La Travesía De Los Dos Picos El Pico El Ávila Y El Picacho De Galipán
Entrenamiento Largo, En Mi Amado
Cerro, Hoy Realicé, La Travesía De Los Dos Picos El Pico El Ávila Y El Picacho
De Galipán
Hoy lunes, 15 de febrero
de Carnaval del año 2021, me tracé el desafío de realizar Los Dos Picos, El
Pico EL Ávila y El Picacho de Galipán, así que en la noche preparé mi bebida
isotónica, con Papelón Limón, azúcar, sal bicarbonato de sodios, magnesio, puse
full la vejiga del bolso, hasta el tope, luego la metí en el congelador, mi
Linda esposa: Zaida Elizabeth Angulo Contreras, me regaló un chocolate Cocoa
cream, por el día de los enamorados, lo metí en mi morralito de ataque, puse la
alarma de mi reloj despertador a la 6 de la mañana, todos estos días ha
amanecido nublado y garuando, al sonar la alarma, me levanté, fui al baño,
saqué del frízer mi bebida energética, hoy estrené un bóxer largo de tela
deportiva, que me regaló mi linda esposa, me vestí, cómo sabía que el recorrido
iba a ser muy largo, me coloqué vaselina en los pies, me tomé una taza de café,
me despedí de mi esposa, me preguntó qué a qué hora regresaría, le dije cómo a
las doce del mediodía, me despedí, salí de mi casa, para bajar por el Callejón
Lugo, al salir a la avenida San Martín, vi al cerro nublado, pero el sol, ya le
estaba entrando a las nubes, a eso de las 7 de la mañana, di el inicio el
recorrido, me persigné, comencé a trotar por la avenida San Martín, con mucha
precaución, fui recorriéndola por la acera, muchos locos y amanecidos en la
vía, pasé por las estaciones del Metro de Artigas, la de Maternidad, la de Capuchinos,
hasta que llegué a la esquina de Angelito, subí hasta la Plaza O'Leary, para
tomar la ciclo vía del Centro de la ciudad, pasé por las Torres del Silencio, C.N.E.,
la plaza Diego Ibarra, hasta que llegué a La Hoyada, tomé la gran avenida Bolívar,
hasta que llegué a Parque Central, para girar a mano izquierda, para ir en
busca de la estación del Metro de Bellas Artes, subí trotando para ir en busca
de la avenida Volmer de San Bernardino, pasé por el Banco Provincial, por abajo
del elevado de la Andrés Bello, para tomar el boulevard de San Bernardino, le
pasé por un lado del Hospital del Niño, a La Comandancia de La Armada, para
subir hasta el Hospital de Clínicas Caracas, seguí subiendo por las calles de San
Bernardino, hasta que llegué al segundo boulevard de San Bernardino, pasé por un
lado del Hotel El Ávila, por aquí vi a dos señores, esperando a sus compañeros
para subir, los saludé con mis buenos días, ya muchos usuarios del parque, venían
de bajada, los vecinos de San Bernardino, suben muy temprano a pasear, algunos
suben con sus mascotas, al llegar al famoso Kilometro 0, vi a unos carros
estacionados en la entrada, estaban dejando un joven con su morral equipado,
para acampar, los saludé, me persigné tres veces, para pedirle la bendición y
protección al Dios Padre, vi en la rejas a dos Guardias Nacionales, montando
guardia, la reja estaba semi abierta, al pasar los saludé, comencé a subir por
la carretera a un trote suave, por el camino venían ya bajando los vecinos de
San Bernardino con sus perros, por el camino alcancé un grupo de tres damas,
que iban subiendo, al pasarle las saludé: Holas Amigas, les pregunté: ¿Pa´
Donde Vamos?, me dijeron que al teleférico, yo les dije: que iba al Picacho de
Galipán, se quedaron asombradas, me dijeron usted es un Duro, me despedí seguí
subiendo, hasta llegar a la intersección del Corta Fuego con Papelón, por aquí
me encontré a un joven, me preguntó que para donde iba este camino, le informé,
que al Puesto de Guarda Parque de
Papelón, y a la Cruz del Ávila, lo animé a que subiera, me despedí del joven,
comencé a subir por la carretera de tierra, a un trote suave, a esta hora de la
mañana, lo único que me acompañaba, era el canto de los pájaros, y el olor a
monte, fui ascendiendo en zigzags por la carretera de cemento, hasta que llegué
a la Cruz del Ávila, siempre tomo la pequeña pica, para llegar a la Cruz, lo
único malo es, que la tienen de baño público, al llegar a la Cruz del Ávila, me
senté un rato en el banquito, para realizar mis oraciones y plegarias, tomé
algunas fotos de la cruz, también le realicé un pequeño vídeo, para
mostrárselos.
Comencé a subir por la
carretera, para ir a Papelón, justo al salir a la carretera, venia subiendo un
muchacho, casi que chocamos, lo saludé, fui ascendiendo por la carretera de
tierra, una larga subida, para llegar al puesto de guarda parque de Papelón, al
llegar en solitario, ni un alma, así que me dije: a enfrentar la famosa pica La
Pared, pasé por unos de los Portales Mágicos del Cerro, la viejas rejas, a
darle fuerte, en punta de pie, la fui subiendo, alzaba mi mirada y se veía
larga, me concentré y fui escalándola, literalmente, porque casi que uno pega
el pecho del piso, de lo inclinada que es, pero lo bueno es que remarcaron los
números de la distancia en la carretera, que me iba indicando, cuanto iba
subiendo, en un momento la pica cambia de tipo de piso de cemento, es un
indicativo que ahora es más suave, llegué a las instalaciones de las Antenas de
Los Mecedores, ya uno conoce la vía, por aquí la carretera, es de unos pequeños
cuadrados, que tiene unos pequeño bordes, que me sirven de escalones, al llegar
a la Antena Principal, vi un niño con una chaqueta y frotándose las manos, lo
saludé, le pregunté que si tenía frío, habían acampado, saludé a su papá, ahora
me tocaría entrar al bosque, para ir subiendo por la pica en zigzags, en
solitario, no me encontré a nadie por aquí, al llegar al famoso Chinchorro, vi
a dos damas subiendo, les pasé por un lado, las saludé, ahora me tocaría
enfrentar la larga subida, hasta que llegué al claro, un pequeño mirador, me
detuve un rato, para tomarles fotos a los otros Pico al Occidental y el Pico
Oriental, que estaban despejados, ahora a entrar nuevamente al bosque, para ir
ascendiendo en busca del Pico El Ávila, hasta que llegué, a la caminerias del Hotel
Humboldt a las 9:11 de la mañana, mi primera cumbre del día, todo sólo, algunos
trabajadores de hotel, me senté un rato en el muro, para descansar y tomar
algunas fotos, al rato llegaron los dueños del kiosco, que está en esa zona,
llegaron limpiando y recogiendo la basura, cansado por el esfuerzo físico,
asombrado y maravillado con la hermosa vista, hoy la vista hacia la Guaira
estaba despejada, vi a un barco en el mar anclado, cerca del puerto de la
Guaira, vi el Picacho de Galipán despejado, un hermoso cielo azul, cómo leí en
un Libro, Al Que Le guste Celeste , Que Le Cueste”, me bajé del muro, para dar
el inicio el descenso, hasta la estación del Teleférico, apenas estaban
abriendo los kioscos, bajé rumbo a la Fila del Ávila, por aquí vi un bote de
agua de servidas “cloacas”, que huele a cochinera, al llegar al puesto de
Guarda Parque del Ávila, me detuve un instante, para tomarle una foto, la
ciudad de Caracas, que estaba durmiendo y nublada a esa hora, ya eran las 9:34
de la mañana, por aquí vi a una excursionista subir con su morral, la saludé,
me dijo: que iba a Teleférico, seguí bajando por la carretera, frenado por la
empinada que es.
Llegué a la redoma de
Galipán, inmediatamente me dirigí a la capilla de la Virgen de la Milagrosa, al
entrar me arrodillé, me persigné, le realicé mis oraciones y plegarias,
pidiéndole por la salud de mi linda esposa: Zaida Elizabeth Angulo Contreras,
hoy tenías unas flores muy bonitas, salí de la capilla de la Virgen de La
Milagrosa, para seguir por la carretera, para ir subiendo, pasé por la zona de
los restaurantes, muchos perros, que me salieron a ladrarme, saludé a las
vendedoras con mis buenos días, al llegar a la loma, sé que en esa zona hay un
perro grande, un lobo siberiano, que es muy arisco, siempre que paso me ladra,
menos mal que estaba su dueño, y lo regañó, pero igual me siguió ladrando,
apure mi paso, ahora a disfrutar de la gran bajada, hasta que llegué a la zona
de los puestos de ventas, vi muchas carros estacionados, vi un grupo de
excursionistas, con la intensión de ir al Picacho de Galipán, los saludé con
mis buenos días a todos, le pasé por un lado a la caseta de Policías, bajé
hasta el otro Portal Mágico de Cerro El Ávila, la vieja reja del Picacho de
Galipán, esta vez estaba cerrada, con una cadena y candado, así que tuve que
pasarla por un lado, ahora a disfrutar de esta hermosa pista, un hermoso bosque
con una carretera de unos tres metros de ancho, en solitario fui bajando y
subiendo, otro chichorro más, para enfrentar una larga subida, fui pasando las
torres de electricidad, que son tres, que están justo en el camino, luego
vendrían las bajadas, hasta que llegué a la zona plana del Camino, me di un
gustazo, venía corriendo viendo el mar azul índigo, y el cielo celeste, vi que
en la Roca Grande, que sirve de Mirador, había un grupo grande disfrutándola, también
vi que venían bajando un grupo, tomé el camino a mano derecha, para evitar
subir por la carretera, por está en muy malas condiciones, muchas piedras, un
grupo ya venían de bajada, los saludé, vi que las muchachas venia bajando con
su protector solar en la cara, logré llegar a la roca Grande, como había un
grupo montadas en ella, tomé la decisión de llegar hasta la Cruz del Picacho de
Galipán, sé que la vista desde allí es espectacular, eran las 10;23 de la
mañana, cuando conquisté mi segunda cumbre del día, me subí a una pequeña
platabanda, para admirar la hermosa vista, apenas me dio chance de ver algo,
porque empezó a nublarse, solamente vi al mar y a un barco llegando a la
Guaira, la vista hacia el aeropuerto y Catia La Mar, apenas logré divisarla
hoy, me tomé algunas fotos para dejar constancia, de que llegué a la Cruz del
Picacho de Galipán, le tomé algunas fotos a la cruz, a los alrededores, y en
las instalaciones hay unos pinos.
Hoy le hice el homenaje a
el hijo de mi amiga, lo llevé a que conociera estos caminos, saqué de mi
morralito una calcomanía, la pegué a la base de la cruz del Picacho de Galipán,
con la vista hacia el mar Caribe, para que admire esa hermosa vista, donde se
aprecia el aeropuerto, Catia La Mar, Arrecife, ya eres famoso en cerro,
#ghiggiaPresente, me monté en la Cruz del Picacho de Galipán, para tomarme una
foto al lado de la foto de la calcomanía, para publicarla en las redes
sociales, para que sus amigos y familiares, lo sigan manteniendo presente en
sus vidas y en sus recuerdos, Q.E.P.D. hijo.
Vi llegar a unas
muchachas a la Cruz del Picacho, les dije: bienvenidas adelante, lo único malo
era que ya se estaba nublando, me dijeron que estaban esperando al grupo, eran
como unas 10 personas, me despedí del grupo, para dar el inicio a mi descenso,
ya se había nublado todo el Picacho de Galipán, por el camino vi muchas
orquídeas de diferentes colores, moradas, blancas moradas, marrón blanco, le
realicé algunas tomas fotográficas, por aquí vi subir a una señora, me vio que
le estaba tomando foto a las orquídeas, le informé que habían de muchos
colores, se me acercó, conversamos un rato, le vi una cámara fotográfica, le
dije: que éramos colega, que yo era Canoista, le pedí el favor que me tomara
fotos con mi teléfono, pero el sol no la dejaba ver por la pantalla, le sugerí:
que tocara la pantalla, muy amable me tomó dos fotos, ya eran las 10 y media de
la mañana, la invité que seguirá al grupo del Cerro El Ávila, para que viera
las fotos que publicamos, me despedí de la señora, ya estaba entrando mucha
neblina y mucho frío, como siempre habían avispas, pero habían golondrinas, así
que la batalla aérea era impresionante, al pasar rasante las golondrinas por
encima de mí, a esa hora llamé a mi esposa, para avisarle que ya había
realizado cumbre, pero no me pude comunicarme con ella, por el camino seguí
tomándole fotos a las orquídeas, me dije: Bueno a bajar rápido, estaba
amenazando en llover, por este lugar, me repicó mi teléfono celular, era mi
esposa, que me estaba devolviendo la llamada, le dije: que ya iba bajando, tomé
la decisión de ir a visitar a mi amiga: La Señora Ana de la Montaña, que queda
en el pueblo de Galipán, en la parte de abajo, vía a la Guaira, volví a
disfrutar de la hermosa pista, en lo plano venia corriendo, estaba muy buena la
pista suave, de tierra floja, hasta que llegué a las subidas del camino, a
darle fuerte, por aquí me pasó un grupo, los saludé con mis buenos días, les
informé que en el Picacho, había un grupo grande, que ya se había nublado,
seguí mi recorrido, en una curva me encontré a una dama en solitario, me detuve
para saludarla, me dijo: que venía bajando con su familia, que el grupo se
había dividido, unos se fueron adelante, le informé que en el Picacho, ya
habían un grupo grande de excursionista, me despedí de la muchacha, al rato vi
que venía bajando; un muchacho y una señora con su esposo, me preguntaron por
la muchacha, le dije: que ya iba bajando, los animé a que disfrutaran de la
gran bajada, me despedí, seguí mi recorrido, ahora a disfrutar de las largas
bajadas, a un paso rápido, pero controlando mis pisadas, eran de lado, por si
acaso me resbalaba, la carretera estaba muy floja, y lisa, así que bajé con
mucha cautela, pero corriendo, hasta que volví a llegar a lo plano de la
carretera, para enfrentar una pequeña subida, para tomar los últimos 50 metros
de lo plano de la carretera, hasta que vi el Portal Mágicos nuevamente, le pasé
por un lado para salir, tomé la carretera, para bajar por la carretera
principal, la que baja a la Guaira, por aquí alcancé al grupo que vi en el
Picacho, venían bajando, les pasé por una lado, le dije; que estaban repetidos,
los saludé, una de las muchachas me preguntó, que si no me dolían las rodillas,
le respondí que no, que ya estaban acostumbradas, me despedí, seguí
descendiendo por la carretera, por aquí escuché a una moto subiendo, saludé al
motorizado, me hizo seña con la mano, llegué a la capilla de la Virgen María de
la Rosa Mística, al llegar me quité mi bolso, comencé a orar, por la sanación
de mi Linda esposa, Zaida Elizabeth Angulo Contreras, le recé con mucha Fe, vi
a un cuadro del Doctor José Gregorio Hernández, le pedí el milagro, los invité
a que nos visitara en casa, luego le tomé varias fotos a la Capilla y a los
alrededores, luego bajé hasta a la casa de mi amiga: Ana de la Montaña, al
llegar entré, vi que todo estaba limpio, el monte lo habían cortado, toqué la
reja, pasé y grité Buenas, Buenas, Buenos días, salió un joven, me le presenté,
conversamos un rato, me informó que estaba alquilado en la casa por la
temporada de Carnaval, me despedí del joven, para subir al pueblo de Galipán,
volví a tomar la fuerte subida, para tomar la vía principal del pueblo, por
aquí me volví a encontrar al grupo, lo cómico era que todos venían bajando de
retroceso, para no afectarse las rodillas, les eché broma, que a ese paso,
llegarían muy tarde a la Guaira, me despedí del grupo, ahora me tocaría subir
por las largas calles del Pueblo de Galipán, al llegar a lo plano de la vía ,
realicé algunas tomas fotográficas, ya eran las 11: 15 de la mañana, la brisa y
el olor a pino por el camino es el premio a mi paseo, el olor a eucaliptus, por
todos lado es divino, ya las nubes habían tapado a los picos y al Hotel
Humboldt, por este sector hay muchas siembra de eucaliptus, pinos y flores,
seguía subiendo por la plano de la vía, muchos árboles floreando, uno de ellos llamó
mi atención, por ser de flores amarillas muy pequeñas, le realicé algunas tomas fotográficas, sabía
que me faltaba lo más duro de la carretera, así que a darle fuerte, en posición
de corredor de montaña, me sujetaba las piernas, para ir subiendo, en zigzags,
curva tras curva, saludaba a los visitantes de las diferentes posadas, por el
camino le pasé por unas de las posadas “ La Posada de Teresa” ya eran las 10 y
media de la mañana, logré llegar al pequeño boulevard del Pueblo de Galipán, ya
los restaurantes y kioscos estaban abiertos al público, la música venezolana se
escuchaba, a Reinaldo Armas, pasé por
las ventas de flores, comencé a subir por la carretera, para ir en busca de la
capilla de la Virgen de la Milagrosa, por aquí vi que instalaron un parque
infantil, con colchones inflables, tenían música para dar la bienvenida a:
Guaco, anunciando sus novedades, invitando a los niños a disfrutar de las
nuevas atracciones.
Volví a llegar a la
Capilla de la Virgen de la Milagrosa, ósea que le di la vuelta al Pueblo de
Galipán, me despedí de la Virgen, le pedí sus santa bendición, ahora me tocaría
subir por la carretera, para ir en busca de la Pica, que baja a la Pica de Los
Pinabetes, me detuve un instante para tomarle una foto a la entrada de la pica,
y a los alrededores, la gran bajada y la gran subida para ir a la estación del
teleférico de Caracas, ya era las 11:40 de la mañana, ahora a bajar por la pica
con mucha cautela, hay muchas hojas sueltas, el camino es muy resbaloso, mis
zapatos de goma, no tienen tacos, luego se llega a lo plano de este pequeño
camino, otro chinchorro más, un sube y baja, hasta que se llega a la
intersección de la Pica de Los Pinabetes, a la Famosa Y, al llegar a la pica,
el piso era una alfombra de hojas secas, así que disfrutar de la bajada,
pisando ese colchón, imagínense el ruido que hace mi carrera sobre esa pista,
llegué a la gran bajada de la pica, con mucha cautela buscando las raíces y
árboles para apoyarme, seguí corriendo aprovechando lo plano, por aquí me
encontré a una pareja contemporánea, el señor me preguntó, que de donde venía,
le dije que estaba entrenando largo, que había subido por San Bernardino, la
señora venía muy cansada, venia molesta con su pareja, que no subía más, le
recomendé, que fuera al Pueblo de Galipán, que tomaran el camino a mano
izquierda, porque la subida al teleférico era muy fuerte, ella le dijo al señor,
que era mejor ir al pueblo, me despedí de ellos, seguí bajando por la pica de Los
Pinabetes, saltando de aquí para allá, buscando el mejor camino, corriendo fui
descendiendo, hasta que llegué a la zona de Las Palmas, por aquí comencé a
rezar en voz alta, aprovechando que andaba solo por este camino, en medio de
mis plegarias aplaudía, tomé la curva, para disfrutar y volver a tomar las
largas bajadas, algo que me molesta mucho, es que las personas arrancan las ramas de las
matas de café, para llevarse las semillas, muchas ramas vi, a un lado del
camino, por aquí me encontré a unos muchachos subiendo, me preguntaron qué
cuanto les faltaba, para llegar al Teleférico, les dije: cómo unos 45 minutos hasta la
carretera, que después tenía que subir por la carretera, hasta él teleférico de
Caracas, me despedí de ellos, deseándole una feliz excursión, seguí bajando,
recordando muchas aventuras en esta pica, le pasé por un lado al viejo tanque
de agua, abandonado y deteriorado, ya sabía que lo que me faltaba era una larga
bajada, para llegar a la intersección a la pica conocida por los excursionistas
y corredores cómo: la Pata de Gallina, me quité el bolso, saqué mi teléfono
celular del bolso, para tomarle algunas fotos a los alrededores de la pica, a
sus cuatro caminos, ya eran las 11:58 de la mañana, ahora tomé la carretera,
que me conduciría a la zona de Zamurera, una carretera de tierra ancha, para
que pasen los jeep de Inparque, la corrí a un trote suave, hasta que llegué, a una
pequeña bajada, vi que la carretera tenía mucho musgo verde, así que la evité,
la bajé por un lado de la carretera, hasta que llegué, al otro tanque de agua,
esta vez bajé por la pica que me conduciría al campo deportivo del Centro
Recreacional de Los Venados, en un claro del camino, vi a la ciudad de Caracas,
me dije esto no es todos los días, me detuve un instante para tomarle una foto,
tenía tiempo sin pasar por esta camino, ya eran las 12:04 minutos, seguí
corriendo, descendiendo con mucha precaución hay muchas piedras y raíces, justo
antes de llegar al campo deportivo, hay una raíz en particular, que siempre ha
estado allí, para ayudarnos, la he pisado infinidades de veces, me detuve para
agradecerle por tantos años ayudándome, aunque no me lo crean, logré llegar al
campo deportivo, como ya se me había acabado mi bebida isotónica, tenía que
equiparla, así que tomé el camino, para ir a la quebrada, la que cae a la pica
del Monje, por el camino me encontré a dos muchachos, al verme, me dijeron este
es el señor que nos va a salvar a salir de aquí, querían ir a San Bernardino,
le di la orientación, que siguieran el camino, al llegar al cruce de Zamurera,
que subiera a mano izquierda, al final de la pica, tomaran el camino a mano
derecha, para ir hasta el puesto de Guarda Parque de Papelón, me agradecieron,
me dijeron: Que le habían preguntado a un guarda parque, les respondió, que no sabía que camino se tomaba, para ir a
San Bernardino, los muchachos me dijeron con quien cuenta uno, al llegar a la caída
de agua, saqué mi vejiga del bolso, para llenarla de agua, los muchachos me
preguntaron si esa agua se podía beber, le dije: que sí, que era agua de
manantial, equiparon sus potes, se despidieron de mí, mientras yo me quité mis
lentes y gorra, mi franela y la mangas protectoras, para refrescarme el cuerpo,
cantando la canción de Guaco: Y Pa´ Donde Va lo Malo, Pa ´Allá, Pa Allá, y Pa
donde va lo Bueno, Pa Acá Pa Acá, me vestí, por aquí, vi pasar un tropa de
Scouts, los invité a que tomaran agua, pero me dijeron que ya habían tomado, me
regresé nuevamente al campo deportivo, vi en unos de unos kioscos, a una
familia acampar, muchas personas en grupo caminando por el centro, llegué a la
Cruz del excursionista, le pasé por un lado a los tres pinos, a los Compadres,
están sembrados uno al lado del otro, me persigné en la cruz agradeciéndole por
su tantas excursiones, ya eran las 12:20 de la mañana, así que comencé a bajar,
le pasé por un lado al Puesto de Guarda Parque de Los Venados, por la entrada
principal de la Casona, aquí estaba un Guarda parque, lo saludé, le dije: que
ya iba de regreso, descendí por la carretera, por aquí vi a otro Guarda Parque,
un señor mayor, lo saludé, me detuve un instante, para felicitarlo por ser el
día del guarda parque, me dijo: que muchas gracias, que fue el sábado el día
del guarda parque, me despedí, seguí bajando por la carretera, hoy si habían
familia disfrutando de las instalaciones, y de la grama de Los Venados, bajé
trotandito, como venía mojado, el frío se me colaba por la camisa, por aquí vi
a un corredor subir, lo saludé, al rato llegué a la Quebrada Anauco, vi a un
señor mayor bajando con sus bastones y unas rodilleras, le dije que ya iba
bajando, que ya estaba bueno por el día de hoy, pasé hoy nuevamente por el
puente de hierro de peatones, para subir por la carretera de tierra, para
llegar a lo plano de la carretera, la corrí a un paso constante, hasta que
llegué al Mirador Anauco, ahora con su pequeño Mirador, me subí a la terraza,
para admirar la hermosa vista a la Ciudad de Caracas, tomé un poco de agua, saqué
mi salvavidas de mi bolso, él choclate que me había regalado mi linda esposa,
me supo a Gloria, muy sabroso, lo disfruté poco a poco, para que no se me
acabara tan rápido, le realicé algunas fotos a la hermosa vista a la ciudad de
Caracas, que ahora la tenía un poco más cerca, ya eran las 12;34 del mediodía,
ahora me tocaría bajar hasta el puesto de guarda parque de Clavelitos, por el
camino venia subiendo una pareja , los saludé, seguí bajando, al pasar por el
puesto de guarda parque, vi que no estaba mi amigo: Leo Dugarte Jerez, así que
seguí descendiendo por la carretera, vuelta tras vuelta, con mucha cautela,
porque iban subiendo muchos jeep.
Al poco tiempo, llegué a
la entrada de la pica de la Mona, a un trote suave, pasé por el puesto de
vigilancia, me despedí de los Guardias Nacionales, al voltear mi mirada, vi a
mi amigo el guarda parque: Miguel Zerpa sentado, me regresé para saludarlo, me
informó que ahora estaría aquí en Llano Grande, conversamos un rato de las
carreras de montaña y el Maratón de Caracas, lo costosas que están las
inscripciones, me despedí de los guarda parque, que estaba disfrutando de la
conversación, una de las Guarda Parque, me preguntó que por donde había subido,
mi amigo le dijo que por Gamboa, le comenté: que había subido al Hotel y al
Picacho de Galipán, que ya iba bajando, se quedó asombrada con mi recorrido.
Seguí descendiendo por la
carretera, al llegar a la entrada de Cotiza, venían bajando unos muchachos, le
vi que traía reloj, le pedí el favor de preguntarle la hora, me dijo que
faltaban 5 minutos, para la una de la tarde, subí a la autopista de la cota
mil, la crucé con mucha cautela, esperé a que no pasara ningún carro, para
tomar la vía que sube, en sentido contrario, le pasé por un lado al campo de
softball, hoy estaba en solitario, ya las piernas las sentía muy pesada, pero sabía
que lo que me faltaba era muy poco, para llegar a lo plano de la cota Mil,
logré llegar al Final de la Cota mil, al pasar por el Puente de Los Mecedores,
vi al Cerro EL Ávila, para ver todo el recorrido que había realizado, vi a la
Cruz del Ávila y a las antes de Los Mecedores, el Hotel y los picos, no se
veían porque estaban tapado con las nubes negras.
Ahora, me tocaría bajar
trotando, pasé por la Bomba de Gasolina, por el Tribunal Supremo de Justicia,
El puente del Guanábano, la gran avenida Baralt, Metro Capitolio, hasta que
pasé por un lado a la Plaza Caracas, hasta que llegué a la Plaza Miranda, recorrí
los pasillos de los Bloques del Silencio, hasta que llegué a la esquina de
Angelito nuevamente, para girar a mano izquierda, para recorrer la larga
avenida San Martin, hasta que llegue a la Plaza Capuchinos, vi que le tenían
una fiesta de Carnaval a los niños, vi a muchos con sus disfraz, seguí mi
recorrido, fui pasando por las estaciones del Metro la de Capuchinos, la de
Maternidad, la de Artigas, le pasé por un lado al Centro Comercial Los Molinos,
al llegar a la bomba de gasolina, me subí a la acera, al pasar por la Iglesia “Pare
De Sufrir”, corrí a un paso veloz y rápido, para rematar mis últimos 50 metros,
al llegar al Callejón Lugo, entré, subí respirando y moviendo mis brazos, hacían
ejercicios de respiración fuerte, hasta que llegué a mi casa, subí al cuarto,
le llegué de sorpresa a mi esposa, que se quedó asombrada al verme, me dijo:
que no le había avisado, para calentarme la comida, le comenté: que me iba a
bañar, mientras ella me hacia el favor de calentarme me desayuno-almuerzo, a lo
Guamanchis, realicé mis ejercicios de estiramiento, ahora a darme un buen baño
de agua fría, mi esposa: me avisó que ya estaba servida al comida, me vestí,
bajé a la cocina, donde me tenía servida mis dos arepas rellenas y un plato de
sopa, un cruzado de pollo con hueso de chocosuela, con sus respectivas verduras
y jojoto, por supuesto mis dos tazas de Café, le pregunté la hora a mi esposa
me dijo: que eran la una y media de la tarde.
Así fue mi entrenamiento
largo, unas 7 horas recorriendo mi amado Cerro El Ávila, sigo sumándole kilómetros
de entrenamientos, para mi mayor desafío de este año el Maratón de Caracas.
Por Hernán José Sira
Pérez
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