Domingo de Paseo a Mi Amado Cerro El Ávila 01 de diciembre del 2019


                Domingo de Paseo a Mi Amado Cerro El Ávila


Domingo 1 de diciembre del 2019, como una tradición siempre subo a mi cerro, anteriormente subíamos a esperar el encendido de la Cruz del Ávila, era una tradición de los excursionistas, pero desde hace unos años atrás, el gobierno la enciende con un mes de antelación, adelantando las fiestas decembrinas, ahora no se sabe, cuándo la van a encender, antes era una tradición del encendido de la cruz, todos los 1 de diciembre, pero ya se perdió esa tradición, lastima.

    Como dice una canción que aprendí de niño, en el Centro de Excursionista Comunidad Educativa, (C.E.C.E.), “A las seis de la mañana cuando va a salir el sol, Levantamos la Bandera y nos vamos de excursión” mi teléfono celular sonó a la seis de la mañana, con la canción del QUEEN, realicé mis rutinas matutinas, ir al baño, vestirme, equipé mis potes de agua, dos con mi bebida isotónica, (Papelón, con Limón, una pizca de bicarbonato de sodio, sal y azúcar), en mi bolso llevé un gel energético, mi esposa me preparó el café, me tomé un taza, le dije a mi esposa Zaida Elizabeth Angulo C., que iba a realizar un entrenamiento Largo, me despedí de ella, salí de mi casa, al bajar por el Callejón Lugo, estaba haciendo mucho frío, me coloqué mis guantes, al salir a la avenida San Martín, vi al Cerro, todos despejado, lo visualicé, vi la Bandera Nacional en el Hotel Humboldt, que se movía de Este a Oeste, comencé a trotar por la avenida, no quería tomar el metro de Caracas, preferí trotar hasta el centro de la Ciudad, cuando iba por el sector de Capuchino, vi al Pico El Ávila, tenía una nube encima, que parecía una nave extraterrestre un OVNI, casi que no se movía esa nube, al llegar a la Plaza O’Leary, vi a los ciclistas reuniéndose, para realizar su ruta, tomé la ciclo vía del centro, pasé por las instalaciones de C.N.E., por la Plaza Diego Ibarras, para dirigirme a la Hoyada, tomé la avenida Bolívar, esta autopista la cierran los domingos, para que las personas disfruten de la avenida. para realizar ejercicios, rodar en bicicletas, caminar o trotar, bajé a un trote suave, viendo a los Picos de Cerro El Ávila, indeciso por donde iba a subir, como no llevaba logística para desayunar, preferí subir por San Bernardino, pasé por el Parque Carabobo, El Museo de los Niño, Parque Central, seguí la ciclo vía, subí hasta Bellas Artes, subí hasta el Banco Provincial, tomé el bulevar de San Bernardino, pasé por el Hospital del Niño, entré un momento al estacionamiento del Banco BNC, a los cajeros automáticos, a ver si podía retirar efectivo, cómo siempre no tenían efectivo, seguí subiendo, pasé por La Comandancia de la Armada, La Electricidad de Caracas, por el Hospital de Clínicas Caracas, subí por las calles de la Urbanización San Bernardino, hasta que llegué al segundo bulevar de San Bernardino, pasé por el Hotel El Ávila, al finalizar el bulevar, al llegar a la entrada de Gamboa, al famoso kilómetro 0, vi a un grupo de corredores reunidos, los saludé con mis buenos días, le dije que nos veríamos arriba, vi a un corredor Élite.

  Me persigné para comenzar a subir por la carretera de cemento, a un paso suave, sabía que sería un Largo, no una carrera de velocidad, tomé el tiempo en mi reloj celular, eran las 7:50 a.m., iba saludando a los excursionistas y corredores, una mañana muy fresca despejada, subí por la carretera, unos corredores subiendo y otros bajando, los saludaba, les decía que estaba aprovechando la Fresca, logré llegar a la intersección del corta fuegos con la Carretera que sube a la Cruz del Ávila y Papelón, tomé la carretera de tierra, para comenzar a subir, vi hacia Zamurera, se veía el cielos despejado, subiendo por la carretera de tierra, iba disfrutando de la vista de la ciudad de Caracas, las Torres de Parque Central se detallan perfectamente desde este sector, ya las tenia de frente, a mí mismo nivel, ahora comenzaría las largas curvas, y las fuertes subidas, vi a lo lejos la Cruz del Ávila, pasaba a otros corredores, que iban subiendo, los animaba a darle fuerte, vía un señor algo pasado de peso, lo animé diciéndole, que ya estábamos a la mitad del camino, le dije: que eran sólo 4 kilómetros hasta el Puesto de Guarda Parque de Papelón, que se fijara en los kilómetros recorridos que están en el piso marcados, lo animé que siguiera, iba a un buen paso y con buena respiración, al rato escuché que venían subiendo una pareja de corredores, hablando de sus tiempos, de sus medallas, me dio mucha risa, porque siempre me encuentro a Charlatanes y Presuntuosos, al llegar a la Cruz del Ávila, subí por la pica, que me lleva directamente a la Cruz del Ávila, al llegar, me persigné, me senté un rato, a realizar mi plegarias de agradecimiento, por el gran año 2019, comencé a subir por la carretera de tierra, para pasar justo por debajo de las Guayas del Teleférico, estaba funcionando, pero no vi a ninguna persona subiendo a esa hora, tomé la carretera para subir hasta el puesto de Guarda Parque de Papelón, llegando vi que estaba a mi gran amigo, el guarda parque Miguel Zerpa, lo saludé cómo siempre, hablamos un buen rato, del frío y de la situación económica del país, me preguntó que si no habían más carreras en el Parque, le dije que no, que por este año se habían terminado las carreras de montañas, le notifiqué a mi amigo, que iría al Picacho de Galipán, que bajaría por los Venados, me dijo que aprovechara que era temprano, que a mi paso llegaría muy rápido, me invitó a que subiera en la noche, a la Cruz que iban a subir un grupo a pernoctar en la Cruz del Avila, para seguir la tradición, que llevarían un conjunto de gaita, le dije que no podía, luego terminé de llegar a la toma de agua, vi que estaban la pareja de corredores desayunando, tomé un poco de agua, al despedirme de los corredores, les pregunté: que si iban a subir a Pico, me respondieron que no, que hasta aquí tenían previsto entrenar, los convide a subir, pero me dijeron que no, me dije a mi mismo, y entonces donde está el súper corredor que decía que era.

 Pasé por el Portal Mágico de Papelón, la vieja rejas, esta vez la pica conocida por todos los corredores cómo La Pared, tenía mucho escombros de las lluvias, comencé a subirla a mi paso, en posición de punta de pies, la fui subiendo hasta que logré llegar a las instalaciones de las Antenas de Mecedores, al llegar a lo plano, saqué unos de mis potes de bebida isotónica, para tomarme un poco, me di cuenta que se me estaban votando la bebida, vi que mi short estaba todo manchado, por aquí me encontré a un excursionistas que me preguntó, ¿Que si había visto un señor gordo subiendo?, le dije que sí, que venía justo a la mitad del camino, que venía bien, a su ritmo, con buena respiración, me dijo que el señor, nos estaba visitando de afuera, le dije que no se preocupara.

   Entré al bosque, para aprovechar el primer Chinchorro de la pica, por aquí me pasaron dos corredores, aproveché la bajada y lo plano, para enfrentar el largo camino en zigzag, en lo plano lo corría y en las subida iba a un paso acelerado, al rato me pasó otro corredor del grupo, luego me pasó un 4 corredor, lo vi muy cansado con una respiración muy acelerada, le dije: que disminuyera un poco su velocidad, llegué al segundo Chinchorro de la pica, así que aproveché lo plano para correrlo, para luego enfrentar una bajada suave, un plano del camino con dos árboles caídos, que los pasé saltándolos, para enfrentar la fuerte subida, hasta que llegué al pequeño mirador del Pico EL Ávila, me detuve un rato, para cambiarle el agua al canario, vi a la ciudad de Caracas, los Picos despejados, Lagunazo se veía despejado, entré nuevamente al Bosque, para ir en busca de las caminerias del Hotel Humboldt, aunque no me lo crean comencé a escuchar a la Bandera Nacional, de la brisa que le estaba pegando, se escuchaba como la batía el viento, es un indicativo que ya estaba llegando, al rato luego de pasar un árbol grande, que está a unos 10 metros de un camino plano, subí unos pequeños escalones.

 Al salir a las caminerias, vi una gran cantidad de corredores, los saludé, inmediatamente me monté en los muros, para admirar al mar del estado Vargas, o cómo se le debe decir ahora, el estado Guaira, fascinado cómo estaba el mar, se le notaba como carreteras, pudimos apreciar un barco de turista, rumbo al oriente del país, seguramente iba a la Isla de Margarita, vi que el Picacho de Galipán estaba despejado, me despedí de los corredores, comencé a bajar hacia la estación del Teleférico de Caracas, mientras tanto seguí viendo el barco, como iba dejando una gran estela, al pasar por las tiendas, apenas las estaban limpiando, cuando pasé saludé a las personas que estaban limpiando, ya estaban llegando los visitantes del teleféricos, aprovechando que estaba despejado, para tomarse las fotos de rigor, saludé a unos excursionistas que estaban ya de regreso de su campamento, comencé a descender por la carretera, por el grupo del Facebook, Cerro El Ávila, alguien colocó la denuncia, que hay una cañería de aguas negras tapada, la vi, tuve que agilizar el paso, por el mal olor en la zona, pasé por la parada de los Jeeps, saludé a los chóferes, que estaban esperando a la clientela del día, bajé trotando hasta que llegué a la Fila del Ávila, pasé por el puesto de Guarda Parque, me detuve un rato en un pequeño mirador, se ve impresionante la ciudad de Caracas, desde este Mirador, las Torres de Parque Central, la vi muy pequeñas, la vista se le pierde a uno, porque se detalla todo el centro de Caracas, la zona Oeste, La Guaira, la Ciudad Caribia, El Junquito, La Colonia Tovar, Los Teques, se puede detallar los alrededores de Caracas, me bajé del muro, para bajar por la carretera, una fuerte bajada, hasta que logré llegar a la Capilla de la Virgen de La Milagrosa, entré a la capilla me quité la gorra, me persigne, realicé mis plegarias, felicitando a la Virgen por su día, tenía muchas flores en su altar, me despedí de la Virgen de la Milagrosa pidiéndole su protección.

   Salí de la capilla, para tomar la carretera que es un gran Chinchorro, subidas, bajadas y rectas, cuando llegué a la zona de los restaurantes, me subí a un pequeño mirador, para apreciar otra hermosa vista a la Guaira, vi otra embarcación rumbo al norte, me imagino que iba a la Isla de Los Roques, eso es lo que aprende uno de tanto vivir en la Guaira, ya uno sabe por dónde son las vía marítimas, apenas los restaurante estaban abriendo al público, ofreciendo sus productos, subí por la carretera, para luego enfrentar una gran bajada, muchos motorizados, que al verme con mi camisa de corredor, me saludaban, llegué a la entrada del Picacho, ya las otras tiendas, estaban prestando sus servicios, vi que colocaron un pequeño remolque de Policía, saludé con mis buenos días, bajé por la gran curva, por aquí me encontré a dos excursionistas subiendo del Pueblo de Galipán, con su morral equipado, los saludé, llegué a la entrada principal del Picacho de Galipán, otro Portal Mágico, otra vieja reja, es realmente una hermosa zona para correrla, es un camino plano de 3 metros de ancho, al principio es plano, luego se enfrenta unas bajadas, para afrontar un subida muy fuerte, que la lluvia la ha dañado mucho, la erosión se ha comido justo el centro del camino, pasé por la primera torre de electricidad, ahora me tocaría correr un plano, hay un intersección en el camino, una Y, si tomas el camino del lado izquierdo, de ese bosque, te lleva al Topo de Infiernito, si tomas el camino a mano derecha, te lleva directamente al Picacho de Galipán, ahora tenía que afrontar unas larga bajada, para pasar por la segunda torre de electricidad, ahora me tocaría recorrer la zona más bella del Picacho de Galipán, un largo trayecto en plano, donde se va admirando el Pueblo de Galipán y el Mar, desde aquí se ve claramente el Hotel Humboldt, La Bandera Nacional en su mástil, me tuve que detener un rato, justo antes de una gran subida, para admirar el hermoso paisaje, lamentándolo mucho no llevé ninguna de mis cámaras, cómo las personas que subimos al cerro, sabemos que esta zona es Roja, han ocurrido muchos robos a excursionistas, menos mal que colocaron policías y guardia Nacionales a custodiarlo, cuando van grupos grandes los escoltan o los cuidan, tienen motos para desplazarse más rápido, pero estaba de foto el mar y la hermosa vista al pueblo de Galipán, comencé a subir una pequeña subida que está muy dañada por la erosión de la lluvia, le han colocado piedras, así que hay que subir con mucha cautela, al terminal de subirla, se pasa por otra antena de electricidad, otro camino plano, las veces que he subido siempre estaba nublado, pero hoy me obsequiaron una mañana totalmente despejada, me detuve en el camino, donde pude apreciar parte de la zona de Catia, vi en las montañas de la autopista a la Guaira a la Urbanización Ciudad Caribia, vi el aeropuerto Simón Bolívar en toda su extensión, cómo me conozco muy bien a la Guaira, pude detallar claramente la zona de Catia La Mar, Vista al Mar, pude visualizar a la Planta Eléctrica Tacoa, con sus dos grande Chimeneas, realmente es una hermoso mirador de un lado del camino, se puede ver a este lado de la ciudad, y del otro lado del camino se puede visualizar, toda las Cota del estado Vargas, desde Maiquetía donde está el avión en el paseo, hasta Caribe, el mar se veía espectacular con un azul oscuro en algunas zonas y en otras zonas con un azul claro y el mar cómo un plato, pero con corrientes marinas, todavía me faltaba como varias subidas para llegar a las piedras Salientes del Picacho de Galipán, vi en la piedra más alta, algo negro, pensé que era un Zamuro, pero también se me pareció una muchacha, cuando estoy llegando vi qué era un Zamuro, tomando sol, al escucharme levanto el vuelo, me dejó la piedra para mí sólo, me senté en lo más alto de las formaciones rocosas del Picacho de Galipán, extasiado por la hermosa vista, hoy no estaba haciendo mucha brisa, ni mucho frío, estaba muy bueno el clima, disfruté un buen rato de la hermosa vista, llamé a mi esposa: Zaida Elizabeth Angulo Contreras, para informarle que ya había realizado cumbre, En EL Picacho de Galipán, a eso de las 10 de la mañana, me tomé mi bebida energética, aproveché el tiempo de descanso, me comí un gel energéticos, que me obsequiaron en una carrera, que lo guarde para mis entrenamientos Largos, llamé a mi hermana; Chely Sira, me atendió mi sobrino-hijo Joel Sira, le dije que lo estaba llamando del Cerro EL Ávila, desde el Picachos de Galipán, me dijo en son de broma: que saludos por allá, me comunicó a mi mamá a Rosa Eudocia Pérez Perdigón, la saludé le pedí la bendición, mi mamá en su adolescencia viajaba mucho a Macuto, cuando no existía la autopista, sólo la carretera vieja de la Guaira, el problema que mi mamá, lloraba cuando le decían que iba a la Guaira, porque ella le pegaba mucho las curvas y vomitaba mucho por el camino, pero cómo mi mamá se conoce muy bien, a la Guaira, le dije, que estaba en el Picacho de Galipán, viendo toda la Costanera: desde Maiquetía hasta Caribe, detallándole uno a uno, todos las zonas, me echó la bendición, me dijo que afortunado era, en estar allá arriba, me despedí de mi mamá, le dije: que cuando bajara a Caracas, la iba a visitar, realicé mis oraciones de agradecimiento en solitario, ni una sola persona me encontré hoy en el Picacho de Galipán, me bajé de la piedra, para dar inicio mi regreso, a un trote suave, iba admirando el paisaje, es hermoso correr en este camino, es un chinchorro el camino, tomé las bajadas, los camino planos, las subidas, bosque, subidas, para tomar la gran bajada, para volver a tomar el camino plano, una pequeñas subida, para enfrentar el largo camino plano, hasta que se llega a la entrada principal, aquí me encontré a un Guardia Nacional sentado en banco haciendo guardia, los saludé con mis buenos días, agradeciéndole por su custodia, bajé a la carretera para comenzar a subir, ya los negocios estaban llenos de visitantes, los saludé con mis buenos días, ahora me tocaría enfrentar las larga subida, fui recorriéndola poco a poco, pasé por un plano de la carretera, para luego enfrentar una larga subida, por aquí me alcanzó un corredor, que venía subiendo por la carretera desde Cotiza, me informó, terminamos de subir la larga subida, para bajar a la zona de los restaurantes, me despedí del corredor, me dijo que no quería bajar por la pica, ni por la carretera, para que no le dolieran las rodillas, que iba a pedir una cola, yo seguí bajando, hasta que volví a llegar a la Capilla de la Virgen de La Milagrosa, entré a su capilla, para despedirme de la Virgen, agradecerle por su Santa Bendición, ya se me había acabado la logística del agua, pensando en donde podría equiparme, comencé a subir por la carretera, pero no quería subir hasta el teleférico, porque ya estaba agotado, cuando de repente escucho en la orilla de la carretera el sonido de agua, pensé, será que una de las mangueras que llevan agua al pueblo, tiene algún vote de agua, dicho y hecho encontré una que estaba botando agua suficiente, para equipar mis potes de agua, ahora vendría lo bueno la bajada, tomé la pica que va hacia la Pica de los Pinabetes, comencé a bajar por el angosto camino que está muy limpio, pero cómo siempre hay un pero, vi una gran tala de árboles medianos más de 30, ya cortados en el piso, creo que lo van a utilizar para hacer una casa, me imagino que nadie ve esto, seguí descendiendo por el camino con mucha cautela, saltando árboles caídos, hasta que salí al camino principal la famosa Y de la Pica de Los Pinabetes, ahora a comenzar a bajar por la larga pica, con mucha precaución, pasé por el árbol caído, seguí descendiendo, ya el clima comenzó a cambiar, ya se estaba poniendo oscuro el bosque, por aquí venia subiendo una familia, me preguntaron la hora, saqué mi celular, eran las 11 de la mañana, así que los animé a seguir, la señora venia de ultima, le informé que le faltaba un cuarto de la pica, me agradeció por la información, venía muy cansada, seguí bajando por la pica, cuando estoy llegando al sector de Las Palmas, venían subiendo un grupo de excursionistas, la gran mayoría damas, muy bien equipadas con sus bastones de trackings, las saludé, animándolas, les comenté que el clima estaba cambiando, algo que llamó mi atención, que sólo un hombre formaba el grupo, seguí bajando, sabía que me faltaba muy poco, para llegar a la viejo tanque de agua, olvidado y deteriorado, es un indicativo que se está llegando a los previos de Los Venados, al terminar la bajada.


 Salí a la carretera, a la Famosa Pata de Gallina, tomé la pica que me llevaría a la Carretera, que va hacia los Venados, fui descendiendo, hasta que tomé la pica a mano izquierda, para ir hasta el Campo deportivo, me detuve un rato a equipar mis potes de aguas y lavarme las piernas, porque salí todo rasguñado por el monte, al llegar al campo deportivo, vi que habían varias carpas instaladas, disfrutado del fin de semana, bajé por las escaleras, pasé por la Cruz del Excursionistas, me detuve un rato para abrazarla, me persigné, para seguir descendiendo, llegué al puesto de gurda parque de Los Venados, pasé por la Casona, tomé la carretera de cemento, para ir descendiendo, por aquí vi a uno muchachos en la parada esperando el jeep, los saludé, todos fueron muy educados, me devolvieron el saludo, fui bajando por la carretera, vi que estaban subiendo familias, los saludaba, le decía que ya habían llegado, llegué a la Quebrada Anauco, ahora me tocaría enfrentar un larga carretera de tierra plana, hasta el Mirador Anauco, para descender hasta el puesto de Guarda Parque de Clavelitos, cuando pasé por el puesto de guarda parque, no vi a mi amigo Dugarte Jerez, seguí descendiendo por la carretera, llegué al Puesto de Guarda parque de Llano Grande, hasta que logré llegar a la autopista de la Cota mil, a eso de las 12 del mediodía, ya la lluvia se estaba anunciando, venia del este y del sur de la ciudad, menos mal que aún nos estaba abierta la cota mil, me dio chance de trotarla, hasta que llegué al final de la autopista, ya la lluvia me estaba cayendo, bajé por la avenida, pasé por el Tribunal Supremo de Justicia, por el Puente de Guanabano, cuando voy bajando, vi a un camión vendiendo mandarina, 2 kilos por 20.000,00 Bs. tenía punto de venta, compré dos kilos, bajé por toda la avenida Baralt, comiendo Mandarinas, hasta que llegué a la estación del metro de Capitolio, cómo tenía previsto ir a visitar a mi mamá en Catia, me monté en el tren rumbo a la estación de Pérez Bonaldes, el metro cómo siempre con sus retrasos, vi que en el ande tenían las banderas amarillas, que les indica a los operadores disminuir la velocidad, llegué a la Estación del Metro de Pérez Bonaldes, para ir a casa de mi hermana, donde llegué a contarle lo que les estoy narrando.

Mi hermana me invitó a comer la comida típica de los Sira Pérez, unas ricas caraotas aliñadas por las manos de mi mamá: Rosa Eudocia Pérez Perdigón, con queso, tajada y arroz, luego me di un buen baño, compartimos la tarde del domingo.

Así fue mi paseo dominguero por mi amado Cerro EL Ávila, me regalé cuatro horas de recorrido, no me pregunten cuantos kilómetros realicé hoy, pero a vuelos de pájaros, creo que es casi, un Maratón.

Por Hernán José Sira Pérez                                        












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