Vertical Nocturno, en el Pico el Ávila, año 2020
Vertical Nocturno, en el Pico el Ávila, año 2020
Ayer
19 de diciembre del 2020, se tenía prevista la competencia “La Carrera Vertical
Nocturna”, hasta la estación del Teleférico de Caracas, por San Bernardino, así
que quería aprovechar la ocasión de realizar este ascenso, el reto seria
subirlo de noche, en la ciudad de Caracas estaba lloviendo, a eso de la 3 de la
tarde, así que pensaba que estaría lloviendo en el cerro, ya en la mañana había
preparado mi bebida isotónica, metí la vejiga del bolso en el congelador, en mi
bolso llevaría mis dos linternas, por si acaso falla me fallaba una, mi guantes
para el frío, mi pito, mi teléfono celular, mis bastones de trackings, ya tenía
todo listo, comencé a vestirme, me coloque crema en mis pies “Cera de ovejo”,
un poco vaselina en mis tetillas, mis dos franelas, mis mangas protectoras, así
que a las cinco de la tarde me despedí de mi linda esposa; Zaida Elizabeth Angulo Contreras, al salir del Callejón Lugo, me
encontré a mi hija; Mariangel Sira,
me deseo una feliz carrera, tomé una camioneta, que me llevaría a la estación
del metro de Bellas Artes, al llegar, comencé a subir a San Bernardino, a un
paso rápido, vi al cerro El Ávila cerrado de nubes y comenzó a lloviznar, al
llegar al bulevar de San Bernardino, me extrañó, no ver a corredores, cuando
llegué a la entrada, ya la carrera había salido, ya estaban recogiendo el arco
de salida, saludé al personal técnico, quienes me animaron a subir, así que
comencé, mi carrera en solitario a las 6 de la tarde, mientras iba subiendo ya
muchos excursionistas venían bajando, no me dio chance de sacar mi linterna,
pero a esa hora aún había claridad, a un paso rápido fui ascendiendo por la
carretera, muchos corredores, asombrado por el cambio de la hora de la salida
de la carrera, más de uno llegamos tarde, así que nuestro paso era más rápido,
al llegar al cruce del corta fuego, estaba un punto de control de la carrera,
vi a los bomberos y Guarda Parques, y a al personal técnico de la empresa
Retos.info.com, saludé a mi amigo: Anthony
y a mi amiga Blanca, cómo siempre me saludaron con mucho cariño y afecto, por la
ruta vi que había colocado unos carteles que indicaban los kilómetros que
habíamos subido, en total seria 6,5 kilómetros.
Así que seguí la ruta por la
carretera tierra, disfrutando ya de lo oscuro de la zona, en solitario, a un
paso exigido, fui ascendiendo, por el camino comencé a pasar competidores,
animé a una dama de una contextura alta, con un vamos vamos, que ya viene un
plano de la carretera, al rato pasé a un
señor con su hijo, los saludé: Buenas tardes compañeros, ya llegando a la cruz
del Ávila, pasé a varios corredores, los animaba, ya la luz de la Cruz del
Ávila, me anunciaba que estaba llegando, alcé mi mirada para verla, le pasé por
un lado, más tarde caminé por un lado de unas instalaciones en la carretera, vi
a un Guarda Parque sentado, los saludé, le dije; que estaba muy callado, ya
estaba oscuro, pero no quería hacer ninguna parada, así que pasé por la zona donde
pasan los funiculares del teleférico, todo oscuro, levanté la mirada, no se
veía el Hotel Humboldt, ni las instalaciones del Teleférico de Caracas, estaba
nublado, subí por la carretera que va hacia el puesto de Guarda Parque de
Papelón, seguí pasando a competidores, al llegar al puesto, vi a muchas
personas dando la logística de hidratación, al pasar me obsequiaron un vaso de
agua, nos animaron a enfrentar la pica conocida cómo la Pared, me enjugué la
boca, ya que el agua estaba muy fría, apenas tomé algún sorbo, como me dieron
un vaso de plástico, me lo metí en el bolsillo de mi short, para no botarlo en
el piso, por aquí venían subiendo muchos competidores, creo haber escuchado la
voz de un amiga de montaña, pero le estaban echando broma a un profesor, que
venía subiendo en ese instante, subiendo a paso fuerte, ayudándome con mis
bastones de trackings, pasaba a competidores, los saludaba y los animaba a
seguir, levantaba mi mirada y veía las linternas de los otros corredores, al
llegar a las Antenas de Los Mecedores, había iluminación, por aquí vi que
venían subiendo tres damas, sabía que vendría la zona boscosa, así que me
detuve un instante a sacar mi linterna de mi bolso, me la coloqué, un
trabajador de la antena, me animó, me despedí, al llegar a la entrada del bosque,
había un personal técnico de la carrera, quien animaba a todos los
competidores, lo saludé, a correr ahora porque había llegado al primer
chinchorro, lo asombroso es que esta zona esta iluminada por las luces que
tiene la antena, con unos bombillo rojos, amarillos y blancos, ahora a comenzar
a ascender por las picas en zigzags, me encontré a mucho corredores en esta
zona, los pasaba y les animaba, es maravillo el clima para correr en la noche, imagínese
lo oscuro que es el bosque, que se ve la espesa neblina, gracias a Dios, que
uno se conoce muy bien el camino, en solitario fui subiendo, animaba a los
otros competidores, que aprovecharan los plano del camino para correrlo, pasé
por la intersección de la pica, ya sabía que vendría el segundo chinchorro, así
que aceleré mi paso, al llegar al hermoso chinchorro, una hermosa loma, de un
bosque de árboles, que deja la pista muy suave, por la cantidad de hojas en el
camino, oscuro muy oscuro, apenas mi linterna me daba la luz necesaria para ver el camino, en alguna zona colocaron
aviso luminoso, para guiar a los corredores, y los letreros del kilometraje,
así que me disfruté ese tramo del camino, luego bajé, con mucha cautela porque
hay raíces y alguno tronco de árboles caídos, después se llega a un plano, para
enfrentar una subida fuerte, por aquí no vi a ningún corredor, así que a darle
fuerte, quiero recomendarles lo importante que son los bastones, son de mucha
ayuda para estas competencias, te ayuda a impulsarte, con sus puntas se hunden en
la tierra, te dan el equilibrio y el agarré necesario para ir ascendiendo,
llegué al semi plano de esta zona, para pasar por el pequeño mirador, volteé mi
mirada, todo nublado, no se veía la ciudad de Caracas, así que entré nuevamente
al bosque, veía muchas linternas adelante de mí, a un paso exigido fui pasando
a otras personas, los animaba, cuando los pasaba, con mucha cautela, al rato
llegué a la zona de los arboles grandes, se formó un trencito de personas
subiendo, no había chance de pasar a los otros corredores, al llegar al último
plano del camino, había un personal técnico, dándonos la recomendaciones, que
ya estábamos llegando, que teníamos que colocarnos el tapaboca al salir del
bosque, ya se escuchaba a las personas animando a los corredores, por aquí pasé
a dos corredores, cuando íbamos saliendo escuché voces animándonos, reconocí la
voz de mi amigo: Jhoandrys López, nos orientaron para saltar el muro, y tomar el
bulevar del Hotel Humboldt, le pasé por un lado, comenzamos a bajar corriendo,
para ir hasta la meta, que sería en las instalaciones del Teleférico de
Caracas, él publico nos aplaudía, nos animaban a seguir, todo iluminado, y
adornado con bellos arbolitos de navidad, muchos visitantes a esa hora, animaba
a los corredores a rematar, al llegar a la meta de LLEGADA, estaba subiendo
unos jeep hacia al Hotel Humboldt, ósea que tuve que pasar por un lado en la
meta de LLEGADA, ya muchos competidores disfrutando y compartiendo la alegría,
al llegar saludé a muchos de mis amigos de montaña, me tardé una hora y 17
minutos en subir, ya era las 7:20 p.m., cuando llamé a mi linda esposa: Zaida Elizabeth Angulo Contreras, para
avisarle que ya había llegado al Teleférico de Caracas, me felicitó por mi
logro, tomé un poco de mi bebida energética, caminé un rato por los
alrededores, mucha gente, los baños llenos de corredores, una larga fila para
bajar en el teleférico, me tomé algunas fotos para dejar constancia en la meta
de LLEGADA y en las instalaciones del Teleférico de Caracas, fecha-hora
19/12/2020 7:30 p.m., según la hora de mi teléfono, para evitar que se me
enfriara mi cuerpo, volví a subir al Hotel Humboldt, busqué una papelera para
botar el vaso plástico, que tenía metido en el bolsillo de mi short, llegué a
la salida de la pica, aquí saludé a mis amigos corredores de montaña a: Jhoandris López y a Beiker Martínez, conversamos un rato,
vi la hermosa vista panorámica de la Ciudad de Caracas, ya se había despejado
en su totalidad, la luna en su cuarto creciente, con su sonrisa y las estrellas
se veían hermosas, la vista a la Guaira despejada, me despedí de mis amigos,
les dije que iba a bajar, mi amigo me preguntó que si tenía linterna, le respondí
que sí, comencé a descender, no quería perderme la oportunidad de bajar por la
pica de noche, ya tenía mucho tiempo sin bajar a oscura por esta zona, por el
camino le daba paso a los que venían subiendo, los animaba a que siguieran, que
ya estaban llegando, se quedaban asombrados cuando les decía que ya había
llegado a la meta y que iba bajando, Usted
es un Duro me dijo una dama, muchos luces veía que venían subiendo, era un
indicativo para darles paso, a un trote suave disfrutando el paseo nocturno, ayudándome
con mis bastones, llegué nuevamente al pequeño mirado del camino, se veía la
ciudad de Caracas, con algunas nubes, así que seguí descendiendo, por el camino
que tiene mucho monte, por aquí vi a otros corredores subiendo, los animaba, a
que le dieran fuerte que vendría la última etapa de la competencia, por esta
zona me encontré a un compañero de carrera un señor Master D, lo felicité por
su constancia y dedicación, le dije; Otra carrera más juntos, ahora me tocaría enfrentar
la fuerte bajada, a un paso rápido, pero con mucha cautela y apoyándome siempre
con mis bastones, al fondo veía las linterna de muchas personas subiendo, a
muchos vi que no eran corredores, sino que aprovecharon la logística de la
carrera para subir también, ahora me tocaría enfrentar nuevamente mi zona
favorita mi chinchorro, por aquí me encontré nuevamente a mis amigos de
montañas corredores a: Anthony y a
Blanca, ya venían cerrando la carrera, recogiendo los letreros, mi amigo mi
saludo vamos máster, me despedí de mis amigos, y de los bomberos que iban
subiendo.
Subí la pequeña cuesta, para correr
mi pista favorita, oscuridad total, aproveché lo plano de la zona para
correrla, por aquí me pasaron otros grupo de bomberos, les agradecí por
habernos cuidado, al finalizar el chinchorro, vendría las bajadas en zigzags,
en pleno bosque con mucho frío, y una neblina que se colaba por dentro del
bosque, seguía viendo muchas luces de linternas en el camino, cuando me
encontraba a las personas, me detenía a saludarlas, me preguntaba que cuando
les faltaba, le decía que como media hora de camino, les animaba que todo arriba
estaba bien bonito y muy animado con mucho público, me despedía del grupo,
seguí descendiendo, con mucha cautela, en los plano del camino aprovechaba para
correrlo, en las fuerte bajadas lo bajaba con mucha cautela, al rato al salir
de unas de las curva, vi que el camino estaba muy alumbrado, cuando alcé mi
mirada, vi a la Antenas de Mecedores, con sus potentes bombillos, rojos
amarillos y blanco, que me alumbraron el segundo chinchorro, así que aproveché
para correr en lo plano y subir hasta las instalaciones de las Antenas de Los
Mecedores, en solitario, ya no vi más a ningún corredor, ya estaba justo en la
mitad del camino, comencé a descender por la carretera, hasta que llegué a la
famosa pica La Pared, con mucha cautela, la fui descendiendo a trote suave, al
rato llegué a uno de los Portales Mágico del Cerro el Ávila, la vieja rejas,
cuando pasé por el puesto de guarda parque, oscuro y en solitario, al comenzar
a descender por la carretera, venia orando el Salmo 23, me tuve que detener un
rato en esta zona, porque las estrellas y las constelaciones se veían hermosas,
la de Orión y la luna acompañándome, alumbrándome el camino, al pasar por la
zona del cruce de los funiculares del teleférico de Caracas, vi al Hotel el
Humboldt, y las instalaciones del teleférico con muchas luces
intermitentes, vi pasar a vario
funiculares oscuros, saludé a los que venían bajando con mis: BUENAS NOCHES,
seguí bajando por la carretera, hasta que llegué a la Cruz del Ávila, cuando
llegué a su pie, la zona estaba muy iluminada por la cantidad de luces, me
detuve un rato para realizar mi oraciones de agradecimiento, aproveché de
disfrutar de la hermosa vista panorámica, me persigné tres veces, volví a tomar
la carretera para comenzar a descender a un trote suave, fui descendiendo por
la carretera de cemento, pasé por uno de los plano de la ruta, acompañado de la
luna y de la claridad de la luz de la ciudad de Caracas, ahora venía la
carretera de tierra, disfrutando de la hermosa vista, a veces se me cruzaba las
luciérnagas, y espantaba a los pájaros, ahora a bajar por la carretera curva
tras curva, fui bajando, hasta que llegué nuevamente a la carretera de tierra,
un plano de la vía, para comenzar a descender nuevamente por la carretera de
cemento, muy inclinada, por el camino me encontré a dos excursionistas, una
pareja, los vi que iban subiendo con su morrales, los saludé les deseé una
feliz noche y una Feliz Navidad, ya sabía que estaba llegando al puesto de guarda
parque de San Bernardino, le pasé por un lado a la batea de un camión, que se
quedó allí para siempre allá arriba, al rato llegué a la carretera de tierra,
muy oscuro esta zona, a un trote suave la recorrí hasta que llegué a la
intersección del cruce del Corta Fuego, ya sabía que lo que me faltaba eran un kilómetro
doscientos metros, en solitario ya a esa hora, iba viendo en el piso el
kilometraje, que me faltaba por recorrer, 500, 400, 300, 200, 100, hasta que
llegué al puente de la autopista de la Cota mil, muy sola, las rejas estaban
abiertas, llegué al famoso kilómetro 0,
me persigné agradeciéndole a Él Dios Padre, por otorgarme su bendición, por
haberme asignado a su Arcángel San Rafael, por ser mi guía y mi acompañante
siempre, comencé a bajar por el bulevar de San Bernardino, pasé por el Hotel
El Ávila, por aquí se me cayó mi linterna, cuando me iba a quitar la gorra, se
le salieron todas las pilas, me tuve que agachar y buscar las pilas que rodaron
por el piso, hay una canción que se quedó grabada en mi mente desde mis tiempos
de scouts, era un grito de guerra que hacíamos cuando nos encontrábamos algo en
el cerro, “Si Tú Me Los Das, Porqué me lo Quitas”, al chequear mis bastones, me
di cuenta que había perdido uno de sus protectores y perdí una de mis pulseras
de la Federación Venezolana de Atletismo, así que el Cerro me quitó algo esta
vez.
Seguí
bajando por el boulevard lo bueno es, que colocaron una caseta policial en esta
zona, ahora a bajar por San Bernardino, porque a esa hora no hay transporte
público, pasé por el Hospital de Clínica de Caracas, luego por la comandancia
de la Armada, al llegar al bulevar, que esta frente del hospital del Niños,
hay dos casetas policiales, está muy bonitas las instalaciones alumbrado en todos
los arboles con luces de navidad, al llegar al final de boulevard, cruce la
avenida pasé por abajo del elevado de la avenida Urdaneta, seguí bajando pasé
por el banco Provincial, hasta llegar a la estación del metro de Bellas Artes,
ya eran las 9 de la noche, en la parada de las camionetas no había ni una,
solamente taxi y moto taxi, así que tuve que activar el plan B, bajar hasta la
estación del metro de Parque Central, crucé la gran Avenida Bolívar, con mucha
cautela, porque los conductores a esa hora, no respetan los semáforos, me
detuve un instante en la isla de la autopista, para admirar sus luces y
adornos, luego bajé a Parque Central, llegué a la entrada de la estación del
metro, al bajar por la escaleras, entré, vi a muchas personas sentadas en la
escalera, pensé si están sentadas allí, es porque tiene tiempo sin pasar un
tren, al bajar al andén había un tren en sentido a la Zona Retal, me senté también en las
escalera, para descasar un rato y hacerle ejercicios a mis pies, vi que estaba
llegando un tren por las luces reflejadas, bajé al andén, sabía que la estación
del metro de Artigas no estaba trabajando, así que me ubiqué en los primeros
vagones, que es por donde están las salida de la estación del metro de la Paz,
ya era las 9 y media de la noche, las personas en el metro se me quedaban
viendo, como si fuera un astronauta, por mi pinta, al llegar a la estación del
metro de la Paz, subí por la escaleras, tuve que caminar por la avenida la Paz,
hasta la avenida San Martín, vi a la Cruz del Ávila, iluminada pero con mucha
nubes, al llegar a Bloque DeArmas, ya había una larga fila de carros para echar
gasolina, llegué a la entrada del Callejón Lugo, abrí la puerta Principal, subí
hasta llegar a mi casa, donde me estaba esperando mi linda esposa: Zaida Elizabeth Angulo Contreras, me le
presenté en el cuarto todo sudado, bajé al baño a darme un buen baño de agua
fría, mi cuñada: Eliana Angulo Contreras,
nos había enviado varias hallacas que
hicieron hoy, para que las probáramos, la puse a calentar mientras me duchaba,
al salir del baño, subí al cuarto a vestirme, luego bajé a la cocina, me serví
la hallaca, con una arepa tipo Andina de trigo, calenté el café, me senté a
comer dándole gracias a Dios, recé mi oración de Scouts, “Unos Tienen Y No Pueden, Otros Pueden Y No Tienen, Nosotros Que Tenemos
Y Que Podemos Le Damos Gracias Al Señor” al probar el primer bocado de la
hallaca de mi Cuñada: Eliana Angulo
Contreras, era un explosión de sabor en mi boca, le quedaron muy sabrosa,
con un guiso bien sazonado, no sé si era el hambre que tenía, pero me supo a
Gloria, lo único malo es que son tipo Gourmet, mi esposa me decía que les había
quedado muy sabrosas.
Estando en la cocina llegó mi hija: Mariangel Sira, me preguntó cómo me
había ido en la carrera, le comenté que bien, muy sabroso, ella pensaba que yo había
bajado en teleférico, le dije que no, que había bajado a pie, me Felicitó,
asombrada, le comenté: que esto no me lo iba a perder, tener la ocasión de
subir y bajar en la noche, tenía muchos años sin estar en la noche en mi amado
Cerro.
Subimos al cuarto, para ver un rato
la televisión, así fue mi regalo de Navidad, un ida y vuelta al Teleférico de
Caracas, en menos de dos horas y media, le comentaba a mi esposa que esto me
serviría para mis entrenamientos, nos acotamos a dormir a eso de las 12 de la
noche, a dormir y descansar.
Por:
Hernán José Sira Pérez
Comentarios