacho de Galipán, así que en la noche preparé mi bebida isotónica, con Papelón Limón, azúcar, sal bicarbonato de sodios, magnesio, puse full la vejiga del bolso, hasta el tope, luego la metí en el congelador, mi Linda esposa: Zaida Elizabeth Angulo Contreras, me regaló un chocolate Cocoa cream, por el día de los enamorados, lo metí en mi morralito de ataque, puse la alarma de mi reloj despertador a la 6 de la mañana, todos estos días ha amanecido nublado y garuando, al sonar la alarma, me levanté, fui al baño, saqué del frízer mi bebida energética, hoy estrené un bóxer largo de tela deportiva, que me regaló mi linda esposa, me vestí, cómo sabía que el recorrido iba a ser muy largo, me coloqué vaselina en los pies, me tomé una taza de café, me despedí de mi esposa, me preguntó qué a qué hora regresaría, le dije cómo a las doce del mediodía, me despedí, salí de mi casa, para bajar por el Callejón Lugo, al salir a la avenida San Martín, vi al cerro nublado, pero el sol, ya le estaba entrando a las nubes, a eso de las 7 de la mañana, di el inicio el recorrido, me persigné, comencé a trotar por la avenida San Martín, con mucha precaución, fui recorriéndola por la acera, muchos locos y amanecidos en la vía, pasé por las estaciones del Metro de Artigas, la de Maternidad, la de Capuchinos, hasta que llegué a la esquina de Angelito, subí hasta la Plaza O'Leary, para tomar la ciclo vía del Centro de la ciudad, pasé por las Torres del Silencio, C.N.E., la plaza Diego Ibarra, hasta que llegué a La Hoyada, tomé la gran avenida Bolívar, hasta que llegué a Parque Central, para girar a mano izquierda, para ir en busca de la estación del Metro de Bellas Artes, subí trotando para ir en busca de la avenida Volmer de San Bernardino, pasé por el Banco Provincial, por abajo del elevado de la Andrés Bello, para tomar el boulevard de San Bernardino, le pasé por un lado del Hospital del Niño, a La Comandancia de La Armada, para subir hasta el Hospital de Clínicas Caracas, seguí subiendo por las calles de San Bernardino, hasta que llegué al segundo boulevard de San Bernardino, pasé por un lado del Hotel El Ávila, por aquí vi a dos señores, esperando a sus compañeros para subir, los saludé con mis buenos días, ya muchos usuarios del parque, venían de bajada, los vecinos de San Bernardino, suben muy temprano a pasear, algunos suben con sus mascotas, al llegar al famoso Kilometro 0, vi a unos carros estacionados en la entrada, estaban dejando un joven con su morral equipado, para acampar, los saludé, me persigné tres veces, para pedirle la bendición y protección al Dios Padre, vi en la rejas a dos Guardias Nacionales, montando guardia, la reja estaba semi abierta, al pasar los saludé, comencé a subir por la carretera a un trote suave, por el camino venían ya bajando los vecinos de San Bernardino con sus perros, por el camino alcancé un grupo de tres damas, que iban subiendo, al pasarle las saludé: Holas Amigas, les pregunté: ¿Pa´ Donde Vamos?, me dijeron que al teleférico, yo les dije: que iba al Picacho de Galipán, se quedaron asombradas, me dijeron usted es un Duro, me despedí seguí subiendo, hasta llegar a la intersección del Corta Fuego con Papelón, por aquí me encontré a un joven, me preguntó que para donde iba este camino, le informé,  que al Puesto de Guarda Parque de Papelón, y a la Cruz del Ávila, lo animé a que subiera, me despedí del joven, comencé a subir por la carretera de tierra, a un trote suave, a esta hora de la mañana, lo único que me acompañaba, era el canto de los pájaros, y el olor a monte, fui ascendiendo en zigzags por la carretera de cemento, hasta que llegué a la Cruz del Ávila, siempre tomo la pequeña pica, para llegar a la Cruz, lo único malo es, que la tienen de baño público, al llegar a la Cruz del Ávila, me senté un rato en el banquito, para realizar mis oraciones y plegarias, tomé algunas fotos de la cruz, también le realicé un pequeño vídeo, para mostrárselos.

Comencé a subir por la carretera, para ir a Papelón, justo al salir a la carretera, venia subiendo un muchacho, casi que chocamos, lo saludé, fui ascendiendo por la carretera de tierra, una larga subida, para llegar al puesto de guarda parque de Papelón, al llegar en solitario, ni un alma, así que me dije: a enfrentar la famosa pica La Pared, pasé por unos de los Portales Mágicos del Cerro, la viejas rejas, a darle fuerte, en punta de pie, la fui subiendo, alzaba mi mirada y se veía larga, me concentré y fui escalándola, literalmente, porque casi que uno pega el pecho del piso, de lo inclinada que es, pero lo bueno es que remarcaron los números de la distancia en la carretera, que me iba indicando, cuanto iba subiendo, en un momento la pica cambia de tipo de piso de cemento, es un indicativo que ahora es más suave, llegué a las instalaciones de las Antenas de Los Mecedores, ya uno conoce la vía, por aquí la carretera, es de unos pequeños cuadrados, que tiene unos pequeño bordes, que me sirven de escalones, al llegar a la Antena Principal, vi un niño con una chaqueta y frotándose las manos, lo saludé, le pregunté que si tenía frío, habían acampado, saludé a su papá, ahora me tocaría entrar al bosque, para ir subiendo por la pica en zigzags, en solitario, no me encontré a nadie por aquí, al llegar al famoso Chinchorro, vi a dos damas subiendo, les pasé por un lado, las saludé, ahora me tocaría enfrentar la larga subida, hasta que llegué al claro, un pequeño mirador, me detuve un rato, para tomarles fotos a los otros Pico al Occidental y el Pico Oriental, que estaban despejados, ahora a entrar nuevamente al bosque, para ir ascendiendo en busca del Pico El Ávila,  hasta que llegué, a la caminerias del Hotel Humboldt a las 9:11 de la mañana, mi primera cumbre del día, todo sólo, algunos trabajadores de hotel, me senté un rato en el muro, para descansar y tomar algunas fotos, al rato llegaron los dueños del kiosco, que está en esa zona, llegaron limpiando y recogiendo la basura, cansado por el esfuerzo físico, asombrado y maravillado con la hermosa vista, hoy la vista hacia la Guaira estaba despejada, vi a un barco en el mar anclado, cerca del puerto de la Guaira, vi el Picacho de Galipán despejado, un hermoso cielo azul, cómo leí en un Libro, Al Que Le guste Celeste , Que Le Cueste”, me bajé del muro, para dar el inicio el descenso, hasta la estación del Teleférico, apenas estaban abriendo los kioscos, bajé rumbo a la Fila del Ávila, por aquí vi un bote de agua de servidas “cloacas”, que huele a cochinera, al llegar al puesto de Guarda Parque del Ávila, me detuve un instante, para tomarle una foto, la ciudad de Caracas, que estaba durmiendo y nublada a esa hora, ya eran las 9:34 de la mañana, por aquí vi a una excursionista subir con su morral, la saludé, me dijo: que iba a Teleférico, seguí bajando por la carretera, frenado por la empinada que es.

Llegué a la redoma de Galipán, inmediatamente me dirigí a la capilla de la Virgen de la Milagrosa, al entrar me arrodillé, me persigné, le realicé mis oraciones y plegarias, pidiéndole por la salud de mi linda esposa: Zaida Elizabeth Angulo Contreras, hoy tenías unas flores muy bonitas, salí de la capilla de la Virgen de La Milagrosa, para seguir por la carretera, para ir subiendo, pasé por la zona de los restaurantes, muchos perros, que me salieron a ladrarme, saludé a las vendedoras con mis buenos días, al llegar a la loma, sé que en esa zona hay un perro grande, un lobo siberiano, que es muy arisco, siempre que paso me ladra, menos mal que estaba su dueño, y lo regañó, pero igual me siguió ladrando, apure mi paso, ahora a disfrutar de la gran bajada, hasta que llegué a la zona de los puestos de ventas, vi muchas carros estacionados, vi un grupo de excursionistas, con la intensión de ir al Picacho de Galipán, los saludé con mis buenos días a todos, le pasé por un lado a la caseta de Policías, bajé hasta el otro Portal Mágico de Cerro El Ávila, la vieja reja del Picacho de Galipán, esta vez estaba cerrada, con una cadena y candado, así que tuve que pasarla por un lado, ahora a disfrutar de esta hermosa pista, un hermoso bosque con una carretera de unos tres metros de ancho, en solitario fui bajando y subiendo, otro chichorro más, para enfrentar una larga subida, fui pasando las torres de electricidad, que son tres, que están justo en el camino, luego vendrían las bajadas, hasta que llegué a la zona plana del Camino, me di un gustazo, venía corriendo viendo el mar azul índigo, y el cielo celeste, vi que en la Roca Grande, que sirve de Mirador, había un grupo grande disfrutándola, también vi que venían bajando un grupo, tomé el camino a mano derecha, para evitar subir por la carretera, por está en muy malas condiciones, muchas piedras, un grupo ya venían de bajada, los saludé, vi que las muchachas venia bajando con su protector solar en la cara, logré llegar a la roca Grande, como había un grupo montadas en ella, tomé la decisión de llegar hasta la Cruz del Picacho de Galipán, sé que la vista desde allí es espectacular, eran las 10;23 de la mañana, cuando conquisté mi segunda cumbre del día, me subí a una pequeña platabanda, para admirar la hermosa vista, apenas me dio chance de ver algo, porque empezó a nublarse, solamente vi al mar y a un barco llegando a la Guaira, la vista hacia el aeropuerto y Catia La Mar, apenas logré divisarla hoy, me tomé algunas fotos para dejar constancia, de que llegué a la Cruz del Picacho de Galipán, le tomé algunas fotos a la cruz, a los alrededores, y en las instalaciones hay unos pinos.

Hoy le hice el homenaje a el hijo de mi amiga, lo llevé a que conociera estos caminos, saqué de mi morralito una calcomanía, la pegué a la base de la cruz del Picacho de Galipán, con la vista hacia el mar Caribe, para que admire esa hermosa vista, donde se aprecia el aeropuerto, Catia La Mar, Arrecife, ya eres famoso en cerro, #ghiggiaPresente, me monté en la Cruz del Picacho de Galipán, para tomarme una foto al lado de la foto de la calcomanía, para publicarla en las redes sociales, para que sus amigos y familiares, lo sigan manteniendo presente en sus vidas y en sus recuerdos, Q.E.P.D. hijo.

Vi llegar a unas muchachas a la Cruz del Picacho, les dije: bienvenidas adelante, lo único malo era que ya se estaba nublando, me dijeron que estaban esperando al grupo, eran como unas 10 personas, me despedí del grupo, para dar el inicio a mi descenso, ya se había nublado todo el Picacho de Galipán, por el camino vi muchas orquídeas de diferentes colores, moradas, blancas moradas, marrón blanco, le realicé algunas tomas fotográficas, por aquí vi subir a una señora, me vio que le estaba tomando foto a las orquídeas, le informé que habían de muchos colores, se me acercó, conversamos un rato, le vi una cámara fotográfica, le dije: que éramos colega, que yo era Canoista, le pedí el favor que me tomara fotos con mi teléfono, pero el sol no la dejaba ver por la pantalla, le sugerí: que tocara la pantalla, muy amable me tomó dos fotos, ya eran las 10 y media de la mañana, la invité que seguirá al grupo del Cerro El Ávila, para que viera las fotos que publicamos, me despedí de la señora, ya estaba entrando mucha neblina y mucho frío, como siempre habían avispas, pero habían golondrinas, así que la batalla aérea era impresionante, al pasar rasante las golondrinas por encima de mí, a esa hora llamé a mi esposa, para avisarle que ya había realizado cumbre, pero no me pude comunicarme con ella, por el camino seguí tomándole fotos a las orquídeas, me dije: Bueno a bajar rápido, estaba amenazando en llover, por este lugar, me repicó mi teléfono celular, era mi esposa, que me estaba devolviendo la llamada, le dije: que ya iba bajando, tomé la decisión de ir a visitar a mi amiga: La Señora Ana de la Montaña, que queda en el pueblo de Galipán, en la parte de abajo, vía a la Guaira, volví a disfrutar de la hermosa pista, en lo plano venia corriendo, estaba muy buena la pista suave, de tierra floja, hasta que llegué a las subidas del camino, a darle fuerte, por aquí me pasó un grupo, los saludé con mis buenos días, les informé que en el Picacho, había un grupo grande, que ya se había nublado, seguí mi recorrido, en una curva me encontré a una dama en solitario, me detuve para saludarla, me dijo: que venía bajando con su familia, que el grupo se había dividido, unos se fueron adelante, le informé que en el Picacho, ya habían un grupo grande de excursionista, me despedí de la muchacha, al rato vi que venía bajando; un muchacho y una señora con su esposo, me preguntaron por la muchacha, le dije: que ya iba bajando, los animé a que disfrutaran de la gran bajada, me despedí, seguí mi recorrido, ahora a disfrutar de las largas bajadas, a un paso rápido, pero controlando mis pisadas, eran de lado, por si acaso me resbalaba, la carretera estaba muy floja, y lisa, así que bajé con mucha cautela, pero corriendo, hasta que volví a llegar a lo plano de la carretera, para enfrentar una pequeña subida, para tomar los últimos 50 metros de lo plano de la carretera, hasta que vi el Portal Mágicos nuevamente, le pasé por un lado para salir, tomé la carretera, para bajar por la carretera principal, la que baja a la Guaira, por aquí alcancé al grupo que vi en el Picacho, venían bajando, les pasé por una lado, le dije; que estaban repetidos, los saludé, una de las muchachas me preguntó, que si no me dolían las rodillas, le respondí que no, que ya estaban acostumbradas, me despedí, seguí descendiendo por la carretera, por aquí escuché a una moto subiendo, saludé al motorizado, me hizo seña con la mano, llegué a la capilla de la Virgen María de la Rosa Mística, al llegar me quité mi bolso, comencé a orar, por la sanación de mi Linda esposa, Zaida Elizabeth Angulo Contreras, le recé con mucha Fe, vi a un cuadro del Doctor José Gregorio Hernández, le pedí el milagro, los invité a que nos visitara en casa, luego le tomé varias fotos a la Capilla y a los alrededores, luego bajé hasta a la casa de mi amiga: Ana de la Montaña, al llegar entré, vi que todo estaba limpio, el monte lo habían cortado, toqué la reja, pasé y grité Buenas, Buenas, Buenos días, salió un joven, me le presenté, conversamos un rato, me informó que estaba alquilado en la casa por la temporada de Carnaval, me despedí del joven, para subir al pueblo de Galipán, volví a tomar la fuerte subida, para tomar la vía principal del pueblo, por aquí me volví a encontrar al grupo, lo cómico era que todos venían bajando de retroceso, para no afectarse las rodillas, les eché broma, que a ese paso, llegarían muy tarde a la Guaira, me despedí del grupo, ahora me tocaría subir por las largas calles del Pueblo de Galipán, al llegar a lo plano de la vía , realicé algunas tomas fotográficas, ya eran las 11: 15 de la mañana, la brisa y el olor a pino por el camino es el premio a mi paseo, el olor a eucaliptus, por todos lado es divino, ya las nubes habían tapado a los picos y al Hotel Humboldt, por este sector hay muchas siembra de eucaliptus, pinos y flores, seguía subiendo por la plano de la vía, muchos árboles floreando, uno de ellos llamó mi atención, por ser de flores amarillas muy pequeñas,  le realicé algunas tomas fotográficas, sabía que me faltaba lo más duro de la carretera, así que a darle fuerte, en posición de corredor de montaña, me sujetaba las piernas, para ir subiendo, en zigzags, curva tras curva, saludaba a los visitantes de las diferentes posadas, por el camino le pasé por unas de las posadas “ La Posada de Teresa” ya eran las 10 y media de la mañana, logré llegar al pequeño boulevard del Pueblo de Galipán, ya los restaurantes y kioscos estaban abiertos al público, la música venezolana se escuchaba,  a Reinaldo Armas, pasé por las ventas de flores, comencé a subir por la carretera, para ir en busca de la capilla de la Virgen de la Milagrosa, por aquí vi que instalaron un parque infantil, con colchones inflables, tenían música para dar la bienvenida a: Guaco, anunciando sus novedades, invitando a los niños a disfrutar de las nuevas atracciones.

Volví a llegar a la Capilla de la Virgen de la Milagrosa, ósea que le di la vuelta al Pueblo de Galipán, me despedí de la Virgen, le pedí sus santa bendición, ahora me tocaría subir por la carretera, para ir en busca de la Pica, que baja a la Pica de Los Pinabetes, me detuve un instante para tomarle una foto a la entrada de la pica, y a los alrededores, la gran bajada y la gran subida para ir a la estación del teleférico de Caracas, ya era las 11:40 de la mañana, ahora a bajar por la pica con mucha cautela, hay muchas hojas sueltas, el camino es muy resbaloso, mis zapatos de goma, no tienen tacos, luego se llega a lo plano de este pequeño camino, otro chinchorro más, un sube y baja, hasta que se llega a la intersección de la Pica de Los Pinabetes, a la Famosa Y, al llegar a la pica, el piso era una alfombra de hojas secas, así que disfrutar de la bajada, pisando ese colchón, imagínense el ruido que hace mi carrera sobre esa pista, llegué a la gran bajada de la pica, con mucha cautela buscando las raíces y árboles para apoyarme, seguí corriendo aprovechando lo plano, por aquí me encontré a una pareja contemporánea, el señor me preguntó, que de donde venía, le dije que estaba entrenando largo, que había subido por San Bernardino, la señora venía muy cansada, venia molesta con su pareja, que no subía más, le recomendé, que fuera al Pueblo de Galipán, que tomaran el camino a mano izquierda, porque la subida al teleférico era muy fuerte, ella le dijo al señor, que era mejor ir al pueblo, me despedí de ellos, seguí bajando por la pica de Los Pinabetes, saltando de aquí para allá, buscando el mejor camino, corriendo fui descendiendo, hasta que llegué a la zona de Las Palmas, por aquí comencé a rezar en voz alta, aprovechando que andaba solo por este camino, en medio de mis plegarias aplaudía, tomé la curva, para disfrutar y volver a tomar las largas bajadas, algo que me molesta mucho,  es que las personas arrancan las ramas de las matas de café, para llevarse las semillas, muchas ramas vi, a un lado del camino, por aquí me encontré a unos muchachos subiendo, me preguntaron qué cuanto les faltaba, para llegar al Teleférico,  les dije: cómo unos 45 minutos hasta la carretera, que después tenía que subir por la carretera, hasta él teleférico de Caracas, me despedí de ellos, deseándole una feliz excursión, seguí bajando, recordando muchas aventuras en esta pica, le pasé por un lado al viejo tanque de agua, abandonado y deteriorado, ya sabía que lo que me faltaba era una larga bajada, para llegar a la intersección a la pica conocida por los excursionistas y corredores cómo: la Pata de Gallina, me quité el bolso, saqué mi teléfono celular del bolso, para tomarle algunas fotos a los alrededores de la pica, a sus cuatro caminos, ya eran las 11:58 de la mañana, ahora tomé la carretera, que me conduciría a la zona de Zamurera, una carretera de tierra ancha, para que pasen los jeep de Inparque, la corrí a un trote suave, hasta que llegué, a una pequeña bajada, vi que la carretera tenía mucho musgo verde, así que la evité, la bajé por un lado de la carretera, hasta que llegué, al otro tanque de agua, esta vez bajé por la pica que me conduciría al campo deportivo del Centro Recreacional de Los Venados, en un claro del camino, vi a la ciudad de Caracas, me dije esto no es todos los días, me detuve un instante para tomarle una foto, tenía tiempo sin pasar por esta camino, ya eran las 12:04 minutos, seguí corriendo, descendiendo con mucha precaución hay muchas piedras y raíces, justo antes de llegar al campo deportivo, hay una raíz en particular, que siempre ha estado allí, para ayudarnos, la he pisado infinidades de veces, me detuve para agradecerle por tantos años ayudándome, aunque no me lo crean, logré llegar al campo deportivo, como ya se me había acabado mi bebida isotónica, tenía que equiparla, así que tomé el camino, para ir a la quebrada, la que cae a la pica del Monje, por el camino me encontré a dos muchachos, al verme, me dijeron este es el señor que nos va a salvar a salir de aquí, querían ir a San Bernardino, le di la orientación, que siguieran el camino, al llegar al cruce de Zamurera, que subiera a mano izquierda, al final de la pica, tomaran el camino a mano derecha, para ir hasta el puesto de Guarda Parque de Papelón, me agradecieron, me dijeron: Que le habían preguntado a un guarda parque, les respondió,  que no sabía que camino se tomaba, para ir a San Bernardino, los muchachos me dijeron con quien cuenta uno, al llegar a la caída de agua, saqué mi vejiga del bolso, para llenarla de agua, los muchachos me preguntaron si esa agua se podía beber, le dije: que sí, que era agua de manantial, equiparon sus potes, se despidieron de mí, mientras yo me quité mis lentes y gorra, mi franela y la mangas protectoras, para refrescarme el cuerpo, cantando la canción de Guaco: Y Pa´ Donde Va lo Malo, Pa ´Allá, Pa Allá, y Pa donde va lo Bueno, Pa Acá Pa Acá, me vestí, por aquí, vi pasar un tropa de Scouts, los invité a que tomaran agua, pero me dijeron que ya habían tomado, me regresé nuevamente al campo deportivo, vi en unos de unos kioscos, a una familia acampar, muchas personas en grupo caminando por el centro, llegué a la Cruz del excursionista, le pasé por un lado a los tres pinos, a los Compadres, están sembrados uno al lado del otro, me persigné en la cruz agradeciéndole por su tantas excursiones, ya eran las 12:20 de la mañana, así que comencé a bajar, le pasé por un lado al Puesto de Guarda Parque de Los Venados, por la entrada principal de la Casona, aquí estaba un Guarda parque, lo saludé, le dije: que ya iba de regreso, descendí por la carretera, por aquí vi a otro Guarda Parque, un señor mayor, lo saludé, me detuve un instante, para felicitarlo por ser el día del guarda parque, me dijo: que muchas gracias, que fue el sábado el día del guarda parque, me despedí, seguí bajando por la carretera, hoy si habían familia disfrutando de las instalaciones, y de la grama de Los Venados, bajé trotandito, como venía mojado, el frío se me colaba por la camisa, por aquí vi a un corredor subir, lo saludé, al rato llegué a la Quebrada Anauco, vi a un señor mayor bajando con sus bastones y unas rodilleras, le dije que ya iba bajando, que ya estaba bueno por el día de hoy, pasé hoy nuevamente por el puente de hierro de peatones, para subir por la carretera de tierra, para llegar a lo plano de la carretera, la corrí a un paso constante, hasta que llegué al Mirador Anauco, ahora con su pequeño Mirador, me subí a la terraza, para admirar la hermosa vista a la Ciudad de Caracas, tomé un poco de agua, saqué mi salvavidas de mi bolso, él choclate que me había regalado mi linda esposa, me supo a Gloria, muy sabroso, lo disfruté poco a poco, para que no se me acabara tan rápido, le realicé algunas fotos a la hermosa vista a la ciudad de Caracas, que ahora la tenía un poco más cerca, ya eran las 12;34 del mediodía, ahora me tocaría bajar hasta el puesto de guarda parque de Clavelitos, por el camino venia subiendo una pareja , los saludé, seguí bajando, al pasar por el puesto de guarda parque, vi que no estaba mi amigo: Leo Dugarte Jerez, así que seguí descendiendo por la carretera, vuelta tras vuelta, con mucha cautela, porque iban subiendo muchos jeep.

Al poco tiempo, llegué a la entrada de la pica de la Mona, a un trote suave, pasé por el puesto de vigilancia, me despedí de los Guardias Nacionales, al voltear mi mirada, vi a mi amigo el guarda parque: Miguel Zerpa sentado, me regresé para saludarlo, me informó que ahora estaría aquí en Llano Grande, conversamos un rato de las carreras de montaña y el Maratón de Caracas, lo costosas que están las inscripciones, me despedí de los guarda parque, que estaba disfrutando de la conversación, una de las Guarda Parque, me preguntó que por donde había subido, mi amigo le dijo que por Gamboa, le comenté: que había subido al Hotel y al Picacho de Galipán, que ya iba bajando, se quedó asombrada con mi recorrido.

Seguí descendiendo por la carretera, al llegar a la entrada de Cotiza, venían bajando unos muchachos, le vi que traía reloj, le pedí el favor de preguntarle la hora, me dijo que faltaban 5 minutos, para la una de la tarde, subí a la autopista de la cota mil, la crucé con mucha cautela, esperé a que no pasara ningún carro, para tomar la vía que sube, en sentido contrario, le pasé por un lado al campo de softball, hoy estaba en solitario, ya las piernas las sentía muy pesada, pero sabía que lo que me faltaba era muy poco, para llegar a lo plano de la cota Mil, logré llegar al Final de la Cota mil, al pasar por el Puente de Los Mecedores, vi al Cerro EL Ávila, para ver todo el recorrido que había realizado, vi a la Cruz del Ávila y a las antes de Los Mecedores, el Hotel y los picos, no se veían porque estaban tapado con las nubes negras.

Ahora, me tocaría bajar trotando, pasé por la Bomba de Gasolina, por el Tribunal Supremo de Justicia, El puente del Guanábano, la gran avenida Baralt, Metro Capitolio, hasta que pasé por un lado a la Plaza Caracas, hasta que llegué a la Plaza Miranda, recorrí los pasillos de los Bloques del Silencio, hasta que llegué a la esquina de Angelito nuevamente, para girar a mano izquierda, para recorrer la larga avenida San Martin, hasta que llegue a la Plaza Capuchinos, vi que le tenían una fiesta de Carnaval a los niños, vi a muchos con sus disfraz, seguí mi recorrido, fui pasando por las estaciones del Metro la de Capuchinos, la de Maternidad, la de Artigas, le pasé por un lado al Centro Comercial Los Molinos, al llegar a la bomba de gasolina, me subí a la acera, al pasar por la Iglesia “Pare De Sufrir”, corrí a un paso veloz y rápido, para rematar mis últimos 50 metros, al llegar al Callejón Lugo, entré, subí respirando y moviendo mis brazos, hacían ejercicios de respiración fuerte, hasta que llegué a mi casa, subí al cuarto, le llegué de sorpresa a mi esposa, que se quedó asombrada al verme, me dijo: que no le había avisado, para calentarme la comida, le comenté: que me iba a bañar, mientras ella me hacia el favor de calentarme me desayuno-almuerzo, a lo Guamanchis, realicé mis ejercicios de estiramiento, ahora a darme un buen baño de agua fría, mi esposa: me avisó que ya estaba servida al comida, me vestí, bajé a la cocina, donde me tenía servida mis dos arepas rellenas y un plato de sopa, un cruzado de pollo con hueso de chocosuela, con sus respectivas verduras y jojoto, por supuesto mis dos tazas de Café, le pregunté la hora a mi esposa me dijo: que eran la una y media de la tarde.

Así fue mi entrenamiento largo, unas 7 horas recorriendo mi amado Cerro El Ávila, sigo sumándole kilómetros de entrenamientos, para mi mayor desafío de este año el Maratón de Caracas.

Por Hernán José Sira Pérez                                                          

     

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