Entrenamiento Largo En Mi Amada Montaña “EL Cerro EL Ávila” Desde La Entrada De San Bernardino Gamboa, Hasta La Cruz Del Picacho De Galipán

Entrenamiento Largo En Mi Amada Montaña “EL Cerro EL Ávila” Desde La Entrada De San Bernardino Gamboa, Hasta La Cruz Del Picacho De Galipán
Hoy, sábado 21 de noviembre del 2020, me desperté muy temprano a las seis de la mañana, tenía en mente subir a mi amado Cerro EL Ávila, así que comencé a equipar mi bolso, le pedí a mi esposa que me hiciera dos arepas de Harina de Trigo, tipo Andina, me las rellenó, metí en mi bolso una naranja californiana, por supuesto mi navajita, para pelarla, hoy amaneció haciendo mucho frío, así que me puse una camisa y un franela, más mi mangas protectoras, mi nuevo tapa boca, que me hizo mi linda esposa, realicé mi bebida isotónica; Un litro y medio de agua, más el zumo de una naranja, tres cucharadas de azúcar, media cucharadita de sal, una cucharadita de bicarbonato, listo, la vertí en la vejiga del bolso, me despedí de mi linda esposa: Zaida Elizabeth Angulo Contreras, salí de mi casa a eso de las 7 de la mañana, bajé por el Callejón Lugo, al salir a la avenida San Martín, vi al Cerro El Ávila nublado, me monté en una camioneta que me llevó, hasta la estación del Metro de Bellas Artes, al llegar subí caminando, pasé por el Banco Provincial, pasé por debajo del elevado de la avenida Urdaneta, tomé el bulevar de San Bernardino, pasé por todo el frente del hospital del Niño, la Comandancia de la Marina, la Electricidad de Caracas, por el Hospital de Clínica Caracas, subí por San Bernardino, hasta llegar a boulevard de San Bernadino, pasé por el frente del hotel El Ávila, muchas personas que ya venían de regreso de su caminata, los saludaba con mis buenos días, al llegar al famoso kilómetro 0, la entrada de Gamboa, me encontré en el piso, una galleta energética: NATURE VALLEY Granola Bars, recordé mis tiempos de Scouts, cuando nos encontrábamos algo en el Cerro EL Ávila, cantábamos la siguiente canción : Si tú Me Lo Das, Porque Me Lo Quitas, me imagino que se le caería a algún excursionista, di inicio a mi entrenamiento, al pasar por debajo del puente de la Cota Mil, las rejas estaba semi abiertas, pasé, tomé el tiempo eran las 8 de la mañana, comencé mi ascenso por la carretera, muchos corredores ya venían bajando, al principio la carretera es muy inclinada, más el frío de la montaña, fui subiendo a un paso de trote suave, al llegar a la desviación del Corta Fuego, tomé la carretera que me conduciría al puesto de Guarda Parque de Papelón, por aquí me encontré a una corredora, venia del Corta Fuego, la saludé, tenía mucho tiempo sin subir al cerro, desde que se dio la cuarentena, venia subiendo con mi tapaboca puesto, el cual lo recomiendo ampliamente, lo estaba estrenando, me lo realizó mi esposa, le colocó unas válvulas para que salga el aire, me fue de mucha ayuda, porque primero: filtraba el aire frío de la montaña, luego el aire salía por estas válvulas, así que no me los quité en todo el recorrido, fui subiendo por la carretera, me encontré a un grupo numeroso de excursionistas subiendo, los saludé con mis buenos días, al rato llegué a la zona de la Cruz del Ávila, siempre tomo el atajo, para llegar a ella, cuando llegué a la cruz del Ávila, vi en los bancos varios potes de agua, y una pequeña biblia, me persigné realicé mis oraciones, tomé un poco de mi bebida isotónica, volví a tomar la carretera, hasta que llegué a la zona donde pasan los funiculares, escuché a personas hablando, vi que habían tres excursionistas desayunado en un kiosco, que está en esa zona, los saludé, ahora me tocaría enfrentar la subida fuerte, para llegar al puesto de Guarda Parque de Papelón, al llegar vi que había una persona en el chorro, equipando su pote de agua, lo saludé, pasé a la parte de atrás del puesto del guarda parque, a ver si estaba mi amigo: Miguel Zerpa, no habían nadie, tomé agua en el chorro de la Batea, me refresqué la cara y la cabeza, me despedí del joven. Ahora me tocaría enfrentar la famosa pica La Pared, a un paso rápido la fui ascendiendo, Gracias a Dios, la lluvia la tiene muy limpia, al rato llegué a las antenas de Los Mecedores, en solitario, disfrutando del sabroso clima, al pasar por las instalaciones, no vi a nadie, ahora me tocaría entrar al bosque, tomé otro sorbo de mi bebida energética, al entra se encuentra una bajada, y un pequeño plano, para dar inicio a la subidas en zigzags, al rato alcancé a otro excursionista, le pasé por un lado lo saludé, seguí mi ascenso, es maravillosa esta ruta, porque me la conozco cómo la palma de mi mano, pasé por lo pequeños monolitos de cemento, hasta que pasé por la intersección de la pica, ya sabía que vendría el chinchorro, el camino está limpio, en algunas zonas, ya el monte se está adueñando del camino, al llegar al famoso Chinchorro, me lo disfruté mucho, porque es una zona plana, para luego enfrentar una bajada, con mucha cautela, porque las hojas y las ramas están mojada por la lluvia, después viene un zona plana, que es muy corta para afrontar una fuerte subida, al llegar al pequeño mirador, me detuve un instante: A Cambiarle El Agua al Canario, aproveché de ver la hermoso vista de los Picos: El Oriental y El Occidental, y Lagunazo, y de la Ciudad de Caracas, despejado en su totalidad, volví a entrar al bosque, a un paso suave sin exigirme mucho, el camino es una alfombra de tantas hojas, venia tan concentrado en el camino, que en un instante escuché algo raro como un golpe, seguí subiendo por el camino, era la Bandera Nacional que al batirse con la fuerte brisa, hace ese ruido, ya sabía que me faltaba muy poco, pasé por el árbol grande, un plano del camino, hasta que salí a las caminerias de Hotel Humboldt, al salir, vi que habían tres excursionistas, los saludé, me monté en el muro, para admirar la hermosa vista, despejado los Picos, el Hotel Humboldt y la hermosa vista hacia la Guaira, y todo el pueblo de Galipán, vi el Picacho de Galipán despejado, se veían claramente las antenas y la Cruz, me despedí de los excursionistas, descendí por la caminerias, vi que ya tienen adornado todo por la Fiestas decembrinas, ya el personal de mantenimiento estaban limpiado, al pasar los saludaba con mis buenos días, al transitar por la estación del teleférico estaban los obreros cargando unos perfiles de aluminio, los saludé, bajé por la carretera, vi una larga fila de rústicos, esperando a los turistas del día, los saludé, comencé a bajar por la carretera, al llegar a la Fila del Ávila, justo al enfrente del puesto del Guarda Parque, me detuve un rato para ver la hermosa vista de la ciudad de Caracas, se aprecia solamente el centro y el oeste de la ciudad, por allá vi la zona donde vivo, se visualiza El Junquito, parte de la Guiara, Los Teques, aproveché la parada, para llamar a mi linda esposa para avisarle, que ya había realizado mi Cumbre, le dije que iría al Picacho de Galipán, me encanta esta ruta, porque es ideal para correr, bajé hasta a la entrada del Pueblo de Galipán, llegué a la redoma, donde está la capilla de la Virgen de la Milagrosa, caminé hasta su entrada, entré, me persigné, realicé mis oraciones y plegaria, le pedí por la salud de mi esposa, que está pasando una mala enfermedad en estos momentos, me retiré de la capilla, tomé la carretera, para pasar por los restaurantes, desde aquí hay una hermosa vista hacia la Guaira, de un lado de la carretera y del otro lado de la carretera hay una hermosa vista hacia Caracas, a esa hora pocos visitantes, subí por la carretera, por aquí me salió un perro grande, Un Lobo Siberiano, me ladró me arrimé al otro lado de la vía, ahora viene lo bueno la gran bajada, a un trote suave, logré llegar a la zona de los comercios, restaurantes, vi la caseta de policía, saludé a tres guardias nacionales, vi también las ventas típicas de pinos con arreglos de Navidad, bajé hasta la entrada del camino del Picacho de Galipán, aquí se encuentra otro de los Portales Mágico del Cerro El Ávila. Un Arco con rejas. Ahora a disfrutar de este hermoso camino, es ideal para entrenar y correr, porque tiene planos al principio, para enfrentar una fuerte subida hasta a la primera torre de electricidad, ahora vendría una bajadas, planos con mucho pantano, para enfrentar nuevamente algunas subidas hasta llegar a la segunda torre de electricidad, venia descendiendo a un trote rápido, por aquí hay varias picas, que bajan hacia el oeste de la ciudad, pasé por la tercera torre de electricidad, ahora vendría los que más me encanta lo plano de la ruta, a un trote suave, disfrutando de la hermosa vista del Pueblo de Galipán, vi al Hotel Humboldt, a la Bandera Nacional y el azul de mar de la Guaira, vi que iban subiendo dos personas, alcancé a unos de ellos, venia sudando la gota gorda por la subida, lo saludé, le comenté que esta es la subida mata caballo, porque hay muchas piedras sueltas, logré superar esta subida ahora vendría uno semi planos, vi que en la Piedra de Galipán, habían personas disfrutado, seguí de largo, hasta las antenas de telecomunicaciones, al llegar a la Cruz de Galipán, ya habían 4 jóvenes, los saludé, estaban subiendo a la cruz, me invitaron a subir, le dije: que tranquilo que ya iba de regreso, me monté en un techo de unas de las instalaciones, la vista panorámica estaba espectacular, se detallaba claramente el gran aeropuerto de Maiquetía, inmenso, disfruté un rato de la hermosa vista, lamentablemente, esta zona es roja para los excursionistas, lamenté no haberme llevado mi cámara fotográfica, será en otro ocasión que la suba, al rato llegaron los señores que pasé en el camino, eran trabajadores de las antenas de telecomunicaciones, me despedí de los 4 jóvenes, les aconsejé que tuvieran mucha cautela, que estuvieran preventivos, di inicio el regreso, me detuve un instante a disfrutar de la hermosa vista hacia la Guaira, llamé a mi linda esposa, para avisarle que ya había coronado el Picacho de Galipán, le informé que bajaría al Pueblo de Galipán, para ir a la casa de una amiga, la Señora: Ana Fiorianni, La Señora Ana de la Montaña, como le dicen cariñosamente, luego llamé a mi hermana: Rosa Elena Sira Pérez, para avisarle que estaba en Galipán, que iría a la casa de su amiga, se alegró mucho. Di inicio al descenso por el camino, me encontré a una dama en solitario, acompañada de su perro, la saludé, con mis buenos días, le dije: que ya venía de regreso, más tarde vi también a tres personas con sus perros paseando los saludé, esta vez no bajé por la carretera, preferí bajar por una pica, para evitar las piedras, me detuve un instante, vi que se estaba nublado los picos, ya no se veía, el Hotel, ni la Bandera Nacional, ahora vendría los bueno, lo plano del camino, por aquí vi a una familia, los saludé, ya mi bebida energética se me había acabado, no salía nada por la manguerita. Fui ascendiendo por el camino, hasta que llegué a lo plano, pasé las torres de electricidad, vi que venía un grupo de visitante con una cava en la mano, los saludé con mis buenos días, ahora me tocaría bajar la fuerte bajada, en zigzags con el freno puesto, con mucha cautela para no resbalarme, la tierra estaba muy floja, hasta que llegué a lo plano del camino, aquí vi a un jeep de la electricidad estacionado, ya sabía que estaba llegando al Portal Mágico, la entrada de la pica, al salir a la carretera, tomé la vía que conduce a la Guaira, fui descendiendo a un trote suave, al llegar a la Capilla de la Virgen de la Rosa Mística, me detuve un rato, para realizar mis plegarias, vi que tienen muchos cuadros del doctor José Gregorio Hernández, la foto del Papa Juan Pablo Segundo, aquí se encuentra una bifurcación, la famosa T, si bajas tomas la vía, para ir a la Guaira, si se sigue derecho, se va hacia el Pueblo de Galipán, cómo iba para la casa de mi amiga, tomé la carretera hacia el pueblo, después se encuentra otra T, si bajas también sales a la Guaira, y otra parte del Pueblo, bajé, hasta que llegué a la entrada de la casa de mi amiga, con confianza entré por el Portón, al llegar vi que no habían nadie, toqué la puerta, a ver si salía algún familiar de mi amiga, nada, la casa estaba sola, me senté en un banco de cemento, para descansar, aquí aproveché de desayunar, saqué de mi bolso las dos arepas de Harina de Trigo, que me hizo mi esposa, me las comí disfrutando de la hermosa vista del Picacho de Galipán, me decía a mí mismo, hasta allá llegué, la casa poseé esa hermosa vista, que se ve el mar azul intenso, saqué mi naranja californiana, la pelé con mi navajita, me la fui comiendo: gajo por gajo, realicé mis oraciones de agradecimiento, aproveché la visita, recogí unos limones de la mata, algunas ramitas de romero, que huele de un bueno, salí de la casa de mi amiga, ahora me tocaría subir toda la carretera del Pueblo de Galipán, fui ascendiendo poco a poco, pasé por las posadas, hasta que logré llegar a Boulevard de Galipán donde están los restaurantes y ventas de artesanía y flores, subí hasta la Capilla de la Virgen La Milagrosa, entré nuevamente para despedirme, agradecerle por su protección, le pedí que me echará su santa Bendición, me persigné, ya a esa hora ya estaban llegando los visitantes, que vi que venían caminado del Teleférico, ahora tendría que subir por la carretera, para tomar la pica que me llevaría a la Pica de Los Pinabetes, la bajé con mucho cuidado, porque mis zapatos, no tienen buen agarre, aparte estaba el piso muy resbaladizo, por la humedad y la lluvia, un sube y baja, hasta que llegué a la intersección con la Pica de Los Pinabetes la famosa Y, ahora vendría lo bueno, las fuertes bajadas, a un paso rápido, pero siempre alerta por si me resbalaba, me quedé sorprendido, porque picaron un árbol que tenía varios años que se cayó, abrieron el paso, ya no se tiene que saltar, seguí descendiendo, vi que limpiaron también otro árbol que se había caído, le pasaron la sierra, abrieron el camino, al rato llegué a la zona que se llama Las Palmas, desde que era un niño, cuando paso por este lugar, aplaudo y grito: LAS PALMAS, muchos recuerdos llegan a mi mente, cuando venía descendiendo por la Pica de Los Pinabetes, la conozco desde que era un niño, la he subido infinidades de veces, de día y de noche, al rato pasé por el viejo tanque de agua, abandonado destruido por el tiempo, ya sabía que lo que me faltaba era muy poco, para llegar a la salida de la pica, al llegar a la pica conocida por los excursionistas cómo La Pata de Gallina, porque allí se cruzan 4 vías, vi que estaban dos personas descansando y comiendo, los saludé, le deseé un buen provecho, tomé la pica, pero el monte está muy alto, casi que no hay camino, salí lleno de cadillo y semillas pegajosas, al terminar la pica, tomé la carretera que me llevaría hasta el Centro Recreativo Los Venados, en solitario, no me encontré a ninguna persona, pasé por la cancha de bolas, al llegar a Los Venados, pasé por La Casona, cerrada, no había agua en las pilas, otros no tenían chorro, me dirigí al Cafetín, cuando bajé, vi que estaba un grupo con muchos niños y adultos almorzando, los saludé con mis buenos días, le deseé un Buen Provecho a Todos, equipé mi vejiga de agua, me lavé la cara y la cabeza, me despedí del grupo, seguí descendiendo por las escaleras, vi que habían personas disfrutando del Centro Recreacional, jugando en las mesas, bajé por la pica, salí a la carretera, a un trote suave, fui descendiendo, a las personas que venían subiendo los saludaba, vi por el camino muchas hojas de jojotos tirados por la vía, al llegar a la Quebrada Anauco, vi que estaba bajando mucha agua, me dije; los pozos deben de estar bien buenos para bañarse, pasé por el puente de hierro, ahora viene la zona plana de la carretera, a un trote suave, disfrutando del sabroso clima, ya tenía a la ciudad de Caracas más cerca, al llegar al Mirador Anauco, me tuve que detener, porque realizaron una construcción nueva, hicieron un kiosco con una placa de cemento, subí por una escalera de troncos de madera, le quedó muy bonito el Mirador con una barandas, disfruté de la hermosa vista a la ciudad de Caracas, bajé nuevamente las escaleras, seguí descendiendo hasta que llegué al Puesto del Guarda Parque de Clavelitos, al pasar vi a mi amigo sentado en el porche de la casa, a mi amigo Merideño a: Dugarte Jerez, le dije; si hay café, entro a la casa, mi amigo se echó a reír, lo saludé, me senté y conversamos un buen rato, le pregunté qué sabia de Mérida, que cuando viajaba, me dijo: con esta situación económica, quien va a poder salir a viajar en diciembre, le comenté que había ido al Picacho de Galipán, con mucha cautela, por ser una zona roja, al rato me despedí de mi amigo, bajé por la carretera, pero a esa hora había mucho tráfico de los jeep, preferí bajar por la Pica de La Mona, que está muy tapada de monte, al rato logré salir de la pica de La Mona, al pasar por el puesto de vigilancia de Llano Grande, me despedí de los Guardias Nacionales, y de los Gurda Parques, algo curioso me pasó, le vi la cara a uno de los Guarda Parque, se me pareció mucho a mi amigo: Miguel Zerpa, me le quedé viendo, me regresé para hablar con él, le dije: que yo pensaba que era Miguel, el gurda Parque de Papelón, me dijo que él era su hermano: José Zerpa, su parecido es increíble, le informé que pasé por el puesto de Papelón, en la mañana, y no estaba, me dijo que bajó a un evento del INPARQUE, me despedí de él, seguí bajando hasta que llegué a la entrada de la Cota Mil, vi la hora en mi teléfono celular ya eran la una de la tarde, ósea que comencé a subir a las 8 de la mañana, me tarde 5 horas en realizar esta travesía, al llegar a la autopista la crucé, pasé por el campo deportivo de beisbol, vi que estaban jugando unas damas Kikinvol, seguí por los edificio, hasta llegar al final de la autopista, bajé por la avenida Baralt, llamé a mi esposa para avisarle que ya había salido de la montaña, pasé por el puente de Guanábano, me detuve un instante a ver el Cerro, ya estaba nubado, apenas pude detallar la cruz del Ávila, hasta que llegué a la estación del Metro de Capitolio, me dirigí a la parada de las camionetas, que está en la Plaza O'Leary, tomé la camioneta que me llevó hasta la estación del metro de Artigas, caminé hasta mi casa, subí por al Callejón Lugo, donde me estaba esperando mi esposa con mi almuerzo, comí, le conté a mi esposa lo bello que estuvo el paseo de hoy, luego subí a mi cuarto a descansar, luego me di un buen baño, aproveché descasar un buen rato. Así son mis fines de semanas por: Hernán José Sira Pérez

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